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La Liga ha puesto su punto y final nueve meses después con ganas de zambullirse en las aguas de piscinas y playas con el firme propósito de refrescar ideas para la próxima temporada. Sólo los fichajes veraniegos, idas y venidas, contenidas en los kioscos de prensa nos recordarán el standby del torneo de la regularidad. El devenir de la competición puso a cada uno en su sitio con un bonito epílogo al ofrecernos en 90 minutos una dosis de grandes emociones. Los alumnos más aplicados disfrutaron de su último día de recreo mientras los más perezosos tuvieron que seguir hincando codos hasta el descuento final.
Regocijo. Vigo y San Sebastián apaciguan su sed tras una dulce resaca de permanencia para los celtiñas y de ‘txampions’ para los donostiarras. Ambos no dependían de su trabajo y los factores externos les llevaron hacia sus objetivos. Los gallegos no dan crédito y siguen frotando sus ojos después de lo ocurrido en la última semana con dos meritorios triunfos en Pucela y ante el Espanyol, pero sobre todo por el desacierto de sus competidores. Más de lo mismo para los vascos. El Valencia no selló su pasaporte para la Liga de Campeones y Emery consumó su venganza al frente del Sevilla.
Llanto. No verse entre los cuatro mejores ha sentado como una patada en el culo a orillas del Turia, aunque no tanto como la marcha de Ernesto Valverde, un auténtico croché de izquierda para el valencianismo. Sin embargo todos estos sentimientos son naderías al lado del descenso de categoría. Palma, A Coruña y Zaragoza jugaron sus cartas hasta el último instante, especialmente desde Mallorca donde se hicieron los deberes a la espera del milagroso regalo perico. Desde Riazor y La Romareda se deben cambiar muchas cosas en la gestión, sus aficionados no se merecen estos porrazos.
Despedida. Muchos abandonan el fútbol español, una fuga de talento que comienza en los banquillos con las salidas de Montanier, Mourinho y Pellegrini. Maestros de la pizarra que seguirán con sus sabios consejos en otras fronteras. Falcao, Llorente, Higuaín y Jesús Navas también recogen sus bártulos para salir. Ilustres como Carvalho, Valerón, Abidal y Palop buscan un dorado retiro mientras un siglo de historia se despide con el cierre de San Mamés.
Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.
Gladio (espada en latín), fue el nombre que se le dio a la "red de agentes durmientes desplegados por la OTAN en Italia y preparados para entrar en acción en caso de que los soviéticos invadieran Europa Occidental", y serían la fuerza aliada que permanecería detrás de las líneas soviéticas para facilitar el contraataque.
El diccionario es permisivo, incluye la rigidez en la delimitación de las entradas y salidas; al tiempo que acoge la pérdida de los formatos cerebrales a la hora de regular las ideas entrantes o las emitidas tras elucubraciones varias. A veces no está tan claro si apreciamos más los desajustes o seguimos fieles a ciertos límites establecidos.
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