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El diputado del PP en las Cortes Valencianas por la provincia de Alicante, Rafael Maluenda, lamentó en twitter que con el accidente de Galicia, el Gobierno no hubiera podido sacar pecho con la Encuesta de Población Activa

El insensible diputado Maluenda

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Las redes sociales las carga el diablo. La gente se deja llevar y pone lo primero que se le ocurre. En ocasiones, de manera totalmente irreflexiva. Es lo que le ocurrió el pasado jueves al diputado del PP por la provincia de Alicante en las Cortes Valencianas, Rafael Maluenda. El tipo no tuvo otra ocurrencia que publicar en twitter lo siguiente: "Qué pena que la catástrofe ferroviaria nos impida expresar prudentemente nuestra satisfacción por los datos del paro". ¿Cabe mayor vileza? Me parece que no.

El intolerable comportamiento de Maluenda no es precisamente fruto de la inexperiencia, ya que según explica la wikipedia, el caballero disfruta de un acta de diputado de forma casi vitalicia. Tiene escaño en propiedad desde el comienzo de la actividad parlamentaria en las Cortes Valencianas en 1983. Pero podría decirse de él que, es tan pobre, que solo tiene un escaño.

Una vez leído su twit, queda claro que sus carencias son importantes. Y no solo como diputado, también como ser humano. Lo suyo no ha sido precisamente un derroche de humanidad, tacto, generosidad o sentido de la oportunidad. Sé que ha pedido perdón, y haberlo hecho le honra, aunque no debemos olvidar que dio el paso después del aluvión de críticas que le llegó por las redes sociales. Lo grave del caso es que escribió lo que escribió, y que lo escribió porque así lo pensaba. Porque lo que realmente le dolía no era el drama que le tocaba afrontar a este país en general y a Galicia en particular.

Lo que le dolía es que con la catástrofe, el Gobierno del PP no hubiera podido ‘vender’ convenientemente los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), que por otra parte, tampoco eran para tirar cohetes. Con casi seis millones de parados, hay poco de lo que presumir. Y mucho menos en feudos tradicionales del Partido Popular, como la provincia de Castellón, en la que la tasa de desempleo se sitúa ya en el 32%.

Volvamos a Rafael Maluenda. El alicantino no es un diputado corriente. Sus intervenciones públicas siempre han tenido un puntito de emoción. Sobre todo entre 1995 y 1999, cuando ejerció como portavoz popular en las Cortes Valencianas. Recuerdo que un buen día un diputado de la oposición me contó que su grupo había presentado una iniciativa parlamentaria para que a partir de ese momento en las nuevas edificaciones las puertas tuvieran una anchura mayor, para que las personas que van en silla de ruedas no tuvieran problemas de accesibilidad dentro de las viviendas.

Según me contó aquel deslenguado diputado de la oposición, Maluenda respondió que le parecía más oportuno adaptar el ancho de las sillas a las medidas que se venían utilizando para las puertas en el sector de la construcción. ¿Alguien da más?. Seguramente, el propio Maluenda el día menos pensado. Y es que, no solo de Toni Cantó vive twitter.

El insensible diputado Maluenda

El diputado del PP en las Cortes Valencianas por la provincia de Alicante, Rafael Maluenda, lamentó en twitter que con el accidente de Galicia, el Gobierno no hubiera podido sacar pecho con la Encuesta de Población Activa
Rafa García
lunes, 29 de julio de 2013, 17:09 h (CET)
Las redes sociales las carga el diablo. La gente se deja llevar y pone lo primero que se le ocurre. En ocasiones, de manera totalmente irreflexiva. Es lo que le ocurrió el pasado jueves al diputado del PP por la provincia de Alicante en las Cortes Valencianas, Rafael Maluenda. El tipo no tuvo otra ocurrencia que publicar en twitter lo siguiente: "Qué pena que la catástrofe ferroviaria nos impida expresar prudentemente nuestra satisfacción por los datos del paro". ¿Cabe mayor vileza? Me parece que no.

El intolerable comportamiento de Maluenda no es precisamente fruto de la inexperiencia, ya que según explica la wikipedia, el caballero disfruta de un acta de diputado de forma casi vitalicia. Tiene escaño en propiedad desde el comienzo de la actividad parlamentaria en las Cortes Valencianas en 1983. Pero podría decirse de él que, es tan pobre, que solo tiene un escaño.

Una vez leído su twit, queda claro que sus carencias son importantes. Y no solo como diputado, también como ser humano. Lo suyo no ha sido precisamente un derroche de humanidad, tacto, generosidad o sentido de la oportunidad. Sé que ha pedido perdón, y haberlo hecho le honra, aunque no debemos olvidar que dio el paso después del aluvión de críticas que le llegó por las redes sociales. Lo grave del caso es que escribió lo que escribió, y que lo escribió porque así lo pensaba. Porque lo que realmente le dolía no era el drama que le tocaba afrontar a este país en general y a Galicia en particular.

Lo que le dolía es que con la catástrofe, el Gobierno del PP no hubiera podido ‘vender’ convenientemente los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), que por otra parte, tampoco eran para tirar cohetes. Con casi seis millones de parados, hay poco de lo que presumir. Y mucho menos en feudos tradicionales del Partido Popular, como la provincia de Castellón, en la que la tasa de desempleo se sitúa ya en el 32%.

Volvamos a Rafael Maluenda. El alicantino no es un diputado corriente. Sus intervenciones públicas siempre han tenido un puntito de emoción. Sobre todo entre 1995 y 1999, cuando ejerció como portavoz popular en las Cortes Valencianas. Recuerdo que un buen día un diputado de la oposición me contó que su grupo había presentado una iniciativa parlamentaria para que a partir de ese momento en las nuevas edificaciones las puertas tuvieran una anchura mayor, para que las personas que van en silla de ruedas no tuvieran problemas de accesibilidad dentro de las viviendas.

Según me contó aquel deslenguado diputado de la oposición, Maluenda respondió que le parecía más oportuno adaptar el ancho de las sillas a las medidas que se venían utilizando para las puertas en el sector de la construcción. ¿Alguien da más?. Seguramente, el propio Maluenda el día menos pensado. Y es que, no solo de Toni Cantó vive twitter.

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