La antesala para celebrar La Batalla de Puebla fue una pelea de campeonato en la división de 126 libras, donde Mares llego con un amigo con micrófono en mano cantando un corrido de intimidación, y como acostumbra el tapatío, llegó con el rostro cubierto con una pañoleta que refleja la muerte, o advertencia para la competencia; “Triste tu calaca”.

El Tarahumara, como campeón defensor apareció bajo las notas del mariachi, que interpretaba “El Corrido de Chihuahua”. Los momios dejaron como favorito a Mares, en oferta de 3 a 1, por su calidad de invicto, y desde el inicio puso en evidencia su rapidez de manos, pero Daniel ya había advertido, que estaría al alba, para que sintiera el rigor, cada vez que penetrara en lo angosto, a segundos del cierre de la segunda ronda, Mares logró propinar una derecha en lo propuesto y Daniel visitó la lona, se incorporó como si nada y el asunto no paso a mayores, pero el de Guadalajara se lleno de vigor y trato por todos los medios de poner punto y aparte temprano, mas De Leon le salió al toro por los cuernos, y empezó a lanzar zurdazos al estilo de un pitcher en la loma de los disparos, pero Abner no le rehuía a la candela y se involucraba en la riña cuando lo creía prudente.

El acose de brecha era turnado, según cada cual en su estrategia, pero en momentos, ambos se quedaban esperando ser atacados, para un contragolpeo más eficiente, y cada vez que Daniel fallaba en su entrega de cuero, Mares se le echaba encima a dos manos. La pelea iba muy paralela a las alturas del séptimo asalto con cada uno teniendo sus momentos de ventaja, y los volados de Ponce sin duda parecían como las pedradas que tiraba en el monte con una honda, arreciando con más agresividad, para ganar el octavo asalto, y empezó bien el noveno, pero en un intercambio en lo angosto, le toco a Daniel bailar con la más fea, porque Abner logró incrustar la derecha sin ni siquiera dirigirla con los ojos, pero con brújula en automático, que pegó de lleno en la barbilla del “Tarahumara” que en vez de hacer tiempo postrado en la lona, se levantó de inmediato y dio unos pasos alejándose del referí que si lo dejo continuar, pero como estaba aún aturdido, en vez de poner tierra de por medio, o en su defecto amarrar, decidió jugársela en una rayuela donde llevaba las de perder, porque Mares sabía que era cuestión de no dejarlo que se reanimara, y como no erraba en su ataque sin tregua, el referí decidió poner un sanseacabó. Daniel protesto la intervención y aboga por una revancha inmediata.

En los números computarizados, Mares lanzó 92 golpes menos, pero logró atinar 20 más, en jabs tiró 18 menos, pero sólo fue superado por 3 de Ponce, pero en realidad ninguno de los dos pudo instalar un jab eficiente, en la categoría de golpes contundentes Mares tiro 60 menos pero acertó 23 más.

Sin contar la faena del noveno asalto, Ponce de León iba abajo en dos tarjetas por un punto y en la tercera por 2 puntos.

Abner dedicó la pelea a su padre, que tuvo un ataque y se encuentra restableciéndose, y comentó, que saco a Daniel de su plan de ataque al boxearlo y cambiar el ritmo al intercambiar golpes y concluye que fue difícil ganarle a un contrincante al cual sigue considerándolo como un amigo.

Fue una noche rara, ausente de las albricias y los gritos que se acostumbran en las pelas de esta índole, ni en la salida del recinto ni en la conferencia de prensa hubo mucho alboroto.

Después de la pelea subió Tony Meléndez la voz del grupo Primavera a cantar el himno Nacional de México.