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Ilusión, coraje, garra, valor,
arrojo, valentía…..no sé cuantas veces más tendremos que escuchar estas
palabras de boca de los jugadores. La vuelta de las semifinales de Champions se
acerca y si no fuera por la pésima actuación de los dos conjuntos nacionales en
tierras alemanas, no tendríamos que estar ahora mismo invocando y conjurando a
todo lo más sagrado para poder conseguir el milagro que el mundo deportivo espera.
Por mucho que todos vayamos
vestidos igual, que hagamos el mosaico más bonito en el estadio, gritemos al unísono y cantemos más alto el himno madridista o culé….por mucho que hagamos todo eso juntos, a la vez y
perfectamente coordinados, no servirá de nada si los verdaderos protagonistas
no se dejan de tonterías y de fantasías épicas y salen al terreno de juego a
revalidar algo que jamás debieron dejarse escapar.
Estoy de acuerdo que todo hace y
que un ambiente de gala es vital para animar al equipo a forjar la tan sonada
remontada, pero por favor, quien juegan son ellos. Han desperdiciado la gran
oportunidad de aprovechar la ida y la vuelta. Han tirado por así decirlo 90 minutos
a la basura y ahora llegan de nuevo los nervios, el cara o cruz y el pasar la
patata caliente de las culpas y las broncas de unos a otros.
Sinceramente no es momento de
eso, más que nunca y si por algo quieren luchar, ya que parece la afición mucho
más entregada a la heroica que ellos mismos, deberían conjurarse como grupo,
como piña, como verdaderos profesionales, sabiendo lo que se juegan…y dejarse
de tanta afición, de tanto mamoneo y parafernalia.
90 minutos en casa dan para mucho
y no será la primera vez que algo así pueda cumplirse. Primero llega el turno
del Real Madrid que a simple vista y por minimizar daños parece que lo tiene
mejor. El miércoles turno para un Barça que parece que ha recuperado a su estrella
y con él su seña de identidad. Si alguien es capaz de hacer algo así, sin duda
son estos dos equipazos que dejaron por tierras más frías destellos de apatía,
pereza y dejadez.
Venga va, me atrevo, después de
todo esto soy de esas que confía en la remontada. Es difícil, complicado, pero
no imposible. Ya digo que hay precedentes, pero Alemania parece que también
está tomando la delantera en lo que al fútbol ser refiere. Tiempo atrás
quedaron ya esos equipos que salían al campo a ver qué pasaba sin control ni
toque. La perspectiva del mundo ha cambiado y la del fútbol parece que también.
Señor Mourinho y señor Vilanova, tomen de nuevo el pulso a estos dos equipos,
hagan de sus jugadores unos héroes y mentalícenles de que la única posibilidad
de viajar a Wembley pasa por sus botas. Porque se dejen la piel desde el minuto
uno y les den en las narices a los Alemanes tanto como nos dieron a nosotros
hace tan solo seis días.
Todo esto eso sí enmarcado en un
ambiente único que no paran de repetirnos. Pero cómo quieren que la verdadera
afición apoye si los únicos que pueden ir al campo son los abonados y la gente
con buenos petrodólares. Una vez más, aprendamos algo de los alemanes, por si
nos sirve de algo. Pongamos las entradas más baratas para que la gente que
verdaderamente sufre, disfruta y vive el fútbol vaya a animar de corazón a sus
jugadores y no un montón de “estirados”
que cumplen con sus compromisos regalando entradas de 200 euros.
En fin, una vez más son opiniones
y perspectivas. De lo que no hay duda es de que con remontadas o sin ellas, los
que nos iremos chafados o contentos a dormir seremos los que vemos el partido a
través del televisor. Hagan juego, todavía quedan algunas horas para seguir
rezando y conjurando por si siguen sin confiar en aquellos que alguna vez
llamamos astros del balón.
La ciudad de Barcelona, en favor de una transformación fantasiosa de sí misma, siempre bajo el paraguas efectista de la ‘sostenibilidad ambiental’, como socorrida coartada ejemplificada en su más que evidente y disruptiva conversión urbanística, se le adivina en su resultado final el poco o nulo interés por conectar con las necesidades vitales de una gran mayoría y en aquellos planeamientos al servicio de las personas.
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La inversión de inmuebles en España atrae a muchos extranjeros, por el clima mediterráneo agradable y las múltiples playas por toda su costa, lo que la convierte en un destino muy atractivo para vivir o pasar las vacaciones, esta es la razón de muchos inversores que buscan una segunda residencia o un lugar de retiro.
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