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A poco que nos adentremos en nuestros recuerdos, observaremos que lo más fácil es romper y destruir. Los héroes, como Nelson Mandela, son los que firman la paz y se reafirman por lo armónico. Indudablemente, cada ser humano tiene la lucidez y el compromiso de forjar un mundo más poético, donde predomine la cultura del abrazo sincero y la palabra auténtica.
Describe y refiere Elvira Roca Barea, en 'Las Brujas y el Inquisidor', sucesos y disputas tangentes al brote de brujería de Zumarragurdi, acaecido a principios del siglo XVII. Resalta, en la narración, la discordancia entre el inquisidor español, amparado por el mandamás de la Suprema y por algún obispo asimismo escéptico, y el encargado de la instrucción de casos similares en Francia.
Saber, saber, viene a constituirse como un decir atolondrado con fuerte tendencia a la exageración. Su consistencia está sometida a un sinfín de matices relacionados con causas y efectos, en consonancia con las aplicaciones prácticas de los conocimientos.
Nos preocupamos de cosas superfluas porque creemos que vamos a llegar a ancianitos, y luego te dan un chupetón en el cuello y mueres, ya ni placer puede sentir uno; beber es malo, trasnochar es malo, las redes son malas, el deporte también puede causar la muerte, el sexo puede matarte al igual que el tabaco, ¿para qué queremos llegar a viejos? Ah, sí, para jubilarnos, y que el Estado no se quede con los dineros que nos corresponden.
El esfuerzo es básico en los comportamientos personales no solamente en el ámbito privado, también en la actitud pública y profesional. Generalmente, a mayor esfuerzo mayores resultados. Esto se cumple en todo lo que hacemos, especialmente en el campo de la creatividad. En una sociedad digital cada vez más basada en el dinero y en la superficialidad parece que la cultura y el arte quedan en un tercer plano y no debería ser así.
Tenemos que aprender a mirar y a ver con el corazón, esos ignorados horizontes claros. Es menester acogerlos y descubrirlos, no para levantar muros entre nosotros, que la pared te cierra el alma, mientras los espacios abiertos te hacen crecer. En consecuencia, venga a nosotros la despejada atmósfera vital, para ese futuro transformador
Hacer frente a lo que se nos viene de cara, es una cuestión de derechos humanos; o si quieren, de obligaciones ciudadanas. Nos hemos prometido actuar y luego… todo se queda en el vacío. La pasividad es grande. Nada nos conmueve ni nos mueve. Tanto el azul del mar como el cristalino horizonte, la fronda de la tierra o el arcoíris del sueño, lo hemos convertido en cuencos de polvo con abecedarios de apatía.
Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un concepto que permanentemente nos remite a un aspecto lamentable de la existencia de todos los mortales, a saber, la “miseria”. Intentaremos pensarlo desde un enfoque ético y existencial ya que lo podemos leer como condición propiamente humana, inherente a nuestra naturaleza, como también un estado o situación en la cual, una vez que se cae en ella, es realmente difícil salir.
Una de las características modelada por el ángulo es su apertura, sus lados delimitan el grado de su amplitud con el fondo ilimitado. Al hablar de mirar las cosas, está clara la importancia de la dirección establecida y nuestra capacidad de colocarle obstáculos, somo agentes activos.
¿Es razonable conectar la apeirofobia y la falacia de reificación? ¿Qué elementos pueden ayudar a asociar ambos conceptos? De manera resumida, la apeirofobia es el miedo excesivo en relación al infinito y a la incomodidad incontable. Y la falacia de reificación es la tendencia a atribuir calificaciones entorno a entidades abstractas como si tuvieran personalidad propia, teniendo en cuenta que ese tipo de asignaciones solo son tributarias para entidades concretas.
Hemos de reconocer que, vivir por sí mismo, siempre ha sido un gran reto. Todo parte del corazón que pongamos. Descubrirlo no es fácil. Hay que poner voluntad en el anhelo, para poder conjugar lo viviente, y así luego poder compartirlo. Nada es porque sí. Hemos de aprovechar los instantes, antes de que se vayan y no vuelvan, porque aquí estamos para un tiempo concreto asignado, que ha de llevarnos a una reconciliación mística con lo que nos rodea.
Dicen que mentalmente, en un tris, hacemos un recuento sintético de lo que ha sido nuestra vida cuando se está al borde de la muerte o ante un peligro inminente de proporciones desconocidas. Los que saben afirman que esa especie de película que corre a velocidad luz es producto de la llamada “respuesta de estrés”.
Vivimos un momento histórico marcado por complicados desafíos. Esto es fruto de la multitud de crisis diversas que padecemos. Hay que repensarlo todo para decidir. La cuestión no es nada fácil. Necesitamos más actividad con corazón y menos con intereses, para no despreciarnos ni desdeñar nuestra casa común. También precisamos ofrecer mejores servicios sociales, sanitarios o docentes, de compañía o de auxilio, ante el sufrimiento de las gentes.
Dejó dicho Gullermo de Ockham que “ningún universal es substancia, cualquier manera que sea considerado, sino que cualquier universal es una intención del alma que, según una opinión probable, no se distingue del acto de entender”. Fueron los universales motivo de discusión en la filosofía escolástica medieval.
La complejidad de los asuntos cotidianos se nutre de la incertidumbre por los conocimientos incompletos y de la multiplicidad de versiones descontroladas. Ambas facetas tienen trazas de no modificarse, el barullo consiguiente tampoco augura planteamientos consistentes.
Jamás hay que pactar con los dislates, salgamos de ellos sin temor a equivocarnos. Lo importante radica en levantarse de las caídas, en dejarse de torturar, pero en tomar el camino correcto, utilizando la cátedra viviente para poder seguir adelante, recordando andares vividos, descifrando pasos y creciendo humanamente. Sabemos por experiencia que, únicamente quien sabe reconocer los desaciertos, se vuelve comprensivo y no hace de los caminos un tormento.
Lo que hoy es, mañana ya no es. Todo se mueve a un ritmo vertiginoso. En el mismo entorno, por el que nos movemos y cohabitamos, ocurre una permanente crónica de tensiones que provoca inestabilidad y situaciones impredecibles. Por si fuera poco el clima de despropósitos, también las contiendas absurdas se han intensificado, lo que dificulta la respuesta humanitaria inmediata.
El sustrato que busca formas de inserción eficaces dentro de la sociedad renovada a base de modernidad y post modernidad, como esperanza de su propia riqueza de futuro, entonces la raíz vuelve al tronco, y es cosa que está en la base u origen de algo, de la matriz de los frutos maduros y los que vendrán.
A la hora de prestar atención, las actitudes extremas son poco eficaces. Por abajo, ni siquiera se inicia el proceso, y por arriba, la excesiva intensidad se torna obsesiva, es acaparadora, y aturde. Por eso cuanto topamos con un gran relieve maravilloso, quedamos estupefactos, se agarrota nuestra capacidad de reacción.
El sesgo de atención es la predisposición a fijarse de manera preferencial en los estímulos emocionalmente o significativamente relevantes. Por otro lado, el sesgo de efecto de laguna de exposición es la tendencia a expresar apetencias por elementos que nos son familiares.
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