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El escritor me está matando y todo lo que voy escribiendo mi amigo Frankithj Vitgki lo va rompiendo, no quedará su recuerdo. Necesito asesinarlo porque me hace daño, siempre escribe que te escribe y para él ni un momento.
Muere pronto, muere en mí, como a un mal espíritu te saco pues no me dejas vivir y como no todo tú eres yo, aunque en ocasiones lo parezca pediré que te vayas, mientras la tranquilidad... regresa.
Para PACMA, y todos los que luchan por los animales, sean del partido político que sean.
A quienes estamos convencidos de la iniquidad intrínseca de Sánchez, no nos va a confundir la supuesta “carta de amor” de este cateto personaje a su Begoña amada, redactada de su “puño y letra” (con sus tradicionales errores y faltas gramaticales) y exceso de egolatría.
Recuerdo con nostalgia la época en la que uno terminaba sus estudios universitarios y metía de lleno la cabeza en el mundo laboral. Ya no había marchas atrás. Se terminaron para siempre esos años de universitario, nunca más ya repetibles. Las conversaciones sobre cultura, sobre política, sobre música. Los exámenes, los espacios de relajamiento en la pradera de césped recién cortado que rodeaba la Facultad, los vinos en Argüelles, las copas en Malasaña...
Tras su inicial construcción provisional, el Muro de Berlín acabó por convertirse en una pared de hormigón de entre 3,5 y 4 metros de altura, reforzado en su interior por cables de acero para así acrecentar su firmeza. Se organizó, asimismo, la denominada "franja de la muerte", formada por un foso, una alambrada, una carretera, sistemas de alarma, armas automáticas, torres de vigilancia y patrullas acompañadas por perros las 24 horas del día.
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