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En este momento, en el mundo, donde cada segundo se publican miles de palabras, declaraciones solemnes, discursos políticos y promesas huecas, la pregunta que resuena con una fuerza brutal es una sola, ¿Dónde está la humanidad? No esa que figura en los diccionarios como el conjunto de seres humanos, sino la otra, la esencial, la que se expresa en el cuidado del otro, en la compasión activa, en la justicia concreta. Esa humanidad parece estar, hoy, gravemente amenazada.
En la vida todo tiene su nutriente natural, hasta en nosotros mismos para hacer unidad y sentirnos familia, hemos de alimentarnos de la franca clemencia y de la cordialidad recíproca, que comienza por nuestro propio entorno. Por desgracia, confiamos demasiado en los sistemas de poder y muy poco en las gentes humildes y sencillas, que son las que tienen las entretelas grandes.
Hay que retomar los vínculos, curar las heridas del desarraigo familiar, estacionar contemplativamente observando nuestro interior, hacer pausas para sentir el pulso, tomar aliento y rehacerse unidos en la misma dirección; pues tan solo una vida vivida para los demás, merece la pena que sea mostrada.
Últimamente, no sé por qué, cada vez mantengo más conversaciones con la gente que me rodea sobre la IA, sus beneficios o lo lejos que está llegando y la amenaza fantasma que sobrevuela las inquietudes de muchos. Nunca me he sentido amenazada por la IA, conozco sus peligros y lo rápido que está avanzando todo, pero también comprendo que nos está facilitando la vida a muchos, y que, ya que está ahí, debemos aprovechar los servicios que nos da.
La mente humana es increíble, lo descubrí después de estudiar Auxiliar de psiquiatría, parece una locura y algo impropio de mí, ya que voy en contra de las etiquetas, pero poner nombre a lo que te está pasando, saber las consecuencias que puede provocarnos el estrés y comprender a esas personas a las que es difícil sanar porque sus heridas simplemente no se ven… me parece apasionante.
¿Cuál es el autor/a literario más importante de Occidente…? ¿Para mí sería Dante, habría que poner también a Shakespeare, y, quizás, un tercero Cervantes…? En definitiva, para mí, digamos en estos años, porque a lo largo del tiempo se ha podido ir modificando, La Divina Comedia, las Obras de Teatro de Shakespeare, El Quijote…
"El trabajo hecho con especial esmero y con generosidad, siempre es una creación original y única. Bajo esta perspectiva innovadora, la humanidad tendrá que aunar esfuerzos, al menos para promover una visión auténtica de la persona humana y de la sociedad, que ha de regular también como objetivo global el valor de la naturaleza en la que se mueve".
Se vive en un mundo saturado de objetos, pero en la que el sentido parece que se ha perdido, la creatividad es la forma de dar un auténtico significado a la existencia de las personas. Es la manera de reestructurar el universo simbólico del mundo y la expresión también de la humanización de la realidad compartida, desde una perspectiva individual y social. La búsqueda de espacios de sentido se opone a la repetición que conforma, en parte, lo cotidiano de la vida real.
Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un asunto que se discute bastante poco en nuestros días, puesto que en esta “era de la información”, paradójicamente, asistimos a una proliferación masiva de ignorancia naturalizada. Es necesario aclarar que no se trata de una carencia fortuita, sino más bien de un proceso meticulosamente orquestado mediante la erosión sistemática del pensamiento crítico y la capacidad de discernimiento.
El vínculo más patente es que todos cohabitamos en este planeta, bajo el mismo aire e idéntico techo, hasta que la muerte nos alcance el manchado cuerpo. En consecuencia, nuestra gran asignatura pendiente, radica en no romper los armónicos lazos que nos unen como humanidad; y, por ende, como familia.
Hoy quisiera invitarlos a leer un ensayo entrañable y necesario para nuestro tiempo, marcado por la tecnología, el individualismo y la alienación voluntaria, una época en la que el nihilismo se ha convertido en una amenaza latente para la humanidad. Se trata de la obra "La resistencia" (2000) de Ernesto Sábato, y emerge como un llamado urgente a la reflexión y la acción.
La teoría de Olduvai establece que la civilización industrial actual tendría una duración máxima de cien años, contados a partir de 1930. En consecuencia, a partir del 2030, la humanidad iría poco a poco regresando a niveles de civilización comparables a otros anteriormente vividos, culminando dentro de unos mil años (3000 d. C.) en una cultura basada en la caza similar a la que existía en la Tierra hace tres millones de años.
Ambiciones, ansias de poder, luchas, envidias, rencores, prepotencias, abusos del desvalido y otras tantas perversiones, constituyen la cara negra y dañina del ser humano. También hay otra faz blanca y benéfica y es la que representa las acciones de los hombres buenos, no hablo en sentido religioso, este trabajo no lo es, sino de aquellos que llevados por su bonhomía, ayudan y socorren a quienes precisan de ellos, aunque no lo conozcan.
Ocuparse y preocuparse por los demás, o si quieren, estar como un poeta en guardia al servicio de la causa por la alianza, es una comprometida labor; pero, de igual modo, una heroica hazaña necesaria en un tiempo de graves dificultades ante la aglomeración de desaparecidos durante las hostilidades o periodos de represión en multitud de países, máxime en una época todavía generalizada de impunidad por la práctica continua de cuestiones inhumanas o degradantes.
La palabra “arte” proviene del latín “ars” (en griego τέχνη, téchne, técnica: herramienta aplicada a las disciplinas del saber hacer). Por extensión, el término se utilizó para referirse a los destacados saberes de la cultura como la plástica, la música, la ópera, la dramaturgia y coreografía, la arquitectura; la danza, la poesía, el canto, el diseño no industrial; la fotografía, el cine, etcétera.
Si todos somos conscientes de que el futuro de la humanidad se construye con la paz y no con la guerra, comprometámonos a que se callen las armas y se concierten los diálogos, en lugar de acrecentar las tensiones y los conflictos. En efecto, los últimos datos de Naciones Unidas, nos dicen que más de 300 millones de personas necesitarán asistencia y protección humanitaria en 2024.
Hoy quisiera invitarlos a reflexionar acerca de un superpoder humano que ha sido despreciado a lo largo de toda la historia, pero hoy, con más énfasis, puesto que vivimos en un mundo cada vez más competitivo y egoísta que considera a la bondad como una señal de debilidad extrema. No es casual que esta visión contraste radicalmente con las enseñanzas de la tradición filosófica y religiosa, que a menuda han celebrado la bondad como una de las virtudes esenciales.
Es cierto que nos hemos globalizado e interconectado; pero la indigencia, la injusticia y las desigualdades permanecen, porque aún estamos en estado de enfrentamiento continuo, no en relación entrañable, con la mano extendida siempre y el abrazo sincero. Hemos de tomar conciencia, por consiguiente, de esta gran tarea que, entre todos, tenemos que llevar a cabo como humanidad responsable.
Para los griegos, kronos sería "el monótono tiempo secuencial, en el que todo está organizado", es decir, la repetición inarticulada del tiempo en nuestro espacio vital, una suerte de energía imantada que nos impele a avanzar sin retorno y sin descanso. En contraste, kairos sería "el instante fugaz, el momento adecuado, en el que algo importante sucede", lo que podría traducirse en " la oportunidad favorable que cambia el destino del hombre".
Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un asunto que nos interpela, casi en igual medida, a todos por igual: el único hecho fáctico de nuestra vida que carece de cualquier duda, la mayor de las certezas, la única verdad inescrutable que nos acompaña desde que nacemos, a saber, que todos vamos a morir eventualmente y que no hay absolutamente nada que podamos hacer para evitarlo.
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