Empezó a caminar demasiado tarde y le cogió la noche. Había ido
a Lecina (Huesca), y cerca de la ermita, se desorientó y perdió el sendero de vuelta a casa. Con un frontal y mucha paciencia, empezó a deambular por los pinares sin rumbo fijo pero, la espesa vegetación parecía estar en contra de él.
Valorando la peligrosidad
de seguir en aquellas condiciones, decidió pasar la noche bajo una carrasca. Aunque, debido a que tenía las botas y el pantalón
mojados y al frío, toda la noche la pasó tiritando. Llamó a su mujer para que no se preocupara y al día siguiente, por la mañana, telefoneó al 112. Una voz femenina le contestó amablemente y enseguida le pasaron con los responsables de los rescates.
A través
del Watsapp les dio su ubicación y le pidieron que no se moviera del lugar. En poco rato, un helicóptero que venía de Benasque de hacer un rescate, fue a por él después de repostar en Monflorite. Lo izaron con un cable y lo dejaron en las afueras de Lecina.
Mientras volvía en coche a su hogar, su mente repasaba la experiencia vivida. Recordó con agradecimiento la afabilidad y el sosiego que le trasmitieron en todo momento aquellas buenas personas. Y se dijo para sí:”Muchas gracias, amigos, por la diligencia mostrada.”