Foto: "Garbine Muguruza" by Tatiana (CC BY-SA 2.0)

La tenista española ha encadenado varios grandes torneos sin ser capaz de llegar a unas rondas dignas de su juego, lo que le ha lastrado a una posición muy retrasado en el ‘ranking’.

Pocos podían imaginarse que tras hacer semifinales en el Abierto de Francia, Garbiñe Muguruza iba a verse hundida tanto en su juego como en la clasificación WTA. La ex número 1 del tenis femenino no ha levantado cabeza en esta segunda mitad del 2018, lo que le ha lastrado a una posición muy baja del ‘ranking’, hecho que no le permitirá estar en las World Tour Finals.

Primero fue en Birmingham, para preparar Wimbledon, donde comenzó su mala racha de derrotas. Allí cedió en su segundo encuentro, momento en el que empezó una racha tremenda que se ha alargado más de lo que a todos nos gustaría. Después, en el Grand Slam de Londres, ciudad muy recomendable para visitar, cedió en segunda ronda ante la alemana Alison Van Uytvanck en tres sets, sin dejar rastro alguno de aquella jugadora alegre y sonriente que se impuso allí en 2017.

Francia, su último gran campeonato

Seguramente este fuese uno de los momentos donde el bajón psicológico le pegó más fuerte a una tenista que aún sigue buscándose. Tras aquella derrota, en Cincinnati, el US Open, el Premier de Tokio, el Premier de Wuhan y en el China Open, tampoco ha sido capaz de ganar más de tres partidos.

La situación ha creado un ambiente hostil en la cabeza de una tenista que a sus 25 años tiene que recomponer sus ideas para volver a triunfar y mandar en una clasificación que le espera con los brazos abiertos. Ya ha demostrado de lo que es capaz imponiéndose en dos Grand Slams en los tres últimos cursos y de ahí que Garbiñe aún tenga un rédito más que suficiente como para pensar que volveremos a ver su mejor versión sobre una pista de tenis.

Afrontar el 2019 de otra manera es, posiblemente, la mejor solución para frenar una racha negativa insaciable. Y es que, uno de los mayores problemas de Muguruza desde que comenzó a ganar partidos siempre ha sido su débil cabeza. Un mal punto o juego le echan completamente del encuentro y le hacen perder los nervios y mandar bolas, que siempre mete en pista, fuera.

La cabeza es la clave de su recuperación

Cierto es que, que a su edad aún tiene un gran margen de mejora y que la experiencia, en muchas ocasiones, te da ese punto de madurez mental que te permite olvidarte del punto anterior para centrarte en el siguiente. Precisamente por ahí es por donde pasan las opciones de la española de volver a estar entre las mujeres del mundo del tenis que mejores apuestas tienen de cara a los grandes del próximo año, en que las rivales serán las siempre. Serena Williams y Simona Halep formarán parte de ese grupo.

Por ello, el principal objetivo para 2019 es recuperar esa hambre que le caracteriza y que le ha llevado a ganar un Open de Francia y un Wimbledon. Después, lo siguiente será precisamente pelear por los Grand Slams y meterse de lleno en la lucha por los primeros puestos de la clasificación WTA, en donde debería estar con su enorme talento.