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Estar aislado,
pendiente de las hojas
del calendario;
sin otro afán
que el tiempo intensifique
su transcurrir;
sin las caricias
de unas sutiles manos
en la mañana;
sin otros besos
que el fugaz aleteo
de una crisálida;
con el olor
al último rincón
de la prisión;
con la inquietud
de que quizá el encierro
se perpetúe;
con la ilusión
constante de que al fin
se acerca octubre;
con la esperanza
de que este chaparrón
traiga el otoño.
Así es un día
de finales de agosto
para un abrigo.
Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.
Gladio (espada en latín), fue el nombre que se le dio a la "red de agentes durmientes desplegados por la OTAN en Italia y preparados para entrar en acción en caso de que los soviéticos invadieran Europa Occidental", y serían la fuerza aliada que permanecería detrás de las líneas soviéticas para facilitar el contraataque.
El diccionario es permisivo, incluye la rigidez en la delimitación de las entradas y salidas; al tiempo que acoge la pérdida de los formatos cerebrales a la hora de regular las ideas entrantes o las emitidas tras elucubraciones varias. A veces no está tan claro si apreciamos más los desajustes o seguimos fieles a ciertos límites establecidos.
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