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Djuick, en el disparadero
Diego Costa gestiona el liderato (3-0)
Daniel Sanabria |
domingo, 15 de diciembre de 2013, 23:30
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3-Atlético de Madrid: Courtois (3); Juanfran (3), Miranda (3), Godín (3), Filipe Luis (3); Koke (2), Tiago (2), Gabi (3), Turan (3); Diego Costa (3), Villa (1).
0-Valencia: Diego Alves (1); Barragán (1), Victor Ruiz (1), Mathieu (1), Guardado (1); Parejo (2), Oriol Romeu (1); Bernat (2), Canales (1), Feghouli (1); Jonas (1).Qué vidas tan diferentes disfrutan dos equipos con tanta analogía histórica. Uno contando los goles que le restan para ser líder y el otro las horas para que cesen a su entrenador. Con ese escenario se vieron las caras Atleti y Valencia, y el guión transcurrió según lo previsto, aunque la película tardó en comenzar. Hubo paz hasta que Diego Costa cambió la armonía por el desenfreno. Y a raíz de ahí, la estampida habitual.
Una hora de partido logró retrasar el Valencia lo que era inevitable. Ya es más de lo que muchos equipos han hecho en el Calderón. Su mérito tiene, a pesar del resultado y de la triste imagen del conjunto ché. El Atlético tardó en encontrar el ritmo, y llegó hasta el descanso de manera vulgar, sin crear una sola ocasión de peligro. Tampoco el Valencia, demasiado inocente ante un equipo con muchas tablas.
El partido estaba atascado, en ambas direcciones, y en esa atmósfera hay un hombre que tiene un don especial. Diego Costa rompió los esquemas y en la primera ocasión que tuvo fusiló a Diego Alves. Ocasión que se fabricó tras quitarse del medio un par de zagueros y encontrar el espacio necesario para el chut. Sencillo de contar, difícil de ejecutar, pero un hábito para el brasileño. Sus emboscadas recuerdan a las de Ronaldo Nazario. Ya suma 17 tantos en 16 partidos, un promedio mejor que el del “gordito”.
El liderato, a un gol
Si el Valencia parecía un equipo sin consistencia con el empate a cero, tras el gol encajado se deshizo como un flan. Barragán hacía aguas en su banda y por el centro Parejo y Oriol Romeu no pescaban una pelota. Allí el jefe del partido era Arda Turan, como siempre. Era cuestión de tiempo que cayera el segundo gol y para esa misión metió el Cholo a Raúl García, el hombre más en forma de la plantilla. La primera vez que tocó el balón acabó en gol. Dos a cero.
Con el encuentro sentenciado para los madrileños, el siguiente nivel era luchar por el liderato, cuyo listón estaba en los cuatro goles. Faltaban veinte minutos, todo un mundo para Diego Costa. En ese espacio de tiempo provocó tres penaltis: uno no se lo pitaron, otro lo falló y el tercero lo metió. Brega, carácter, lucha, valentía, raza, orgullo, coraje, y talento, mucho talento. Es solo una lista que resume algunas de las cualidades de Diego Costa.
El Valencia continuaba agonizando sobre el campo y en el banquillo el Cholo pedía el cuarto a sus jugadores. El argentino quiere tomarse las uvas como líder, y Djuick tan solo quiere tomárselas. No hubo tiempo para más. Habrá que esperar a la próxima semana. El Barcelona visita Getafe y el Atlético recibe al Levante. Las apuestas están en el aire. El futuro de Djuick, también.
Diego Costa gestiona el liderato (3-0) | ||||||
| Djuick, en el disparadero | ||||||
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Qué vidas tan diferentes disfrutan dos equipos con tanta analogía histórica. Uno contando los goles que le restan para ser líder y el otro las horas para que cesen a su entrenador. Con ese escenario se vieron las caras Atleti y Valencia, y el guión transcurrió según lo previsto, aunque la película tardó en comenzar. Hubo paz hasta que Diego Costa cambió la armonía por el desenfreno. Y a raíz de ahí, la estampida habitual.
Una hora de partido logró retrasar el Valencia lo que era inevitable. Ya es más de lo que muchos equipos han hecho en el Calderón. Su mérito tiene, a pesar del resultado y de la triste imagen del conjunto ché. El Atlético tardó en encontrar el ritmo, y llegó hasta el descanso de manera vulgar, sin crear una sola ocasión de peligro. Tampoco el Valencia, demasiado inocente ante un equipo con muchas tablas.
El partido estaba atascado, en ambas direcciones, y en esa atmósfera hay un hombre que tiene un don especial. Diego Costa rompió los esquemas y en la primera ocasión que tuvo fusiló a Diego Alves. Ocasión que se fabricó tras quitarse del medio un par de zagueros y encontrar el espacio necesario para el chut. Sencillo de contar, difícil de ejecutar, pero un hábito para el brasileño. Sus emboscadas recuerdan a las de Ronaldo Nazario. Ya suma 17 tantos en 16 partidos, un promedio mejor que el del “gordito”. El liderato, a un gol
Si el Valencia parecía un equipo sin consistencia con el empate a cero, tras el gol encajado se deshizo como un flan. Barragán hacía aguas en su banda y por el centro Parejo y Oriol Romeu no pescaban una pelota. Allí el jefe del partido era Arda Turan, como siempre. Era cuestión de tiempo que cayera el segundo gol y para esa misión metió el Cholo a Raúl García, el hombre más en forma de la plantilla. La primera vez que tocó el balón acabó en gol. Dos a cero.
Con el encuentro sentenciado para los madrileños, el siguiente nivel era luchar por el liderato, cuyo listón estaba en los cuatro goles. Faltaban veinte minutos, todo un mundo para Diego Costa. En ese espacio de tiempo provocó tres penaltis: uno no se lo pitaron, otro lo falló y el tercero lo metió. Brega, carácter, lucha, valentía, raza, orgullo, coraje, y talento, mucho talento. Es solo una lista que resume algunas de las cualidades de Diego Costa.
El Valencia continuaba agonizando sobre el campo y en el banquillo el Cholo pedía el cuarto a sus jugadores. El argentino quiere tomarse las uvas como líder, y Djuick tan solo quiere tomárselas. No hubo tiempo para más. Habrá que esperar a la próxima semana. El Barcelona visita Getafe y el Atlético recibe al Levante. Las apuestas están en el aire. El futuro de Djuick, también.
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