Nuestra vida está llena de preocupaciones, de miedos que nos ponen freno a nuestro desarrollo y crecimiento personal, sin querer, limitamos nuestros disfrutes, los limitamos, o nos negamos a experimentar las experiencias óptimas de la realización de una tarea. Todo viene marcado por nuestra capacidad de centrarnos en la tarea, a veces no conseguimos abstraernos y lo que emprendemos en muchas situaciones no lo saboreamos ya que no conseguimos disfrutar, ni experimentar dichas tareas como potenciadoras de bienestar, generadoras en definitiva de felicidad.
Mihalyi Csikszentmihalyi, en su obra Fluir, nos habla de esas experiencias que vivenciamos con todos nuestros sentidos, plantea la experiencia del disfrute a través de la vivencia de las experiencias óptimas, en esencia nos brinda la posibilidad de disfrutar con lo que hacemos, ya que nuestra fuerza psíquica fluye sin esfuerzos, pues las preocupaciones no nos influyen, no me pregunto, ni me cuestiono si soy capaz de hacer esto o aquello, pues me siento autor de todo lo que emprendo. La experiencia de flow en sí misma, viene determinada por aquellas tareas donde todos nuestros sentidos se ponen en post de un objetivo claro, la tarea. Por lo tanto, nos sentimos hábiles en el desempeño, lo que no me produce apatía ni aburrimiento pues me permite estar atento a ella en todo momento.
Por lo tanto, la meta es conseguir una armonía vital, que nos permita disfrutar con lo que hacemos, donde la atención puede emplearse libremente para lograr las metas propuestas, ya que no existen problemas, ni amenazas de las que defenderse, a esta experiencia se le conoce como el estado de flujo. Tenemos la sensación de experimentar bienestar, potenciando en nosotros los pensamientos positivos que nos fortalecen a través del disfrute, ya que no existen barreras que lo frenen.
Pero, ¿Cómo podemos fluir y experimentar el disfrute?
Fluir es un movimiento hacia adelante, caracterizado por un sentimiento de novedad, donde ponemos a prueba nuestra capacidad y nuestros sentidos a la hora de realizar una determinada tarea, con la que me tengo que identificar y sentirme capaz de poder realizar, ya que convino acción y conciencia, es decir, ya que la tarea absorbe nuestra conciencia. Normalmente cuando comenzamos a realizar estas actividades no las vivimos como placenteras, ni siquiera nos lo planteamos, simplemente fluimos con la tarea, pero a posteriori, valoramos esos momentos como positivos y enriquecedores, a esa sensación la llamamos disfrute.
Asumir en nuestra vida las experiencias óptimas es entender el cambio como parte activa en nuestras vidas, ya que si no lo hacemos, nos centraremos más en el problema que en nuestros objetivos. Cuando algo no sale como esperábamos solemos entrar en desesperación, y esta respuesta no es sana, si tenemos en cuenta que muy pocas veces las cosas se dan como las pensamos. Si aprendemos a fluir, seremos capaces de encontrar las oportunidades allí donde se producen los cambios. El resultado es una vida sin angustias y con la mente abierta a encontrar nuevos caminos. Ahora solo falta que incorpores a tu vida las experiencias óptimas.
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