El Mediterráneo, mar que acaricia Barcelona, ha acogido estos días la VI Regata Puig de Vela Clàssica. Estos añejos veleros donde mejor muestran sus excelencias es deslizándose sobre las olas y unas cuantas decenas de ellos, procedentes de diversos puertos, se han reunido en Barcelona para, por sexto año consecutivo, regatear cerca de la costa ofreciendo con ello un espectáculo añadido a los visitantes de las playas de la ciudad.
Para participar en esta regata llegaron hasta las instalaciones del Real Club Náutico de Barcelona veleros cuyos nombres ya han sido inscritos en la historia de este tipo de navegación, barcos cuyo velamen ha surcado diversos mares a lo largo de una larga historia, ya que la principal característica de esta VI Regata Puig de Vela Clàssica es que los barcos participantes en la misma cumplan el requisito de la antigüedad y la manera de ser construidos, en resumen que estos días han pasado por las aguas barcelonesas veleros construidos en el siglo pasado y que, a pesar de los años, todavía siguen dando satisfacciones durante la navegación a sus tripulantes y armadores que los cuidan como a la niña mimada de sus ojos. Estos veleros, verdadera aristocracia de la navegación a vela, procedían de nueve países, Francia, Italia, Estados Unidos, Alemania, Suiza, Argentina, Reino Unido, España y Mónaco.
Setecientos regatistas izaron las velas de las embarcaciones para competir en el arte náutico de la navegación, y a pesar de que el tiempo mostró inestabilidad en algún momento de las regatas y las aguas del Mediterráneo no se presentaban calmas, aunque el viento hizo que se alcanzaran los diez nudos de velocidad, los tripulantes de las diversas embarcaciones supieron con su destreza llevar los veleros a buen puerto por los campos de regata ofreciendo a Barcelona el espectáculo de cuarenta y nueve viejos veleros bordeando las playas ciudadanas.
Las cuarenta y nueve embarcaciones que cada día de regatas salieron del RCNB cumplieron con lo prometido desde el inicio, lucha leal entre las tripulaciones para conseguir la copa y espectáculo y distracción tanto para los que desde los veleros luchaban con las velas y el viento como para todos los amantes del mar y los deportes náuticos que desde el pantalán o desde la costa presenciaban la danza sobre las olas de estos veleros, reyes del mar en su momento y hoy en día piezas de colección para sus armadores.
Hubo seis ganadores en las diferentes categorías establecidas en la competición. En la Big Boat el ganador fue el Moonbeam. En los veleros Clásicos el triunfo fue para el Yanira. El trofeo Época Marconi recayó en Peter. El trofeo Época Cangreja al Avel y el trofeo Enrique Puig se lo repartieron dos veleros, el Yanira y el Peter.
El alcalde de Barcelona, que el día de la presentación de la regata en el Ayuntamiento de Barcelona aseguró que buscaría un hueco para pasarse por el pantalán del Náutico para seguir esta regata, cumplió su promesa y asistió a la entrega de premios. Estuvo departiendo con todo el mundo y embarcó en el Moonbeam junto con los Puig y el comandante del velero.
No hay regata sin fiesta, y la de este año que sirvió como despedida hasta el próximo año, corrió a cargo de los divertidos y eficientes músicos y bailarines The Tall Tutsies, tienen la habilidad de hacer bailar a todo el mundo, de crear un ambiente único de fiesta mientras interpretan temas de The Killer, The Beatles, David Guetta, Queen y Credence Clearwater Revival entre otros muchos. Es una locura su energía, suenan muy bien y es el mejor final feliz para una historia de mar. Con mucho chic y elegancia.
La empresa creadora y principal patrocinadora de esta regata es la conocida empresa catalana Puig de la que ahora ya llevan las riendas la tercera generación, Puig es una empresa que empezó en el mundo de las fragancias y que ha ampliado sus objetivos también al mundo de la moda. La buena gestión de sus directivos y la ampliación del negocio a otros segmentos diferentes al de las fragancias le han llevado a un crecimiento sostenido que en el año 2012 le hizo tener unos ingresos de 1.488 millones de euros.
Sus marcas de la casa son Carolina Herrera, Nina Ricci, Paco Rabanne y Jean Paul Gaultier. Tiene licencias como Prada, Valentino, Comme des Garçons y fragancias de celebridades como la de Antonio Banderas. Sus productos se venden en 130 países.
Aunque muchas veces queda relegado a un segundo plano, el acondicionador cumple una función esencial en el cuidado del cabello. No se trata solo de una opción extra: su uso consigue que tu melena pase de apagada a brillante y suave. Entre sus beneficios, el acondicionador ayuda a desenredar sin tirones, aporta hidratación, mejora la elasticidad y refuerza el cabello gracias a ingredientes como la queratina, aceites o proteínas.
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