| ||||||||||||||||||||||
La maldición cayó sobre tu sombra...
Un día cambió tu sonrisa ahora invertida...
El payaso quedó triste...
Aunque parezca mentira, soy de verdad.
La danza perdió el paso...
El prestigio llegó a su fin.
Mañana repetiré cien mil veces tu nombre.
El ayer pasea sobre mi piel.
Me despido y mil lágrimas se borraron ayer.
Mañana borraré tu nombre.
No corras sobre camino liso o encontrarás tu sucia caída...
No tengo ni un centavo pisado.
Es la triste hora de nacer en esta vida sin vida...
El "te quiero" sobre papel mojado.
Mañana vendrá otro invierno.
El recepcionista del hotel mantenía una sonrisa postiza, impuesta por la normativa interna de atención al cliente. El viajero, un hombre todavía joven, se acercó al mostrador y solicitó la habitación que reservó el mes pasado.
El viajero llevaba tanto tiempo en la estación que casi era ya parte de ella. Iba cargado de equipaje, prácticamente se podía decir que más que de viaje iba de mudanza.
|