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Aunque a Pablo Iglesias comienzan a brotarle algunos problemas por lo que llaman su “derechización”, brotes que le llegan de Izquierda Anticapitalista y del procastrista Willy Toledo, el PSOE en IU saben que para conseguir un subidón de votos en las próximas municipales tienen que contar con el apoyo del famoso “coleta”, apodo que no digo en plan peyorativo porque quien suscribe estas líneas posee una, pero de ridículas dimensiones.
Creo, tal vez sea una posible equivocación, que el Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez, está iniciando un desvío hacia la demagogia, arma política, para que “Podemos” no se quede con la exclusiva de dicho armamento, y podría ocurrir que se equivocase por ello.
Si entendemos por demagogia que es ir pregonando lo que la ciudadanía desea escuchar, aunque sea imposible su realización, podríamos inferir que está iniciando un camino equivocado.
Realmente, la función de la filosofía se desarrolla, como un saber crítico de segundo grado, que analiza los contenidos de las diversas ciencias. Es un saber que se interesa por toda la realidad y el presente. Ya en vida de su creador Gustavo Bueno, su materialismo demostró una potencia explicativa extraordinaria, superior a la de otras corrientes o sistemas filosóficos.
Hay cosas cómicas que hay que tomar muy en serio. Son gansadas que retratan nuestro mundo. Representan el ombliguismo que nos rodea. El término es magistral: define aquello que cree está en el centro del cuerpo (del universo), sin reparar que su función se volvió inútil hace ya tiempo.
Hace unos días recibí de la editorial Anagrama el libro de Roberto Saviano titulado Los valientes están solos. Libro apasionante que he comenzado a devorar por la forma directa de contar una historia de coraje e integridad que terminó con los restos del juez Falcone volando por los aires a consecuencia del atentado perpetrado por la Cosa Nostra, al mando de ese tipo con cara de paleto bobo, Salvatore Totò Riina.
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