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Etiquetas | Disyuntiva | Inteligencia
Convendría desterrar estas actitudes, que se cuelan por doquier

Zotes en visión panorámica

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Mucho se ha escrito sobre los TIPOS de INTELIGENCIA. Limitada a ciertos sectores o bien como potencia generalizada. Eso de ser inteligente para cualquier reto, acaba siendo de una complejidad progresiva ante la amplitud de ls circunstancias vitales. Como derivación lógica, la capacidad de asimilación no da para todo. Detectamos gente inteligente para determinados eventos, emociones, captación de datos, relaciones sociales, artísticos, profesiones concretas; pero con pocas luces para las actuaciones fuera de su sector, y eso hasta extremos increibles. Aunque la genética y las neurociencias avanzan con notables descubrimientos, el desconocimiento de fonodo es también manifiesto.


No crean, aunque parece evidente, es una realidad poco asimilada en las prácticas habituales. Así observamos a diario personas muy preparadas en un área adaptada a sus cualidades, opinando y hasta gestionando en sectores de los ue no entiende ni jota. Esto se pone especialmente de manifiesto cuando los argumentos razonados son sustituidos por opiniones vociferantes. A la vera de estos comportamientos proliferan las tonterías en los más encumbrados pedestales, con mención especial del aparato social repercutiendo en gran número de personas. La CONFUSIÓN planea en esta mezcolanza de avispados ignorantes expresivos con las mentalidades concienzudas en busca de lo mejor.


Uno de los ejemplos notorios de esa separación de las cualidades y carencias en um mismo sujeto, la observamos cuano un individuo muy preparado en un sector determinado del conocimiento, o eso se le supone, intenta colarse como experto en áreas diferentes, de las cuales dispone de noticias elementales, o tal vez ni eso siquiera.. La persona culta o ERUDITA no garantiza el buen enfoque del pensamiento referido a cualquier asunto. La complejidad de su cerebro, junto a las enormes variaciones circundantes lo mpiden. La preparación debería de servirles para reconocer sus limitaciones. De no ser así, cabe preguntarse para qué sirve, además de provocar confusiones y su propio ridículo.


De ahí la proliferación de casos llamativos, que como una opinión particular tiene su valor. Pero el uso de su autoridad en materias ajenas, irrumpe como una figura respetable, en un traslado conceptual sin fundamento, porque sus bases discurren por espacios disintos. Son auténticas FALSIFICACIONES por salirse de sus cauces mentales. Un artista, un deportista, un premio Nobel, un profesional destacado en su ámbito, alejados de su núcleo de acción, debieran ser valorados como gente normal, pendientes de la confrontación de sus manifestaciones. De cara al gran público, será un requerimiento esencial la sinceridad para poner de manifiesto los matices dispares, para una comprensión aceptable de los eventos.


Por el lado de la INCULTURA, con su gente mal preparada, suelen apropiarse de los instrumentos de un gran impacto, aunque dicha repercusión no refuerce sus contenidos. Las manifestaciones altisonantes, las reiteraciones tenaces, entre las maneras utilizadas con mayor rendimiento. Pero la fuerza bruta ejercida por sus promotores, junto al conformismo y credulidad general, colaboran en su promoción. La ignorancia encumbrada en los pedestales es un hecho habitual, en una huida acelerada hacia la mediocridad de un arraigo insospechado. Hasta puede usarse como simulación, hacerse el loco parece eficaz en más de una ocasión; aunque no contribuya al bienesta general.


También es cierta la posible coincidencia de buenas cualidades en los ignorantes torpes, como se evidencia en múltiples actividades. De manera especial , lo percibimos en los círculos FAMILIARES. Hasta en los ejemplos acentuados, el cariño, la dedicación o la franqueza pueden suplir con creces la escasez de conocimientos e inteligencia. No obstante, las consecuencias negativas de sus deficiencias se dejan notar, incluso a largo plazo. La complejidad es manifiesta, confluyen mezcladas carencias y culidades. . El registro de sus matices existenciales nunca será completo; percibiremos sólo aproximaciones. En definitiva, todos somos portadores de notables insuficiencias.


Otro ámbito muy propicio para que podamos apreciar estos contrastes es el de los avatares POLÍTICOS, tan propensos a la difusión de sus andanzas. Los requisitos de su buena preparación no están escritos, los títulos van por un lado, mientras el buen sentido o las desafortunadas actuaciones van a su manera. Como ocurre en áreas distintas, las mentes preclaras, los eruditos, los intelectuales, la gente corriente; acumulan zonas ciegas conducentes a las más absurdas decisiones de sus protagonistas. Las ambiciones, la codicia, el sectarismo, anulan zonas mentales esenciales, como la cordura. Con abrir los ojos, las ráfagas de estupidez, convierten en zotes a personas de relumbrón.


Es frecuente que gente inteligente, bien preparada e incluso con buenas intenciones, pueda resultar tendenciosa; porque borrones, altercados o , que no fueron capaces de apreciar.desastres, surgen a veces por pequeños detalles. Por eso llega a hablarse de la banalidad del mal en casos terribles. El carácter subrepticio de las intenciones, emociones o pretendidas ignorancias; dibuja con nitidez el perfil de los que denomino zotes SECTORIALES. Desde los altos puestos de gestión, también actuaciones de ONGs, empresas varias u otros grupos sociales; pueden echarse a perder, cuando sus esfuerzos permanecen al margen del entorno complejo que les corresponde; actuando así como verdaderos alienados.


El buenismo simplon, a pesar de sus buenas intenciones, entraña no pocas veces, los peligros derivados de su excesiva reducción de planteamientos. Los extremos son divergentes entre sí. En este caso, el rechazo de la complejidad. no sirve para eliminarla; al revés, queda como una evasión improcedente. Acabando por disfrazarse de una sabiduría, desdeñosa de las versiones afincadas en la complejidad.. Esa postura acérrima les aboca a su realidad de ZOQUETES funcionales. Su postura radical simplificadora, les aleja de la auténtica entidad del mundo y la sociedad. Aquel simpático buenismo inicial, facilita al cabo las actuaciones derivadas de proyectos de mal fario; originan maniobras enajenadas.

El panorama refleja variaciones ilimitadas. Las versiones individuales o colectivas aportan matices particulares. Quién no ejerció de zote en algún aspecto, , en ciertos asuntos del momento. La envergadura de dichas posiciones podemos evaluarla a base dos parámetros. La reiteración de sus manifestaciones; esporádicas, en determinadas ocasiones o las peores, , caracterizadas por su CONTUMACIA. O también, acudiendo al exámen cuidadoso de sus REPERCUSIONES. Si llegamos a pensar que la cultura debiera resolver esas nulidades desde su orígen, la marcha de los acontecimientos habituales demuestra las carencias. La búsqueda inteligente de soluciones es el camino resolutivo: aunque observamos con asombro la facilidad para que la inteligencia derive por las incongruencias.

Zotes en visión panorámica

Convendría desterrar estas actitudes, que se cuelan por doquier
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 3 de agosto de 2018, 08:07 h (CET)

Mucho se ha escrito sobre los TIPOS de INTELIGENCIA. Limitada a ciertos sectores o bien como potencia generalizada. Eso de ser inteligente para cualquier reto, acaba siendo de una complejidad progresiva ante la amplitud de ls circunstancias vitales. Como derivación lógica, la capacidad de asimilación no da para todo. Detectamos gente inteligente para determinados eventos, emociones, captación de datos, relaciones sociales, artísticos, profesiones concretas; pero con pocas luces para las actuaciones fuera de su sector, y eso hasta extremos increibles. Aunque la genética y las neurociencias avanzan con notables descubrimientos, el desconocimiento de fonodo es también manifiesto.


No crean, aunque parece evidente, es una realidad poco asimilada en las prácticas habituales. Así observamos a diario personas muy preparadas en un área adaptada a sus cualidades, opinando y hasta gestionando en sectores de los ue no entiende ni jota. Esto se pone especialmente de manifiesto cuando los argumentos razonados son sustituidos por opiniones vociferantes. A la vera de estos comportamientos proliferan las tonterías en los más encumbrados pedestales, con mención especial del aparato social repercutiendo en gran número de personas. La CONFUSIÓN planea en esta mezcolanza de avispados ignorantes expresivos con las mentalidades concienzudas en busca de lo mejor.


Uno de los ejemplos notorios de esa separación de las cualidades y carencias en um mismo sujeto, la observamos cuano un individuo muy preparado en un sector determinado del conocimiento, o eso se le supone, intenta colarse como experto en áreas diferentes, de las cuales dispone de noticias elementales, o tal vez ni eso siquiera.. La persona culta o ERUDITA no garantiza el buen enfoque del pensamiento referido a cualquier asunto. La complejidad de su cerebro, junto a las enormes variaciones circundantes lo mpiden. La preparación debería de servirles para reconocer sus limitaciones. De no ser así, cabe preguntarse para qué sirve, además de provocar confusiones y su propio ridículo.


De ahí la proliferación de casos llamativos, que como una opinión particular tiene su valor. Pero el uso de su autoridad en materias ajenas, irrumpe como una figura respetable, en un traslado conceptual sin fundamento, porque sus bases discurren por espacios disintos. Son auténticas FALSIFICACIONES por salirse de sus cauces mentales. Un artista, un deportista, un premio Nobel, un profesional destacado en su ámbito, alejados de su núcleo de acción, debieran ser valorados como gente normal, pendientes de la confrontación de sus manifestaciones. De cara al gran público, será un requerimiento esencial la sinceridad para poner de manifiesto los matices dispares, para una comprensión aceptable de los eventos.


Por el lado de la INCULTURA, con su gente mal preparada, suelen apropiarse de los instrumentos de un gran impacto, aunque dicha repercusión no refuerce sus contenidos. Las manifestaciones altisonantes, las reiteraciones tenaces, entre las maneras utilizadas con mayor rendimiento. Pero la fuerza bruta ejercida por sus promotores, junto al conformismo y credulidad general, colaboran en su promoción. La ignorancia encumbrada en los pedestales es un hecho habitual, en una huida acelerada hacia la mediocridad de un arraigo insospechado. Hasta puede usarse como simulación, hacerse el loco parece eficaz en más de una ocasión; aunque no contribuya al bienesta general.


También es cierta la posible coincidencia de buenas cualidades en los ignorantes torpes, como se evidencia en múltiples actividades. De manera especial , lo percibimos en los círculos FAMILIARES. Hasta en los ejemplos acentuados, el cariño, la dedicación o la franqueza pueden suplir con creces la escasez de conocimientos e inteligencia. No obstante, las consecuencias negativas de sus deficiencias se dejan notar, incluso a largo plazo. La complejidad es manifiesta, confluyen mezcladas carencias y culidades. . El registro de sus matices existenciales nunca será completo; percibiremos sólo aproximaciones. En definitiva, todos somos portadores de notables insuficiencias.


Otro ámbito muy propicio para que podamos apreciar estos contrastes es el de los avatares POLÍTICOS, tan propensos a la difusión de sus andanzas. Los requisitos de su buena preparación no están escritos, los títulos van por un lado, mientras el buen sentido o las desafortunadas actuaciones van a su manera. Como ocurre en áreas distintas, las mentes preclaras, los eruditos, los intelectuales, la gente corriente; acumulan zonas ciegas conducentes a las más absurdas decisiones de sus protagonistas. Las ambiciones, la codicia, el sectarismo, anulan zonas mentales esenciales, como la cordura. Con abrir los ojos, las ráfagas de estupidez, convierten en zotes a personas de relumbrón.


Es frecuente que gente inteligente, bien preparada e incluso con buenas intenciones, pueda resultar tendenciosa; porque borrones, altercados o , que no fueron capaces de apreciar.desastres, surgen a veces por pequeños detalles. Por eso llega a hablarse de la banalidad del mal en casos terribles. El carácter subrepticio de las intenciones, emociones o pretendidas ignorancias; dibuja con nitidez el perfil de los que denomino zotes SECTORIALES. Desde los altos puestos de gestión, también actuaciones de ONGs, empresas varias u otros grupos sociales; pueden echarse a perder, cuando sus esfuerzos permanecen al margen del entorno complejo que les corresponde; actuando así como verdaderos alienados.


El buenismo simplon, a pesar de sus buenas intenciones, entraña no pocas veces, los peligros derivados de su excesiva reducción de planteamientos. Los extremos son divergentes entre sí. En este caso, el rechazo de la complejidad. no sirve para eliminarla; al revés, queda como una evasión improcedente. Acabando por disfrazarse de una sabiduría, desdeñosa de las versiones afincadas en la complejidad.. Esa postura acérrima les aboca a su realidad de ZOQUETES funcionales. Su postura radical simplificadora, les aleja de la auténtica entidad del mundo y la sociedad. Aquel simpático buenismo inicial, facilita al cabo las actuaciones derivadas de proyectos de mal fario; originan maniobras enajenadas.

El panorama refleja variaciones ilimitadas. Las versiones individuales o colectivas aportan matices particulares. Quién no ejerció de zote en algún aspecto, , en ciertos asuntos del momento. La envergadura de dichas posiciones podemos evaluarla a base dos parámetros. La reiteración de sus manifestaciones; esporádicas, en determinadas ocasiones o las peores, , caracterizadas por su CONTUMACIA. O también, acudiendo al exámen cuidadoso de sus REPERCUSIONES. Si llegamos a pensar que la cultura debiera resolver esas nulidades desde su orígen, la marcha de los acontecimientos habituales demuestra las carencias. La búsqueda inteligente de soluciones es el camino resolutivo: aunque observamos con asombro la facilidad para que la inteligencia derive por las incongruencias.

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