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Tarde para olvidar para los aficionados de un Rayo Vallecano que sigue sin una propuesta sólida sobre el terreno de juego. Si ante el Celta en Balaídos el cuadro dirigido por Jémez mostraba una gran imagen, ante el Espanyol tocó presenciar la otra cara de la moneda. Los de Aguirre llegaban con las ideas claras y además de tres puntos consiguieron rellenar el vaso de la confianza del equipo catalán.
El partido se puso muy de cara desde los primeros minutos para un Espanyol que lograba ponerse por delante tras un penalti cometido por el meta Rubén costándole además la expulsión. Sergio García anotaba el primero para un Espanyol que basó su juego en esperar las oportunidades que su rival le ofrecía.
Lejos de reaccionar, el Rayo vio una vez reanudada la segunda parte como de nuevo, el capitán perico, volvía a batir a Cobeño desde el punto de la fortuna. Esta vez era John Cordoba quien caía derribado en el área franjirroja. Lo intentó el Rayo y su empuje acabó dando resultado con un testarazo del internacional sub 20, Saúl Ñiguez, quien recortaba distancias para mantener viva la esperanza de la remontada.
Lo que nadie se esperaba era la reacción del Espanyol. Sergio García hacía malabares en el área chica para superar a Cobeño en un balón sin dueño en la parcela rayista. Las gradas de Vallecas se vaciaban al ritmo de las cabalgadas de Stuani, encargado de sentenciar a un Rayo desorientado, sin rumbo y sin ideas sobre cómo atacar, y mucho menos defender.
Al final, victoria merecida para el Espanyol que ve truncada su mala racha tras ocho partidos sin sumar tres puntos. Los de Aguirre se vuelven a enganchar a la zona de privilegio a costa de un Rayo que cuenta los días para despejar una enfermería en 'overbooking' y para quese abra la veda de fichajes de invierno si quiere continuar en Primera División. Los de Jémez visitarán la semana que viene Heliópolis inmersos en la zona roja de la tabla.
La gabarra "Athletic" está feliz, puesto que por fin verá finalizada su inactividad de tanto tiempo. Todo ello porque los bilbaínos pusieron fin a su maldición de cuarenta años sin ser campeones de la Copa del Rey, con seis finales perdidas, cinco en los últimos 15 años. El equipo de Valverde debió esperar a la tanda de penaltis para vencer a un combativo Mallorca y alcanzar la gloria, pero esta Copa, "su" Copa más deseada, por fin podrá lucirla ante su gente por la ría de Bilbao.
Una Copa para el Madrid, la 20ª de su historia; una Copa para Rodrygo Goes, MVP y autor de los dos goles que vuelven a dar el título copero a los blancos, nueve años después de aquel recordado triunfo en Mestalla frente al Barça. Y, a la vez, un subcampeonato, el segundo de su historia, con honores de campeón para Osasuna.
El Real Betis Balompié es el campeón de la Copa del Rey. El equipo verdiblanco, en su ciudad, delante de su gente que lo sigue sin rechistar, ha salido victorioso por tercera vez después de una nueva final épica, como todas las que disputa, y en la que un rival tan sumamente digno como el Valencia y que ha merecido la Copa tanto como él solo ha claudicado en la cruel tanda de penaltis.
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