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Escritor cuya voz resuena con el profundo eco de su inmortal obra

Gabriel García Márquez, el creador de inolvidables historias y "atmósferas" literarias

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Gabriel García Márquez, "Gabo", como le llamaban sus amigos y que ha pasado a convertirse en el acróstico con el que se le conoce universalmente, ha dejado a su muerte una de las más importantes obras literarias no sólo del siglo XX, sino de la literatura universal.

Este inefable contador de historias y creador de "atmósferas" literarias inigualables, tuvo un inicio más barroco en su estilo como puede verse en su primera obra ‘La hojarasca’ o bien en algunos de los relatos que componen ‘Los funerales de la Mamá Grande’ para ir inclinándose, después, hacia un estilo más sobrio, más lacónico, de frases cortas, quizás inspirado en Hemingway del que fue un gran amigo, lo que se advierte especialmente en su extraordinaria novela ‘El coronel no tiene quien le escriba’, obra en la que aparecen ya algunos personajes que protagonizarían su mítica novela ‘Cien años de soledad’ y en la que muestra esa transformación gradual hacia un estilo más depurado, pero inmensamente rico en sugerencias y profundo significado.

Su obra más famosa es, sin duda alguna, ‘Cien años de soledad’ (1967), escrita en México donde residía por su exilio y en sólo dieciocho meses, crea el mítico pueblo de Macondo, nombre que le inspiró el que tenía una hacienda próxima a Aracataca, lugar de nacimiento de Gabriel García Márquez, población que termina siendo destruido por las guerras y el progreso y en el que transcurre la historia de la familia Buendía a los largo de cien años que da título a la obra. Este referente geográfico literario es tan inolvidable como el creado por el escritor estadounidense William Faulkner condado de Yoknapatawpha (Mississippi) su escenario literario también ficticio.

‘Cien años de soledad’, pone de manifiesto el mundo personal de García Márquez, en el que se reflejan todas sus obsesiones y que con pequeñas diferencias o matices, viene a ser el núcleo principal de toda la obra de este autor, influenciado por las leyendas y relatos fantásticos que leyó en sus años de niñez y que crearon en su imaginario una carga de imágenes obsesivas recurrentes que aparecen plasmada en toda su obra, lo que no impide que, por su vasta propia formación literaria, escribiera siempre historias de tinte realista, con los tres elementos de la narrativa clásica: planteamiento, nudo y desenlace y personajes y situaciones completamente creíbles y verosímiles, a los que servía de trasfondo la propia situación social y política de Colombia y a través de las que denunciaba constantemente la injusticia social y la defensa de los más desfavorecidos.

De esta unión entre los mundos real y el fantástico, surge lo que se llamaría el "realismo mágico", término que aunque no sea bien aceptado por muchos estudiosos y críticos sí que define a la perfección este estilo literario singular y único que supuso un boom literario no igualado desde entonces y traspasó fronteras llegando hasta Europa donde alcanzó una gran aceptación y se convirtió en una corriente literaria muy demandada por los lectores.

García Márquez, en su estudio en el que se refugiaba para escribir, situado en el jardín de su casa de México D.F., escribió incansablemente, siempre acompañado con una rosa amarilla sobre su mesa, su color preferido, por lo que en sus funerales fueron las protagonistas florales que le dieron el último adiós, después de más de cincuenta años viviendo en México, país que lo acogió en su exilio.

Deja una obra inconmensurable como son ‘El otoño del patriarca’ (1975), cuyo tema central es el poder y la corrupción política; ‘Crónica de una muerte anunciada’ (1981) que narra un asesinato cometido en una pequeña ciudad latinoamericana; ‘El amor en los tiempos del cólera’ (1985), historia de amor que cumple los requisitos propios del género, pero que narra desde la inteligencia los avatares de un amor apasionado. ‘El general en su laberinto’ (1989), que cuenta los últimos días de vida de Simón Bolívar, cuando ya estaba enfermo y desposeído de su poder. También escribió los libros de cuentos ‘La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada’ (1972) y ‘Doce cuentos peregrinos’ (1992), ‘La bendita manía de contar’ (1998) y su última novela ‘Memoria de mis putas tristes’ (2004) cierran su obra narrativa.

Sus memorias, con la primera parte titulada ‘Vivir para contarla’ que recuerdos de Aracataca, y su propia autobiografía titulada ‘Gabriel García Márquez’, culminan una vida dedicada a la literatura que puso el punto y final a una vida de 87 años dedicada de lleno a la literatura, en una apasionada dedicación a su verdadera vocación que no era otra que vivir para contarla.

Gabriel García Márquez, el creador de inolvidables historias y "atmósferas" literarias

Escritor cuya voz resuena con el profundo eco de su inmortal obra
Ana Alejandre
miércoles, 30 de abril de 2014, 07:13 h (CET)
Gabriel García Márquez, "Gabo", como le llamaban sus amigos y que ha pasado a convertirse en el acróstico con el que se le conoce universalmente, ha dejado a su muerte una de las más importantes obras literarias no sólo del siglo XX, sino de la literatura universal.

Este inefable contador de historias y creador de "atmósferas" literarias inigualables, tuvo un inicio más barroco en su estilo como puede verse en su primera obra ‘La hojarasca’ o bien en algunos de los relatos que componen ‘Los funerales de la Mamá Grande’ para ir inclinándose, después, hacia un estilo más sobrio, más lacónico, de frases cortas, quizás inspirado en Hemingway del que fue un gran amigo, lo que se advierte especialmente en su extraordinaria novela ‘El coronel no tiene quien le escriba’, obra en la que aparecen ya algunos personajes que protagonizarían su mítica novela ‘Cien años de soledad’ y en la que muestra esa transformación gradual hacia un estilo más depurado, pero inmensamente rico en sugerencias y profundo significado.

Su obra más famosa es, sin duda alguna, ‘Cien años de soledad’ (1967), escrita en México donde residía por su exilio y en sólo dieciocho meses, crea el mítico pueblo de Macondo, nombre que le inspiró el que tenía una hacienda próxima a Aracataca, lugar de nacimiento de Gabriel García Márquez, población que termina siendo destruido por las guerras y el progreso y en el que transcurre la historia de la familia Buendía a los largo de cien años que da título a la obra. Este referente geográfico literario es tan inolvidable como el creado por el escritor estadounidense William Faulkner condado de Yoknapatawpha (Mississippi) su escenario literario también ficticio.

‘Cien años de soledad’, pone de manifiesto el mundo personal de García Márquez, en el que se reflejan todas sus obsesiones y que con pequeñas diferencias o matices, viene a ser el núcleo principal de toda la obra de este autor, influenciado por las leyendas y relatos fantásticos que leyó en sus años de niñez y que crearon en su imaginario una carga de imágenes obsesivas recurrentes que aparecen plasmada en toda su obra, lo que no impide que, por su vasta propia formación literaria, escribiera siempre historias de tinte realista, con los tres elementos de la narrativa clásica: planteamiento, nudo y desenlace y personajes y situaciones completamente creíbles y verosímiles, a los que servía de trasfondo la propia situación social y política de Colombia y a través de las que denunciaba constantemente la injusticia social y la defensa de los más desfavorecidos.

De esta unión entre los mundos real y el fantástico, surge lo que se llamaría el "realismo mágico", término que aunque no sea bien aceptado por muchos estudiosos y críticos sí que define a la perfección este estilo literario singular y único que supuso un boom literario no igualado desde entonces y traspasó fronteras llegando hasta Europa donde alcanzó una gran aceptación y se convirtió en una corriente literaria muy demandada por los lectores.

García Márquez, en su estudio en el que se refugiaba para escribir, situado en el jardín de su casa de México D.F., escribió incansablemente, siempre acompañado con una rosa amarilla sobre su mesa, su color preferido, por lo que en sus funerales fueron las protagonistas florales que le dieron el último adiós, después de más de cincuenta años viviendo en México, país que lo acogió en su exilio.

Deja una obra inconmensurable como son ‘El otoño del patriarca’ (1975), cuyo tema central es el poder y la corrupción política; ‘Crónica de una muerte anunciada’ (1981) que narra un asesinato cometido en una pequeña ciudad latinoamericana; ‘El amor en los tiempos del cólera’ (1985), historia de amor que cumple los requisitos propios del género, pero que narra desde la inteligencia los avatares de un amor apasionado. ‘El general en su laberinto’ (1989), que cuenta los últimos días de vida de Simón Bolívar, cuando ya estaba enfermo y desposeído de su poder. También escribió los libros de cuentos ‘La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada’ (1972) y ‘Doce cuentos peregrinos’ (1992), ‘La bendita manía de contar’ (1998) y su última novela ‘Memoria de mis putas tristes’ (2004) cierran su obra narrativa.

Sus memorias, con la primera parte titulada ‘Vivir para contarla’ que recuerdos de Aracataca, y su propia autobiografía titulada ‘Gabriel García Márquez’, culminan una vida dedicada a la literatura que puso el punto y final a una vida de 87 años dedicada de lleno a la literatura, en una apasionada dedicación a su verdadera vocación que no era otra que vivir para contarla.

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