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Estados Unidos ha presionado a Turquía, aliado de la OTAN, durante semanas para que haga más

Erdoğán y Barzani marean a la prensa con Kobani

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Los peshmerga iraquíes kurdos han atravesado ya Turquía y van camino de Kobani, el cantón kurdo sirio asediado ahora mismo por el Estado Islámico. The New York Times informa, por ejemplo, que "Líderes kurdos sirios de Kobani dicen que pequeños grupos de guerrilleros no bastan por el momento para invertir la situación", pero dieron a Turquía el beneficio de la duda, continuando:

Estados Unidos ha presionado a Turquía, aliado de la OTAN, durante semanas para que haga más. Pero Turquía se ha esmerado solicitando la intervención americana para deponer al presidente sirio Bashar al-Assad, y tiene importantes reservas a la hora de ayudar a las minorías kurdas de Siria e Irak, alineadas con sus propias poblaciones kurdas descontentas. Los grupos que combaten por el municipio de Kobani entienden la política tras la reciente decisión turca de ayudarles a repeler al Estado Islámico. Los analistas apuntan que fue relevante que Turquía se haya tranquilizado.

Tales titulares malinterpretan la dinámica kurda o revierten en interés del presidente Erdoğán. Cuando Erdoğán mira a Siria, el enemigo número uno a batir es Assad, el número dos son los kurdos sirios y el Estado Islámico ocupa un distante tercer puesto. Durante los últimos meses, Erdoğán esperaba que el Estado Islámico le hiciera el trabajo sucio con los kurdos sirios y les asestara una derrota fatal. Sin embargo, pasaron dos cosas: las Unidades Populares de los peshmerga kurdos sirios no se rindieron y hasta podrían haber dado un vuelco a la situación, y Estados Unidos decidió en la práctica saltarse su prohibición a trabajar con las Unidades y las habría abastecido, armando en la práctica por primera vez al Partido Obrero del Kurdistán. Erdoğán jugó sus bazas, y Estados Unidos - por fin - vio el farol. Al permitir que los kurdos crucen su frontera - aun siendo un gesto simbólico - la meta de Erdoğán no es tanto ver una victoria de los kurdos como impedir que Estados Unidos vuelva a colaborar directamente con el Partido Obrero.

Erdoğán no es el único hostil a los kurdos sirios. El presidente del Kurdistán iraquí Masud Barzani también lo es. Barzani se deshace en elogios al nacionalismo kurdo, pero los antecedentes pesan. Barzani persigue ante todo su poder personal. Está totalmente a favor del nacionalismo kurdo siempre que sea él quien mande. Sin embargo, preferiría ver derrumbarse la empresa kurda antes que verse relevado por un rival. En 1996, por ejemplo, arriesgó todo lo que los kurdos habían logrado invitando a Erbil a la Guardia Republicana del Presidente iraquí Saddam Hussein para que apoyara su enfrentamiento con el líder kurdo rival Jalal Talabani. Preste atención, apenas ocho años después de que el régimen de Sadam utilizara arsenales químicos contra los kurdos.

Barzani considera ya a los kurdos sirios un rival político, teniendo en cuenta que se decantan más por el líder del Partido Obrero Abdalaj Öcalan que por él. Estando en el Kurdistán sirio a principios de este año, Barzani bloqueó activamente la ayuda humanitaria requerida por sus homólogos kurdos sirios. Había almacenado y distraído toneladas de medicinas literalmente, donadas a los kurdos sirios. El salvamento de los yezidíes de Sinyar por parte de las Unidades Populares - después de que los propios peshmerga de Barzani hubieran huido - no hizo sino destacar la relevancia de las Unidades Populares a los ojos kurdos todavía más. Hablando en plata, si el Estado Islámico logra cortar las alas a las Unidades Populares, Barzani no derramaría una lágrima.

Lo que sucede ahora con el envío de un contingente simbólico a Kobani de peshmerga kurdos es simplemente el plan de contingencia de Erdoğán y Barzani. Para las Unidades no es ninguna diferencia, y su defensa de Kobani no ha hecho sino acrecentar su fama. Añadir a los peshmerga iraquíes a la mezcla no va a cambiar el sentido del combate, pero permitirá que Erdoğán y Barzani reivindiquen la victoria de los kurdos sirios si las Unidades logran la hazaña. Básicamente, Erdoğán y Barzani esperan beneficiarse de las Unidades Populares y compartir su gloria.

Estados Unidos puede querer derrotar al Estado Islámico, pero no debemos olvidarnos: El Estado Islámico no habría llegado hasta aquí de no haber sido por la complicidad de Turquía y del propio Erdoğán, más en concreto. Cuando los legisladores estadounidenses miren a Kobani, sería un error fatal dar por sentado que el resto de la región comparte nuestro programa. Eso no significa que no podamos tener aliados de conveniencia, pero no los pintemos de algo que no son.

Erdoğán y Barzani marean a la prensa con Kobani

Estados Unidos ha presionado a Turquía, aliado de la OTAN, durante semanas para que haga más
Michael Rubin
jueves, 6 de noviembre de 2014, 08:20 h (CET)
Los peshmerga iraquíes kurdos han atravesado ya Turquía y van camino de Kobani, el cantón kurdo sirio asediado ahora mismo por el Estado Islámico. The New York Times informa, por ejemplo, que "Líderes kurdos sirios de Kobani dicen que pequeños grupos de guerrilleros no bastan por el momento para invertir la situación", pero dieron a Turquía el beneficio de la duda, continuando:

Estados Unidos ha presionado a Turquía, aliado de la OTAN, durante semanas para que haga más. Pero Turquía se ha esmerado solicitando la intervención americana para deponer al presidente sirio Bashar al-Assad, y tiene importantes reservas a la hora de ayudar a las minorías kurdas de Siria e Irak, alineadas con sus propias poblaciones kurdas descontentas. Los grupos que combaten por el municipio de Kobani entienden la política tras la reciente decisión turca de ayudarles a repeler al Estado Islámico. Los analistas apuntan que fue relevante que Turquía se haya tranquilizado.

Tales titulares malinterpretan la dinámica kurda o revierten en interés del presidente Erdoğán. Cuando Erdoğán mira a Siria, el enemigo número uno a batir es Assad, el número dos son los kurdos sirios y el Estado Islámico ocupa un distante tercer puesto. Durante los últimos meses, Erdoğán esperaba que el Estado Islámico le hiciera el trabajo sucio con los kurdos sirios y les asestara una derrota fatal. Sin embargo, pasaron dos cosas: las Unidades Populares de los peshmerga kurdos sirios no se rindieron y hasta podrían haber dado un vuelco a la situación, y Estados Unidos decidió en la práctica saltarse su prohibición a trabajar con las Unidades y las habría abastecido, armando en la práctica por primera vez al Partido Obrero del Kurdistán. Erdoğán jugó sus bazas, y Estados Unidos - por fin - vio el farol. Al permitir que los kurdos crucen su frontera - aun siendo un gesto simbólico - la meta de Erdoğán no es tanto ver una victoria de los kurdos como impedir que Estados Unidos vuelva a colaborar directamente con el Partido Obrero.

Erdoğán no es el único hostil a los kurdos sirios. El presidente del Kurdistán iraquí Masud Barzani también lo es. Barzani se deshace en elogios al nacionalismo kurdo, pero los antecedentes pesan. Barzani persigue ante todo su poder personal. Está totalmente a favor del nacionalismo kurdo siempre que sea él quien mande. Sin embargo, preferiría ver derrumbarse la empresa kurda antes que verse relevado por un rival. En 1996, por ejemplo, arriesgó todo lo que los kurdos habían logrado invitando a Erbil a la Guardia Republicana del Presidente iraquí Saddam Hussein para que apoyara su enfrentamiento con el líder kurdo rival Jalal Talabani. Preste atención, apenas ocho años después de que el régimen de Sadam utilizara arsenales químicos contra los kurdos.

Barzani considera ya a los kurdos sirios un rival político, teniendo en cuenta que se decantan más por el líder del Partido Obrero Abdalaj Öcalan que por él. Estando en el Kurdistán sirio a principios de este año, Barzani bloqueó activamente la ayuda humanitaria requerida por sus homólogos kurdos sirios. Había almacenado y distraído toneladas de medicinas literalmente, donadas a los kurdos sirios. El salvamento de los yezidíes de Sinyar por parte de las Unidades Populares - después de que los propios peshmerga de Barzani hubieran huido - no hizo sino destacar la relevancia de las Unidades Populares a los ojos kurdos todavía más. Hablando en plata, si el Estado Islámico logra cortar las alas a las Unidades Populares, Barzani no derramaría una lágrima.

Lo que sucede ahora con el envío de un contingente simbólico a Kobani de peshmerga kurdos es simplemente el plan de contingencia de Erdoğán y Barzani. Para las Unidades no es ninguna diferencia, y su defensa de Kobani no ha hecho sino acrecentar su fama. Añadir a los peshmerga iraquíes a la mezcla no va a cambiar el sentido del combate, pero permitirá que Erdoğán y Barzani reivindiquen la victoria de los kurdos sirios si las Unidades logran la hazaña. Básicamente, Erdoğán y Barzani esperan beneficiarse de las Unidades Populares y compartir su gloria.

Estados Unidos puede querer derrotar al Estado Islámico, pero no debemos olvidarnos: El Estado Islámico no habría llegado hasta aquí de no haber sido por la complicidad de Turquía y del propio Erdoğán, más en concreto. Cuando los legisladores estadounidenses miren a Kobani, sería un error fatal dar por sentado que el resto de la región comparte nuestro programa. Eso no significa que no podamos tener aliados de conveniencia, pero no los pintemos de algo que no son.

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