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A los empresarios que después de leer esta columna y no empaticen con mi situación, les mando un saludo

​Para Javier –y para mi próximo jefe-

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Para Elisa es una de mis piezas favoritas de Beethoven. Recuerdo cómo veía tocar a ese niño de poco más de 10 años que me impresionó tanto, y difícilmente lo olvidaré. Ese niño ha crecido y hoy habrá tenido ya, como mínimo, su primera experiencia laboral.

Su madre necesitaba entonces alquilar una habitación; no debe ser fácil alquilar habitaciones en tu casa cuando tienes a tu hijo menor con los tiempos que corren. Ella y yo finalmente no nos pusimos de acuerdo entonces, pero cada vez que escucho esta canción me acuerdo sistemáticamente de ese momento.

Hoy me he acordado porque está siendo una de esas semanas complicadas, de esa clase de semanas en las que lo peor que se espera será una buena noticia: un despido. De esa clase de malas noticias que se terminan celebran con gusto, ganas y a otra cosa mejor.

A mí me da pena por Javier, enamorado él, con su comportamiento. Tiene razón cuando dice que la experiencia la tengo yo, pero no acaba de entender el porqué, por más que se lo expliqué cuando me lo ha preguntado pero no termina de entenderlo o no quiere hacerlo.

Es difícil, que un hombre preste atención de lo que le dice otra persona cuando hay una mujer de por medio. Y hasta aquí pienso leer, que decían en el Un, Dos, Tres…

Lamentablemente, he tenido siempre la mala costumbre de ir al trabajo a trabajar y sé que ello, y esta experiencia concretamente, me pasará factura a la hora de dar explicaciones. Ya me gustaría a mí, ser más moderno, más ‘pasota’ como me aconseja mi novia... Lo siento, no puedo aunque juro haberlo intentado, y no pocas veces.

Javier es de esa clase de jefes que, en cuanto a la competencia con su trabajo, he tenido pocos igual de buenos; es prácticamente excelente, porque lo controla todo y se le escapan pocas cosas a nivel profesional. Es el jefe que hace un mes me regalaba un jamón en las fiestas navideñas y desde prácticamente el primer día estaba encantado con mi trabajo, asegurándome que nos íbamos a jubilar juntos. Con su padre casi jubilándose ya, ese hombre… al que sí me hubiera gustado tener a mí de jefe directo, y hoy las cosas serían bien distintas.

Será su juventud o el haber tenido tu vida solucionada desde el momento en el que naces; quién sabe. Acostumbrado como estoy a luchar, a superar todo tipo de adversidades, a quejarme de forma prácticamente sistemática –como si me gustase- y tener casi siempre la razón; a saber reconocer mis errores cuando los tuve, tengo y tendré. A sentirte incomprendido, aún y cuando te dan la razón.

He tenido muchos jefes y, claro, en una entrevista de trabajo no puedes hablar de todos los sucesos. Primero, porque hablar mal de tus jefes no está bien visto (ningún mal jefe futuro quiere ser desenmascarado, y pocos se saben seguros de ofrecerte una estabilidad real más allá de lo que indican en las mentiras de su oferta laboral), y segundo porque ponerme a explicar por qué mis jefes terminaron siendo despedidos por estafa, malversación, fallecido, sentenciado por acoso sexual… yo entiendo, de verdad, que al final la sociedad me ha obligado a entender que al haber trabajado para todos esos jefes y terminar así, debe haber sido culpa mía. Pero ojo, yo no tengo ningún tipo de antecedente judicial; a lo mejor la culpa fue de ellos.

Para Elisa me calma. Me devuelve a la realidad de un pasado, cuando se escribieron estas notas y la vida era completamente distinta. Sé que no encontraré trabajo con una canción, aunque de ser empresario yo me fijaría más en la clase de música que escuchan mis candidatos que en su CV, pero estas palabras se escriben con la finalidad para que Javier, tiempo después y cuando se le caiga la venda que tiene hoy en los ojos, sepa entender lo que en este momento no valoró y todo aquello que aseguró pocas semanas atrás que iba a valorar cuando entonces me consideraba imprescindible, algo que obviamente nunca me creí. Porque a día de hoy ni siquiera un ajuste económico me importa ya, una vez ha creado el ambiente laboral negativo en el que me encuentro y deseo salir a la mayor brevedad posible.

La segunda y última finalidad es más explícita si cabe: hablarle de tú a tú a mi próximo jefe, el que una vez se interese en saber quién soy además de lo que pone en mi CV. Te comento que me resulta muy fácil superar entrevistas de trabajo y es porque además de ser muy claro y sincero, aunque empatizo con lo que por lo visto son personas que no tienen claro lo que necesitan. En este último caso, he observado que me ha faltado ser mujer y tener pechos para ser digno de atención profesional, por lo que por mi parte me gustaría que quede claro de antemano que es algo que no voy a poder ofrecerte.

Febrero de 2020, una oportunidad más, la última, que me doy en Barcelona


Para los futuros entrevistadores, mis requisitos son los siguientes: que no se fume dentro de la oficina, o el humo del balcón no llegue hasta mis pulmones. Que evites enseñarme los vídeos virales del Twitter que a ti sí te parecen graciosos, esos que degradan a las mujeres en particular, a los sudamericanos y otras razas en general, porque a mí no me gustan ni considero que tenga que tener a obligación o interés por hacerte caso en este aspecto.

Yo me comprometo a no criticar a tu opción política, por mucho que tú sigas criticando mis ideas y aunque seguramente por ello en manos de algún abogado se podría hacer algo como estoy ahora mismo, créeme Javier que ni voy a demandar ahora mi situación ni tengo intención de demandar situaciones que de ahora en adelante sabré evitar con más acierto mientras pueda.

Para Javier, como Para Elisa… hay canciones que siempre serán eternas y con razón. Ojalá tus errores solo sean puntuales. Yo no pienso componerte una canción, compréndeme…

PD: El paro ha subido en 90.248 en enero, el peor dato desde 2013. Y yo, con contrato fijo, espero un despido más que económico para el empresario, para poder centrarme en encontrar un buen trabajo de verdad.

PD2: A los empresarios que después de leer esta columna y no empaticen con mi situación, les mando un saludo. El mismo, que le mando a los jóvenes emprendedores de las startup (que para quién no lo sepa son la misma clase de empresas de toda la vida, pero con otras facilidades fiscales para ellas y gente más joven comportándose exactamente igual –en mi experiencia- que los empresarios de toda la vida. Un saludo también, para mis futuras entrevistas en alguna startup.

https://www.youtube.com/watch?v=vHVsa_dynsM

​Para Javier –y para mi próximo jefe-

A los empresarios que después de leer esta columna y no empaticen con mi situación, les mando un saludo
Eduardo Cassano
miércoles, 5 de febrero de 2020, 08:45 h (CET)

Para Elisa es una de mis piezas favoritas de Beethoven. Recuerdo cómo veía tocar a ese niño de poco más de 10 años que me impresionó tanto, y difícilmente lo olvidaré. Ese niño ha crecido y hoy habrá tenido ya, como mínimo, su primera experiencia laboral.

Su madre necesitaba entonces alquilar una habitación; no debe ser fácil alquilar habitaciones en tu casa cuando tienes a tu hijo menor con los tiempos que corren. Ella y yo finalmente no nos pusimos de acuerdo entonces, pero cada vez que escucho esta canción me acuerdo sistemáticamente de ese momento.

Hoy me he acordado porque está siendo una de esas semanas complicadas, de esa clase de semanas en las que lo peor que se espera será una buena noticia: un despido. De esa clase de malas noticias que se terminan celebran con gusto, ganas y a otra cosa mejor.

A mí me da pena por Javier, enamorado él, con su comportamiento. Tiene razón cuando dice que la experiencia la tengo yo, pero no acaba de entender el porqué, por más que se lo expliqué cuando me lo ha preguntado pero no termina de entenderlo o no quiere hacerlo.

Es difícil, que un hombre preste atención de lo que le dice otra persona cuando hay una mujer de por medio. Y hasta aquí pienso leer, que decían en el Un, Dos, Tres…

Lamentablemente, he tenido siempre la mala costumbre de ir al trabajo a trabajar y sé que ello, y esta experiencia concretamente, me pasará factura a la hora de dar explicaciones. Ya me gustaría a mí, ser más moderno, más ‘pasota’ como me aconseja mi novia... Lo siento, no puedo aunque juro haberlo intentado, y no pocas veces.

Javier es de esa clase de jefes que, en cuanto a la competencia con su trabajo, he tenido pocos igual de buenos; es prácticamente excelente, porque lo controla todo y se le escapan pocas cosas a nivel profesional. Es el jefe que hace un mes me regalaba un jamón en las fiestas navideñas y desde prácticamente el primer día estaba encantado con mi trabajo, asegurándome que nos íbamos a jubilar juntos. Con su padre casi jubilándose ya, ese hombre… al que sí me hubiera gustado tener a mí de jefe directo, y hoy las cosas serían bien distintas.

Será su juventud o el haber tenido tu vida solucionada desde el momento en el que naces; quién sabe. Acostumbrado como estoy a luchar, a superar todo tipo de adversidades, a quejarme de forma prácticamente sistemática –como si me gustase- y tener casi siempre la razón; a saber reconocer mis errores cuando los tuve, tengo y tendré. A sentirte incomprendido, aún y cuando te dan la razón.

He tenido muchos jefes y, claro, en una entrevista de trabajo no puedes hablar de todos los sucesos. Primero, porque hablar mal de tus jefes no está bien visto (ningún mal jefe futuro quiere ser desenmascarado, y pocos se saben seguros de ofrecerte una estabilidad real más allá de lo que indican en las mentiras de su oferta laboral), y segundo porque ponerme a explicar por qué mis jefes terminaron siendo despedidos por estafa, malversación, fallecido, sentenciado por acoso sexual… yo entiendo, de verdad, que al final la sociedad me ha obligado a entender que al haber trabajado para todos esos jefes y terminar así, debe haber sido culpa mía. Pero ojo, yo no tengo ningún tipo de antecedente judicial; a lo mejor la culpa fue de ellos.

Para Elisa me calma. Me devuelve a la realidad de un pasado, cuando se escribieron estas notas y la vida era completamente distinta. Sé que no encontraré trabajo con una canción, aunque de ser empresario yo me fijaría más en la clase de música que escuchan mis candidatos que en su CV, pero estas palabras se escriben con la finalidad para que Javier, tiempo después y cuando se le caiga la venda que tiene hoy en los ojos, sepa entender lo que en este momento no valoró y todo aquello que aseguró pocas semanas atrás que iba a valorar cuando entonces me consideraba imprescindible, algo que obviamente nunca me creí. Porque a día de hoy ni siquiera un ajuste económico me importa ya, una vez ha creado el ambiente laboral negativo en el que me encuentro y deseo salir a la mayor brevedad posible.

La segunda y última finalidad es más explícita si cabe: hablarle de tú a tú a mi próximo jefe, el que una vez se interese en saber quién soy además de lo que pone en mi CV. Te comento que me resulta muy fácil superar entrevistas de trabajo y es porque además de ser muy claro y sincero, aunque empatizo con lo que por lo visto son personas que no tienen claro lo que necesitan. En este último caso, he observado que me ha faltado ser mujer y tener pechos para ser digno de atención profesional, por lo que por mi parte me gustaría que quede claro de antemano que es algo que no voy a poder ofrecerte.

Febrero de 2020, una oportunidad más, la última, que me doy en Barcelona


Para los futuros entrevistadores, mis requisitos son los siguientes: que no se fume dentro de la oficina, o el humo del balcón no llegue hasta mis pulmones. Que evites enseñarme los vídeos virales del Twitter que a ti sí te parecen graciosos, esos que degradan a las mujeres en particular, a los sudamericanos y otras razas en general, porque a mí no me gustan ni considero que tenga que tener a obligación o interés por hacerte caso en este aspecto.

Yo me comprometo a no criticar a tu opción política, por mucho que tú sigas criticando mis ideas y aunque seguramente por ello en manos de algún abogado se podría hacer algo como estoy ahora mismo, créeme Javier que ni voy a demandar ahora mi situación ni tengo intención de demandar situaciones que de ahora en adelante sabré evitar con más acierto mientras pueda.

Para Javier, como Para Elisa… hay canciones que siempre serán eternas y con razón. Ojalá tus errores solo sean puntuales. Yo no pienso componerte una canción, compréndeme…

PD: El paro ha subido en 90.248 en enero, el peor dato desde 2013. Y yo, con contrato fijo, espero un despido más que económico para el empresario, para poder centrarme en encontrar un buen trabajo de verdad.

PD2: A los empresarios que después de leer esta columna y no empaticen con mi situación, les mando un saludo. El mismo, que le mando a los jóvenes emprendedores de las startup (que para quién no lo sepa son la misma clase de empresas de toda la vida, pero con otras facilidades fiscales para ellas y gente más joven comportándose exactamente igual –en mi experiencia- que los empresarios de toda la vida. Un saludo también, para mis futuras entrevistas en alguna startup.

https://www.youtube.com/watch?v=vHVsa_dynsM

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