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Etiquetas | FC Barcelona | Nápoles | Champions
El Nápoles, un muro defensivo que sacó petróleo de sus pocas ocasiones, lleva su plan casi a la excelencia

El Barça respira gracias a un único disparo de Griezmann

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El FC Barcelona ha empatado este martes ante el Nápoles (1-1) en el Stadio San Paolo, en la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones, y se lleva un buen resultado para la vuelta en el Camp Nou en una noche donde lo mejor fue sin duda ese gol marcado por Antoine Griezmann en el único disparo a puerta de los blaugranas.

Ni una sola vez disparó a puerta el FC Barcelona en la primera parte, que dominó el balón pero de forma intrascendente. Y una vez lo hizo en la segunda, y marcó. Sin apenas pases al hueco ni hacia adelante, con un juego plano y horizontal, estrellándose ante la poblada defensa napolitana y sin desmarques ni verticalidad alguna. Ni Messi estuvo inspirado ni Griezmann ni Vidal supieron leerle sus intenciones.

El argentino fue, eso sí, el único en intentar dar chispa al juego de un Barça que se pareció demasiado al que terminó por poner fin a la era de Ernesto Valverde, y que respiró con esa finalización certera de Griezmann a pase de Nelson Semedo en una de las muy escasas llegadas entrelazadas.

Pese a que la llegada de Quique Setién ha ido cambiando cosas, en su estreno en la 'Champions' no se atrevió el técnico cántabro a apostar fuerte y dejó a Ansu Fati o Arthur, sinónimo de verticalidad y de pases en profundidad, en el banquillo. Y el Barça se topó con el muro napolitano, no encontró espacios y no tiró a puerta más que en esa ocasión, dando por bueno el empate ya que el 1-0, o 2-0 ya que el Nápoles tuvo en su poder repetir celebración, hubiera sido fatídico.

Al Nápoles de Gennaro Gattuso le salió el plan casi a la perfección. Encerrados atrás y con orden, renunciando al balón y a la presión, fueron cerrando huecos para, en un error de Junior Firpo aunque compartido con toda la zaga blaugrana, atacar y encontrar, a la media hora, la vía a la red de Marc-André Ter Stegen. La perdió Junior, la recuperó y centró Zielinski y Dries Mertens controló y fusiló al alemán en un tiro preciso a la escuadra.

El delantero belga tuvo que dejar el campo en el minuto 54 por lesión, y su lugar lo ocupó un Arkadiusz Milik que es el máximo goleador del equipo de San Paolo. Poco había cambiado el guión en los primeros diez minutos tras la reanudación, ya que Quique Setién no movió al equipo en el descanso y tampoco hubo ningún giro argumental, propiciado por un cambio inexistente de mentalidad.

Antes de la entrada de Arthur Melo en el 56', el Nápoles estuvo más cerca de la meta contraria. Lo intentó Kostas Manolas, tras un centro lateral de falta para Callejón, que la puso de primeras atrás y también sin controlar disparó el central griego, autor del gol que eliminó al Barça en Roma hace dos años, fuera por poco.

No obstante, el Barça respondería con la misma medicina. En el primer disparo a puerta, gol. En la primera arrancada con cabeza y velocidad de Nelson Semedo, Sergio Busquets encontró al lateral luso, rozando el fuera de juego pero en posición correcta, y éste le dio una asistencia con lazo incluido a Antoine Griezmann para que el 'Principito' marcara, a placer, ante el desacierto del meta Ospina.

Igualada en el marcador en un partido insulso, de pocas ocasiones y donde las defensas y el juego lento se imponía a los ataques y a la electricidad. Intentó Setién, con Arthur, cambiar las cosas pero realmente fue el Nápoles, saliendo de la cueva para tener dos buenas ocasiones, quien hizo que el duelo se abriera y permitiera más idas y venidas.

Primero fue el capitán Insigne quien puso a prueba a Ter Stegen, que estuvo sólido, y mejor aún estuvo el alemán para evitar el 2-1 clarísimo que marró el español José Callejón. Recibió un balón de Milik dentro del área, con espacios y tiempo, y no fue capaz, con todo a su favor, de superar a Ter Stegen. Fallo increíble del delantero del Nápoles que no habría perdonado el ídolo local, un Diego Armando Maradona que poco tenía que ver con lo visto esta noche en el césped. Y Messi tampoco pudo demostrar que es mejor que su compatriota.

ANSU FATI PRUEBA A OSPINA
Pudo haber sido decisiva esa jugada, ya que pocas ocasiones más hubo. El partido volvió al punto inicial, con el Nápoles defendiendo con todo y el Barça, sin aire fresco desde el banquillo hasta la entrada de Ansu Fati en el 87', no pudo volver a poner a prueba a Ospina. Además, Arturo Vidal se autoexpulsó al encararse con Mário Rui cuando Felix Brych ya le iba a mostrar una amarilla y le mostró dos consecutivas.

No se terminaron ahí los problemas para el Barça, ya que justo después se torció el tobillo izquierdo el central Gerard Piqué tras un salto. El equipo, con uno menos, cogió aire pero se quedó sin opciones de ir a buscar el triunfo. El Nápoles, no tan cómodo desde el empate con el resultado, protestó pero tampoco fue capaz de alejarse de su 'catenaccio' y acabó dando por bueno un empate que le obliga a marcar en el Camp Nou ya que ahora el pase está en manos del Barça. Pero antes, este domingo, Clásico en el Santiago Bernabéu.

El Barça respira gracias a un único disparo de Griezmann

El Nápoles, un muro defensivo que sacó petróleo de sus pocas ocasiones, lleva su plan casi a la excelencia
Redacción
miércoles, 26 de febrero de 2020, 09:49 h (CET)

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El FC Barcelona ha empatado este martes ante el Nápoles (1-1) en el Stadio San Paolo, en la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones, y se lleva un buen resultado para la vuelta en el Camp Nou en una noche donde lo mejor fue sin duda ese gol marcado por Antoine Griezmann en el único disparo a puerta de los blaugranas.

Ni una sola vez disparó a puerta el FC Barcelona en la primera parte, que dominó el balón pero de forma intrascendente. Y una vez lo hizo en la segunda, y marcó. Sin apenas pases al hueco ni hacia adelante, con un juego plano y horizontal, estrellándose ante la poblada defensa napolitana y sin desmarques ni verticalidad alguna. Ni Messi estuvo inspirado ni Griezmann ni Vidal supieron leerle sus intenciones.

El argentino fue, eso sí, el único en intentar dar chispa al juego de un Barça que se pareció demasiado al que terminó por poner fin a la era de Ernesto Valverde, y que respiró con esa finalización certera de Griezmann a pase de Nelson Semedo en una de las muy escasas llegadas entrelazadas.

Pese a que la llegada de Quique Setién ha ido cambiando cosas, en su estreno en la 'Champions' no se atrevió el técnico cántabro a apostar fuerte y dejó a Ansu Fati o Arthur, sinónimo de verticalidad y de pases en profundidad, en el banquillo. Y el Barça se topó con el muro napolitano, no encontró espacios y no tiró a puerta más que en esa ocasión, dando por bueno el empate ya que el 1-0, o 2-0 ya que el Nápoles tuvo en su poder repetir celebración, hubiera sido fatídico.

Al Nápoles de Gennaro Gattuso le salió el plan casi a la perfección. Encerrados atrás y con orden, renunciando al balón y a la presión, fueron cerrando huecos para, en un error de Junior Firpo aunque compartido con toda la zaga blaugrana, atacar y encontrar, a la media hora, la vía a la red de Marc-André Ter Stegen. La perdió Junior, la recuperó y centró Zielinski y Dries Mertens controló y fusiló al alemán en un tiro preciso a la escuadra.

El delantero belga tuvo que dejar el campo en el minuto 54 por lesión, y su lugar lo ocupó un Arkadiusz Milik que es el máximo goleador del equipo de San Paolo. Poco había cambiado el guión en los primeros diez minutos tras la reanudación, ya que Quique Setién no movió al equipo en el descanso y tampoco hubo ningún giro argumental, propiciado por un cambio inexistente de mentalidad.

Antes de la entrada de Arthur Melo en el 56', el Nápoles estuvo más cerca de la meta contraria. Lo intentó Kostas Manolas, tras un centro lateral de falta para Callejón, que la puso de primeras atrás y también sin controlar disparó el central griego, autor del gol que eliminó al Barça en Roma hace dos años, fuera por poco.

No obstante, el Barça respondería con la misma medicina. En el primer disparo a puerta, gol. En la primera arrancada con cabeza y velocidad de Nelson Semedo, Sergio Busquets encontró al lateral luso, rozando el fuera de juego pero en posición correcta, y éste le dio una asistencia con lazo incluido a Antoine Griezmann para que el 'Principito' marcara, a placer, ante el desacierto del meta Ospina.

Igualada en el marcador en un partido insulso, de pocas ocasiones y donde las defensas y el juego lento se imponía a los ataques y a la electricidad. Intentó Setién, con Arthur, cambiar las cosas pero realmente fue el Nápoles, saliendo de la cueva para tener dos buenas ocasiones, quien hizo que el duelo se abriera y permitiera más idas y venidas.

Primero fue el capitán Insigne quien puso a prueba a Ter Stegen, que estuvo sólido, y mejor aún estuvo el alemán para evitar el 2-1 clarísimo que marró el español José Callejón. Recibió un balón de Milik dentro del área, con espacios y tiempo, y no fue capaz, con todo a su favor, de superar a Ter Stegen. Fallo increíble del delantero del Nápoles que no habría perdonado el ídolo local, un Diego Armando Maradona que poco tenía que ver con lo visto esta noche en el césped. Y Messi tampoco pudo demostrar que es mejor que su compatriota.

ANSU FATI PRUEBA A OSPINA
Pudo haber sido decisiva esa jugada, ya que pocas ocasiones más hubo. El partido volvió al punto inicial, con el Nápoles defendiendo con todo y el Barça, sin aire fresco desde el banquillo hasta la entrada de Ansu Fati en el 87', no pudo volver a poner a prueba a Ospina. Además, Arturo Vidal se autoexpulsó al encararse con Mário Rui cuando Felix Brych ya le iba a mostrar una amarilla y le mostró dos consecutivas.

No se terminaron ahí los problemas para el Barça, ya que justo después se torció el tobillo izquierdo el central Gerard Piqué tras un salto. El equipo, con uno menos, cogió aire pero se quedó sin opciones de ir a buscar el triunfo. El Nápoles, no tan cómodo desde el empate con el resultado, protestó pero tampoco fue capaz de alejarse de su 'catenaccio' y acabó dando por bueno un empate que le obliga a marcar en el Camp Nou ya que ahora el pase está en manos del Barça. Pero antes, este domingo, Clásico en el Santiago Bernabéu.

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