Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | El envés

El hambre nos avergüenza

Se conocen el problema y sus soluciones, pero faltan líderes mundiales
José Carlos García Fajardo
lunes, 14 de octubre de 2013, 16:18 h (CET)
Se celebra la Semana contra la Pobreza para denunciar que no es fruto del destino, ni un castigo impuesto, sino resultado de una situación injusta, y para exigir voluntad política real para la organización y distribución de la riqueza.

Como en la novela moderna, al héroe-líder le ha reemplazado el antihéroe-frágil. No hay más que echar un vistazo al tendal de nuestros políticos. ¿Dónde hay un auténtico hombre de Estado? Se trataba de debilitar el sistema, de ahondar en la brecha, de movernos en los etéreos campos de la virtualidad y de lo soft, de caminar deprisa dentro de nuestro laberinto cerrado.

La consigna era “no pensar”, dejarse conducir, no atreverse. Así, a los totalitarismos les ha seguido el pensamiento único, guarecernos en la manada y el regreso a comportamientos gregarios.

La publicidad golpea y constriñe a brillar con oropeles, a llamar la atención exterior para que no se detecten el vacío y la soledad interiores. Se teme al buen gusto, a esa exaltación de la naturaleza que es la cultura, al equilibrio y a las buenas maneras, a sentirse en paz con uno mismo y abierto a los demás con actitud acogedora.

Existen cuatro tipos de pobres: los que no tienen qué comer, los que no tienen acceso de educación, los que no saben que son pobres y los que ni siquiera saben que son personas. Entre los que no saben que son pobres se encuentran millones de seres humanos que nunca han conocido otra condición y no pueden compararla con la suya. La conciencia de ser pobre supone saberse en una situación injusta.

La humanidad tiene que saberse una. El Hombre no puede huir de sí mismo sin destruirse. En una era dominada por la globalización una lágrima vertida en un extremo del mundo se multiplica torrencialmente por el resto.

Asistimos a la decadencia de los valores fundamentales representados por instituciones construidas a fuerza de voluntad, de experiencia, de generosidad y de audacia. Instituciones que pertenecen a la Organización de las Naciones Unidas, a la UNESCO, al Banco Mundial para el Desarrollo o al Fondo Monetario Internacional, a la Organización Mundial del Comercio, y la Organización para la Agricultura y la Alimentación, la tristemente de actualidad FAO.

Reunidos en “comité de crisis”, 600 delegados de 183 países no hicieron más que confirmar la voluntad de los más poderosos de que esa institución continúe vegetando sin aportar soluciones para combatir el hambre en el mundo. La comunidad internacional cometió el error de desinteresarse por la agricultura mundial. Por eso hibernó a la FAO y mantiene a unos 4.000 funcionarios cuya mayoría reside en la sede de Roma, y que consumen su presupuesto.

Se necesitan medio millón de dólares diarios para mantener a los funcionarios de la ONU. La FAO gasta más de un millón de dólares al día, en un escandaloso despilfarro, ineficacia y responsabilidad criminal ante las muertes por hambre y enfermedades derivadas de más de 35 millones de personas al año, 24.000 al día y un muerto cada siete segundos. La FAO denuncia que la crisis es gravísima y que el número de víctimas se incrementa sin cesar. Esta sí que es la más terrible arma de destrucción masiva.

La ONU gasta unos 30 millones al día para mantener su paquidérmica estructura de funcionarios sin alma. Porque es preciso no tener conciencia ni sentido de la realidad al contemplar los gastos en armas, en guerras, en narcotráfico, en especulaciones financieras, en desorbitados lujos y en arruinar el medio ambiente con la locura de un consumo irresponsable mientras centenares de millones de seres humanos mueren de hambre.

Los pueblos empobrecidos no necesitan la “ayuda” de los enriquecidos, sino la reparación debida por sus expolios, el reconocimiento de su derecho a cultivar, fabricar y exportar sus productos. Y a que se terminen las subvenciones a productos agrícolas en el norte rico y desalmado. Hace años escuché de labios de Julius Nyerere, ex presidente de Tanzania, lo que dijo a representantes escandinavos que le traían un dinero “No les pedimos ayuda, basta con que nos quiten el pie de encima”.

Se conocen el problema y sus soluciones, pero faltan líderes mundiales, hombres de Estado capaces de derrotar a la Gorgona de mil serpientes, que es el modelo de desarrollo que padecemos. Permitir que la injusticia campe a sus anchas constituye un atentado contra el ser humano en general. Como bien expresó John Donne, “mientras haya un hombre pobre en el mundo, todos seremos pobres”.

Noticias relacionadas

Si las conseguirán o no, sigue siendo incierto.Conclusión: voces que no pueden ser ignoradasLa guerra en Ucrania puede librarse a miles de kilómetros de Colombia, pero sus consecuencias se sienten en las sillas vacías de las mesas familiares, en las protestas frente a edificios oficiales y en la silenciosa desesperación de madres que esperan noticias que tal vez nunca lleguen.Estas familias colombianas no solo lloran a sus hijos: desafían a un sistema que trata la vida humana como desechable.

Las políticas migratorias de Trump afectaron directamente a miles de latinoamericanos. Pero su verdadero legado es más profundo: un proyecto que busca borrar décadas de diversidad en nombre de una identidad única. ¿Cómo llegó EE.UU. a esta batalla por su alma?

El 15 de agosto, la Iglesia celebra la Asunción de la Virgen María, misterio que no es solo un privilegio personal, sino un anticipo de lo que esperamos vivir todos los creyentes: la victoria de la vida sobre la muerte, de la gracia sobre el pecado, del amor sobre todo poder del mal.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto