En 1889 Oscar Wilde dijo que había nacido antes de su tiempo. Sólo hay que echar un vistazo a su vida, a su obra, para darse cuenta que era un hombre del siglo XXI encerrado en el siglo XIX. Y justo cuando atisbaba la luz el siglo XX, murió. Viajero incansable, compuso poemas, obras dramáticas, novelas, ensayos, crítica literaria... También hay quien lo ha calificado de hombre del renacimiento perdido en la línea del tiempo. Su homosexualidad no creo que sea relevante, como no creo que los gustos sexuales de nadie lo sean en cuanto a su trabajo, su vocación y su obra. Su mente es de las más preclaras de ese siglo XIX, precursor del desastre que fue el XX. Fue él quien dijo que el patriotismo es la virtud de los depravados.
Cuando en 1978, diciembre, para ser exactos, se votó la Constitución que hoy día disfrutamos, una de las cosas que más soliviantó del texto a la extrema derecha española fue el reconocimiento de las Autonomías. Los soliviantó porque la extrema derecha, Blas Piñar y Manuel Fraga al frente, seguían queriendo la continuidad de aquella “Una, grande y libre” – lo de libre no logro entenderlo, pero hay está – que durante cuarenta años había subyugado culturas y lenguas minoritarias en el Estado como si fueran un peligro para la convivencia. Esta Constitución nuestra, mediante ese Titulo en el que se reconoce el Estado de las Autonomías, ha desarrollado en estos veintiocho años dicho Estado hasta límites increíbles dentro de cualquier país democrático. Y eso es demostrable. Aunque ello no signifique que no pueda desarrollarse más.
La protección a la cultura, y dentro de ella las lenguas minoritarias del Estado, siendo verdaderamente emblemáticas en los planes de estudio de las Autonomías que las tienen, es algo innegable y palpable en cualquier colegio catalán o vasco. El desarrollo de instituciones propias y de funcionamiento independiente dentro del ordenamiento jurídico y administrativo del Estado también es algo real.
Ahora le ha tocado al Estatut y al reconocimiento de las nacionalidades que componen el Estado. De nuevo volvemos a ver a los mismo de siempre bramando por las mismas tonterías que fueron dichas en 1978. Hasta ellos se dan cuenta de aquello que a nadie se le esconde, que todo esto son los primeros pasos hacia el Estado Federal. Un tipo de Estado que no hace gracia a la extrema derecha, ya que reconoce el derecho a ser de dichas Autonomías como parte integral real del Estado más allá de la imagen de simples regiones. Pero es que tampoco ha hecho gracia a los nazionanistas, que no es el caso de ERC o del PNV, sino de batatasuna. Y lo risible es que no les ha hecho gracia precisamente por lo mismo, aunque en este caso porque se reconoce a dichas naciones como parte integral del Estado Español.
El Estado es simplemente una forma de convivencia entre los ciudadanos, una forma de convivencia que, enmarcada en el Estado de Derecho, reconoce, defiende y permite derechos y libertades, entre todos. Y da la casualidad que “todos” somos mayoría, y resulta también que la mayoría ni somos de extrema derecha, ni somos de batatasuna. Y desde luego, es de depravados hacer demagogia sobre el patriotismo, como lo hacen estos.
Vamos, que lo mires como lo mires, George Bernard Shaw estuvo sembrado cuando dijo eso de nunca tendremos un mundo en paz hasta que se extirpe el patriotismo en la raza humana.
Buenas noches, y buena suerte...
Suena de fondo “Si algún día me pierdo”, de Manu Chao.
|