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“¿Recurrirá el Gobierno, si hay condena penal para los encausados catalanes, a ignorar la Justica para indultarlos? Nos tememos que sí

¿Anular los juicios contra torturadores y asesinos de la II República?

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Es curioso y sumamente aleccionador hablar de cómo, algunos partidos políticos, usan distinta vara de medir cuando se trata de juzgar o tratar temas que afectan a sus propias actuaciones, decisiones, intereses, responsabilidades y seguidores o, en el caso contrario, en aquellos otros en los que, respecto a sus adversarios políticos, lo que se pone en tela de juicio es lo mismo a lo que nos hemos referido para aquellos. Lo peor del caso es la cara de cemento armado de algunos dirigentes izquierdistas que, aparte de querer tergiversar lo que verdaderamente sucedió en el periodo que abarca desde el 14 de Abril de 1931 hasta que, en 1939, se dio por finalizada, con la victoria del general Franco, la guerra Civil iniciada el 18 de Julio de 1936. Y es que, señores, se da la extraña circunstancia de que, para algunos historiadores de la izquierda, una importante parte de la historia de aquellos años en los que, salvo el corto espacio de tiempo en el que los partidos de derechas estuvieron al frente de la II República, desde noviembre de 1933 hasta febrero de 1936, España estuvo a merced de socialistas y sindicatos revolucionarios que no dejaron de provocar conflictos, huelgas, asesinatos, amenazas, secuestros y toda clase de atentados como la quema de las iglesias, asalto de conventos de monjas, torturas y vejaciones sobre una población sometida al terror de unas masas incontroladas por la abulia del Gobierno que, pese a los avisos que recibió de Mola y del mismo general Franco, no se lo tomó en serio pensando que podrían dominar la situación; todas aquellas infracciones de la ley no se le pueden imputar a la República.


No obstante, lo sucedido desde febrero de 1936, que fue cuando tuvieron lugar las fatídicas elecciones que le dieron el poder al Frente Popular, un gobierno republicano de izquierdas quedó superado por partidos como la UGT y la CNT, cada uno de ellos con más de un millón de afiliados, y fueron los socialistas Largo Caballero y Carrillo, con su lenguaje revolucionario, los que más contribuyeron y se destacaron en conseguir crear el ambiente enrarecido en el que quedó sumida la nación española. Los tumultos callejeros, las manifestaciones violentas, las algaradas revolucionarias y los desórdenes que dieron al traste con lo poco que quedaba de la II República, ahora en manos del comunismo de los frentes populares organizados desde la URRS; no se toma en cuenta como negligencia grave de los gobernantes republicanos, aunque fueron los que significaron el principio de aquella época siniestra en la que España quedó convertida en una nación en la que dominabas el caos y la inseguridad de las personas.


Recuerdos que debieran de hacer meditar a toda esta oleada de nuevos políticos que, desde hace unos años, se han dedicado a poner en cuestión el sistema de gobierno democrático; de fomentar actitudes secesionistas en distintas autonomías españolas; de poner en la picota al Estado de derecho; de pretender sustituir la autoridad de las dos cámaras de representación popular, intentando potenciar la voz de la calle; una forma de fraccionar la autoridad de las instituciones estatales, sustituyéndolas por sistemas pretendidamente asamblearios, con todas las consecuencias que, para un Estado, suponen la pérdida de prestigio de las instituciones establecidas por la Constitución. Ello dio lugar a que activistas callejeros o antisistema en funcionarios miembros de los ayuntamientos, diputaciones, generalidades etc., lo que ha supuesto que, en muchas ocasiones, la anarquía se haya apoderado de aquellas ciudades en las que las izquierdas hayan conseguido implantar un régimen dominado por gestores anarquistas, como ha sido el caso de la capital de Cataluña, Barcelona.


Los comunistas bolivarianos del partido Podemos no hacen otra cosa que intentar resucitar los viejos odios derivados de una Guerra Civil, que finalizó hace 80 años; utilizando para ello el intento de revisión de lo que sucedió durante la contienda y con posterioridad a ella, olvidándose, gracias al trabajo de los que se han convertido en inventores de otra historia muy distinta de la que tuvo lugar, de que, en la España roja, republicana, se implantó un verdadero régimen de terror, durante el cual las calles de las grandes capitales españolas quedaron bajo vigilancia de milicianos y milicianas encargadas de depurar Barcelona, Madrid, Valencia y otras importantes urbes de la geografía española, de cualquier signo de capitalismo, religión o riqueza y pretendiendo responsabilizar de todos los crímenes que tuvieron lugar en tierras catalanas, vascas, madrileñas, valencianas y andaluzas, al levantamiento del 18 de julio de 1936 y la liquidación de cuentas pendientes cuando finalizó la guerra. Sin negar que, en ambos bandos, se cometieron crímenes horribles, como suele suceder en el caso de una guerra civil, podemos decir que, en el bando republicano, fueron especialmente numerosas, crueles, vengativas, enconadas y numerosas las represalias contra la población civil y los religiosos, especiales blancos de las hordas sanguinarias que se quedaron en la retaguardia de las grandes ciudades españolas, mientras el resto eran enviados al frente de batalla para luchar con las tropas del general Franco. Nadie de todos estos llamados “especialistas” que se ocupan de vendernos una nueva historia de aquellos tiempos, nos ha hablado de la famosa importación, desde Rusia, de aquellas formas sanguinarias de tortura practicadas en la KGB soviética y que fueron traídas a España para ser instaladas en iglesias, conventos, casas siniestras y rápidamente puestas en manos de sicópatas expertos en toda clase de torturas, con plenos poderes para ejercer su “especialidad” sin ningún tipo de límites ni control ¡y vaya si se tomaron en serio su trabajo!. Miles de sacerdotes, católicos, militares, personas de derechas, seminaristas, amas de casa, monjas y republicanos de derechas, fueron torturadas en manos de criminales como J.Vallejo y Román de la Hoz, en la checa de la Guindalera; o el anarquista A.Ariño Ramis o el mallorquín Elviro Ferret o el no menos sádico García Atadell (acabó huyendo de Madrid cargado de joyas, alhajas y dinero que previamente había saqueado a sus víctimas de la checa) Recordemos las famosas Escuadrillas del Amanecer, en Madrid, que acudían de noche a casas de personas a las que porteros y demás personas de servicio había delatado en venganza a sus empleadores o vecinos simplemente por envida o cuestiones menores. Otra banda criminal eran “Los linces de la República”. En Cataluña fue tristemente famoso un tal Laurentic y los siniestros Martí, el teniente coronel Uribarri y el siniestro Walter, un experto en las torturas más sofisticadas.


Nos preguntamos si, todos estos juicios que se les achacan a Franco y a sus militares; dado que se habla de la anulación de todos los celebrados durante la “pretendida” revancha del general Franco; ahora, pasados los años, cuando los socialistas y resto de las izquierdas quieren que sean declarados nulos ¿Van también a exonerar de sus atrocidades a todos estos que cometieron semejantes crímenes probados hasta la saciedad y con el testimonio acusatorio de todos aquellos que lograron sobrevivir, unos pocos, o de las confesiones de testigos y, algunos, reconocidos por los propios inculpados, seres aberrante donde los hubiere, que disfrutaban de explicar el gusto que les daba el causar mal a cualquier persona que cayera en sus manos criminales.


Lo chocante del caso es que muchas de estas revisiones, que ahora se proponen que se hagan, de expedientes de personas que fueron condenadas por crímenes cometidos en contra de personas indefensas y que no participaron directamente en la guerra mediante su presencia en los frentes de combate, las hacen familiares que, con toda seguridad, dado el odio que se percibe en estas gentes que siguen los pasos de sus ancestros, seguramente, si tuvieran ocasión de repetir las “hazañas” de aquellos que fueron juzgados en tribunales franquistas, lo volverían a hacer sin el menor escrúpulo, pese a que los años transcurridos y las pocas personas que sobrevivieron a aquellos tiempos (cada vez menos) hace suponer que, los que reclaman venganza o la recuperación de la “honra” de sus parientes, son personas de la tercera generación desde que aquellos trágicos sucesos tuvieron lugar. Es lo mismo que sí, los indios americanos que fueron machacados en el oeste americano, pidieran al Estado, que se anularan todos aquellos juicios que llevaron ante los tribunales a aquellos que mataron para defender sus territorios de caza y se condenara a los de la Western Union, por los miles de indios y bisontes que se sacrificaron para la puesta en marcha del ferrocarril que transportaba a ciudadanos del este, a las inexploradas tierras del oeste americano.


Claro que es evidente que, salvo para crear dificultades, tener ocasión de reclamar contra el Estado, enfrentar a ciudadanos con otros ciudadanos que no piensan los mismo o fomentar la codicia de aquellos a los que les importa un rábano lo que le sucedió a tu tatarabuelo hace 80 o 90 años, pero piensa, no obstante, que quizá haya una posibilidad remota de conseguir alguna pensión del Estado o alguna indemnización que les permitiera una buenas vacaciones en el Caribe.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, estamos ante una situación en la que lo importante, por parte de los socialistas que nos gobiernan y aquellos que piensan que, si gobernaran ellos podrían a conseguir una buena tajada de su ayuda al señor Sánchez. Y aquí tenemos ante nosotros y todos aquellos que quieran verlo, la gran trola que tanto el gobierno del señor P.Sánchez como los comunistas de IUo los comunistas de Podemos están tan interesados de hacer tragar a quienes los quieran escuchar ( hasta el punto de ralentizar sus propias campañas y reducirlas a cargar contra el PP, Ciudadanos y VOX, teniendo el convencimiento de que se van a necesitar todos si es que quieren, como ya han anunciado, crear el cordón sanitario, como aquel que usó Zapatero contra el PP, para aislar a la derecha y poder dedicarse a explotar el poder en su beneficio, al menos hasta que la cruda realidad y la amenaza de otra recesión que pueda afectar a Europa, les obligue a entrar en razón; algo que, va a ser muy difícil que tenga lugar si consideramos que el señor Pedro Sánchez parece dispuesto a emular y superar a su antecesor Rodríguez Zapatero, en lo es que se refiere a poner España patas arriba y, de nuevo, a las puertas de un posible rescate, por haber desperdiciado la ocasión de hacer las cosas bien. Pero este es el patrimonio de la Izquierda: gastarse todo el dinero del Estado para después poner la nación en manos de la derecha, para que se arregle como pueda con el “marrón”.  

¿Anular los juicios contra torturadores y asesinos de la II República?

“¿Recurrirá el Gobierno, si hay condena penal para los encausados catalanes, a ignorar la Justica para indultarlos? Nos tememos que sí
Miguel Massanet
sábado, 6 de abril de 2019, 09:09 h (CET)

Es curioso y sumamente aleccionador hablar de cómo, algunos partidos políticos, usan distinta vara de medir cuando se trata de juzgar o tratar temas que afectan a sus propias actuaciones, decisiones, intereses, responsabilidades y seguidores o, en el caso contrario, en aquellos otros en los que, respecto a sus adversarios políticos, lo que se pone en tela de juicio es lo mismo a lo que nos hemos referido para aquellos. Lo peor del caso es la cara de cemento armado de algunos dirigentes izquierdistas que, aparte de querer tergiversar lo que verdaderamente sucedió en el periodo que abarca desde el 14 de Abril de 1931 hasta que, en 1939, se dio por finalizada, con la victoria del general Franco, la guerra Civil iniciada el 18 de Julio de 1936. Y es que, señores, se da la extraña circunstancia de que, para algunos historiadores de la izquierda, una importante parte de la historia de aquellos años en los que, salvo el corto espacio de tiempo en el que los partidos de derechas estuvieron al frente de la II República, desde noviembre de 1933 hasta febrero de 1936, España estuvo a merced de socialistas y sindicatos revolucionarios que no dejaron de provocar conflictos, huelgas, asesinatos, amenazas, secuestros y toda clase de atentados como la quema de las iglesias, asalto de conventos de monjas, torturas y vejaciones sobre una población sometida al terror de unas masas incontroladas por la abulia del Gobierno que, pese a los avisos que recibió de Mola y del mismo general Franco, no se lo tomó en serio pensando que podrían dominar la situación; todas aquellas infracciones de la ley no se le pueden imputar a la República.


No obstante, lo sucedido desde febrero de 1936, que fue cuando tuvieron lugar las fatídicas elecciones que le dieron el poder al Frente Popular, un gobierno republicano de izquierdas quedó superado por partidos como la UGT y la CNT, cada uno de ellos con más de un millón de afiliados, y fueron los socialistas Largo Caballero y Carrillo, con su lenguaje revolucionario, los que más contribuyeron y se destacaron en conseguir crear el ambiente enrarecido en el que quedó sumida la nación española. Los tumultos callejeros, las manifestaciones violentas, las algaradas revolucionarias y los desórdenes que dieron al traste con lo poco que quedaba de la II República, ahora en manos del comunismo de los frentes populares organizados desde la URRS; no se toma en cuenta como negligencia grave de los gobernantes republicanos, aunque fueron los que significaron el principio de aquella época siniestra en la que España quedó convertida en una nación en la que dominabas el caos y la inseguridad de las personas.


Recuerdos que debieran de hacer meditar a toda esta oleada de nuevos políticos que, desde hace unos años, se han dedicado a poner en cuestión el sistema de gobierno democrático; de fomentar actitudes secesionistas en distintas autonomías españolas; de poner en la picota al Estado de derecho; de pretender sustituir la autoridad de las dos cámaras de representación popular, intentando potenciar la voz de la calle; una forma de fraccionar la autoridad de las instituciones estatales, sustituyéndolas por sistemas pretendidamente asamblearios, con todas las consecuencias que, para un Estado, suponen la pérdida de prestigio de las instituciones establecidas por la Constitución. Ello dio lugar a que activistas callejeros o antisistema en funcionarios miembros de los ayuntamientos, diputaciones, generalidades etc., lo que ha supuesto que, en muchas ocasiones, la anarquía se haya apoderado de aquellas ciudades en las que las izquierdas hayan conseguido implantar un régimen dominado por gestores anarquistas, como ha sido el caso de la capital de Cataluña, Barcelona.


Los comunistas bolivarianos del partido Podemos no hacen otra cosa que intentar resucitar los viejos odios derivados de una Guerra Civil, que finalizó hace 80 años; utilizando para ello el intento de revisión de lo que sucedió durante la contienda y con posterioridad a ella, olvidándose, gracias al trabajo de los que se han convertido en inventores de otra historia muy distinta de la que tuvo lugar, de que, en la España roja, republicana, se implantó un verdadero régimen de terror, durante el cual las calles de las grandes capitales españolas quedaron bajo vigilancia de milicianos y milicianas encargadas de depurar Barcelona, Madrid, Valencia y otras importantes urbes de la geografía española, de cualquier signo de capitalismo, religión o riqueza y pretendiendo responsabilizar de todos los crímenes que tuvieron lugar en tierras catalanas, vascas, madrileñas, valencianas y andaluzas, al levantamiento del 18 de julio de 1936 y la liquidación de cuentas pendientes cuando finalizó la guerra. Sin negar que, en ambos bandos, se cometieron crímenes horribles, como suele suceder en el caso de una guerra civil, podemos decir que, en el bando republicano, fueron especialmente numerosas, crueles, vengativas, enconadas y numerosas las represalias contra la población civil y los religiosos, especiales blancos de las hordas sanguinarias que se quedaron en la retaguardia de las grandes ciudades españolas, mientras el resto eran enviados al frente de batalla para luchar con las tropas del general Franco. Nadie de todos estos llamados “especialistas” que se ocupan de vendernos una nueva historia de aquellos tiempos, nos ha hablado de la famosa importación, desde Rusia, de aquellas formas sanguinarias de tortura practicadas en la KGB soviética y que fueron traídas a España para ser instaladas en iglesias, conventos, casas siniestras y rápidamente puestas en manos de sicópatas expertos en toda clase de torturas, con plenos poderes para ejercer su “especialidad” sin ningún tipo de límites ni control ¡y vaya si se tomaron en serio su trabajo!. Miles de sacerdotes, católicos, militares, personas de derechas, seminaristas, amas de casa, monjas y republicanos de derechas, fueron torturadas en manos de criminales como J.Vallejo y Román de la Hoz, en la checa de la Guindalera; o el anarquista A.Ariño Ramis o el mallorquín Elviro Ferret o el no menos sádico García Atadell (acabó huyendo de Madrid cargado de joyas, alhajas y dinero que previamente había saqueado a sus víctimas de la checa) Recordemos las famosas Escuadrillas del Amanecer, en Madrid, que acudían de noche a casas de personas a las que porteros y demás personas de servicio había delatado en venganza a sus empleadores o vecinos simplemente por envida o cuestiones menores. Otra banda criminal eran “Los linces de la República”. En Cataluña fue tristemente famoso un tal Laurentic y los siniestros Martí, el teniente coronel Uribarri y el siniestro Walter, un experto en las torturas más sofisticadas.


Nos preguntamos si, todos estos juicios que se les achacan a Franco y a sus militares; dado que se habla de la anulación de todos los celebrados durante la “pretendida” revancha del general Franco; ahora, pasados los años, cuando los socialistas y resto de las izquierdas quieren que sean declarados nulos ¿Van también a exonerar de sus atrocidades a todos estos que cometieron semejantes crímenes probados hasta la saciedad y con el testimonio acusatorio de todos aquellos que lograron sobrevivir, unos pocos, o de las confesiones de testigos y, algunos, reconocidos por los propios inculpados, seres aberrante donde los hubiere, que disfrutaban de explicar el gusto que les daba el causar mal a cualquier persona que cayera en sus manos criminales.


Lo chocante del caso es que muchas de estas revisiones, que ahora se proponen que se hagan, de expedientes de personas que fueron condenadas por crímenes cometidos en contra de personas indefensas y que no participaron directamente en la guerra mediante su presencia en los frentes de combate, las hacen familiares que, con toda seguridad, dado el odio que se percibe en estas gentes que siguen los pasos de sus ancestros, seguramente, si tuvieran ocasión de repetir las “hazañas” de aquellos que fueron juzgados en tribunales franquistas, lo volverían a hacer sin el menor escrúpulo, pese a que los años transcurridos y las pocas personas que sobrevivieron a aquellos tiempos (cada vez menos) hace suponer que, los que reclaman venganza o la recuperación de la “honra” de sus parientes, son personas de la tercera generación desde que aquellos trágicos sucesos tuvieron lugar. Es lo mismo que sí, los indios americanos que fueron machacados en el oeste americano, pidieran al Estado, que se anularan todos aquellos juicios que llevaron ante los tribunales a aquellos que mataron para defender sus territorios de caza y se condenara a los de la Western Union, por los miles de indios y bisontes que se sacrificaron para la puesta en marcha del ferrocarril que transportaba a ciudadanos del este, a las inexploradas tierras del oeste americano.


Claro que es evidente que, salvo para crear dificultades, tener ocasión de reclamar contra el Estado, enfrentar a ciudadanos con otros ciudadanos que no piensan los mismo o fomentar la codicia de aquellos a los que les importa un rábano lo que le sucedió a tu tatarabuelo hace 80 o 90 años, pero piensa, no obstante, que quizá haya una posibilidad remota de conseguir alguna pensión del Estado o alguna indemnización que les permitiera una buenas vacaciones en el Caribe.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, estamos ante una situación en la que lo importante, por parte de los socialistas que nos gobiernan y aquellos que piensan que, si gobernaran ellos podrían a conseguir una buena tajada de su ayuda al señor Sánchez. Y aquí tenemos ante nosotros y todos aquellos que quieran verlo, la gran trola que tanto el gobierno del señor P.Sánchez como los comunistas de IUo los comunistas de Podemos están tan interesados de hacer tragar a quienes los quieran escuchar ( hasta el punto de ralentizar sus propias campañas y reducirlas a cargar contra el PP, Ciudadanos y VOX, teniendo el convencimiento de que se van a necesitar todos si es que quieren, como ya han anunciado, crear el cordón sanitario, como aquel que usó Zapatero contra el PP, para aislar a la derecha y poder dedicarse a explotar el poder en su beneficio, al menos hasta que la cruda realidad y la amenaza de otra recesión que pueda afectar a Europa, les obligue a entrar en razón; algo que, va a ser muy difícil que tenga lugar si consideramos que el señor Pedro Sánchez parece dispuesto a emular y superar a su antecesor Rodríguez Zapatero, en lo es que se refiere a poner España patas arriba y, de nuevo, a las puertas de un posible rescate, por haber desperdiciado la ocasión de hacer las cosas bien. Pero este es el patrimonio de la Izquierda: gastarse todo el dinero del Estado para después poner la nación en manos de la derecha, para que se arregle como pueda con el “marrón”.  

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