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La caza ¿codicia, lujuria, pasión y placer por matar?

Los motivos por los que una persona va al campo a cazar, no es, ni ha sido, ni será el cuidado y protección de los animales
Vida Universal
martes, 1 de abril de 2014, 06:43 h (CET)
En numerosas ocasiones se oye decir a los cazadores que ellos son los verdaderos protectores de la naturaleza y que sin ellos el medio ambiente estaría en peligro, prácticamente que sin ellos los animales no existirían. Qué duda cabe que los cazadores se han encargado de encumbrar hábilmente durante cientos de años una actividad que la mayoría de las veces provoca rechazo en gran parte de la población. Pareciera más bien que la caza es una actividad gloriosa, cuando lo cierto es que la caza es totalmente innecesaria.

Ante la opinión publica los cazadores se esfuerzan en dar una imagen positiva de una actividad que se practica únicamente como hobby, es decir por placer. Ellos se esfuerzan en que nosotros, como si fuéramos niños, consideremos su hobby como una altruista y considerada labor a la naturaleza, a los animales y al planeta. Sus intenciones sin embargo son muy diferentes. Los motivos por los que una persona va al campo a cazar, no es, ni ha sido, ni será el cuidado y protección de los animales indefensos. Los motivos son siempre pasionales, es decir, matar por matar, pasión por hacerse con una presa.

Un conocido neurólogo y psicoanalista alemán llamado Paul Parent, quien además es también cazador, ha escrito un libro con sus experiencias sobre la caza y los motivos que suelen darse para coger un arma y matar. ¿Qué empuja a un hombre a salir de noche, bajo condiciones atmosféricas en ocasiones muy adversas, al bosque o a un puesto de caza? El doctor Parent dice: «Desde mis primeras experiencias relacionadas con la caza, sé que esta actividad abre un espacio libre para el crimen, incluso para el asesinato, también para el apetito sexual, da igual cuándo y dónde se cace. La caza no es posible sin que se mate intencionadamente. De hecho los cazadores pasionales quieren matar. Y la caza sin asesinato es un concepto que se excluye a sí mismo. Realmente la caza trata de pasión, de codicia, de lujuria y de fiebre, por eso en este libro se habla de sexo y de crimen, de deseo sexual, de asesinato y de placer por matar».

Si los argumentos, casi angelicales, que eluden los cazadores para lavar su imagen ante la opinión publica fueran ciertos, los animales compartirían su misma opinión, es decir sentirían que gracias a los cazadores ellos viven, y estarían agradecidos por su generosa labor de limpieza en bosques y campos. Pero desgraciadamente para los animales la caza significa otra cosa. Daniel, un cuidador de animales en la Tierra de la Paz de la Fundación Gabriele en Alemania, nos cuenta qué significa la caza para los animales: “Sí, la caza no es otra cosa que una guerra abierta contra seres vivos, que al igual que nosotros, sienten. Podríamos reflexionar brevemente sobre lo que realmente acontece desde que se produce un disparo hasta que se halla el animal muerto en el suelo, el espacio de tiempo transcurrido es un tiempo largo, agónico y lleno de sufrimiento para un ser vivo, que al igual que las personas, siente el dolor. En la Tierra de la Paz aparecen una y otra vez animales que han recibido un disparo en campos limítrofes y acuden junto a nosotros. En los cotos de caza cercanos se dispara sin piedad, por lo que cada poco tiempo encontramos animales despedazados, mutilados, con miembros arrancados por disparos y que, como pueden, acuden a nosotros buscando refugio y ayuda en nuestras Tierras. Es algo horrible”.

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