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El lenguaje puede ser un instrumento distorsionador. Ocurre cuando las palabras pierden su sentido original y por vía de la propaganda y de la manipulación se convierten en su antítesis. Recordemos la frase de Tocqueville: “… que los ciudadanos disfruten con tal de que no piensen sino en disfrutar...”. Ocurre mucho en la esfera de los principios políticos.
Si alguien no lo impide, no tendremos que aguardar mucho para confirmar que aquellos estudios de geografía de los años 30 y 40, ya no van a ser validos en el año 2025. Antes, el mundo, la “GEO”, tenía una configuración admitida por la ONU, salvo problemas concretos derivados de “intereses” motivados, más o menos, por circunstancias económicas y concretados, sobre todo, en la zona de Oriente Medio.
Cuando se habla de cultura se piensa en un elemento meramente académico que nada tiene que ver con la labor pedestre y enfangada de la política. En casos se acepta una relación entre cultura y política, pero en la que prima aquella. Quizás porque la idea de civilización narcotiza tanto que permite aceptar que una sociedad civilizada realice actos incivilizados (como bendecir tanques). Siempre surge la excusa de la necesidad.
Ahora también sabemos que la máxima autoridad diplomática de la Unión Europea (UE), Kaja Kallas, ha repetido públicamente lo que públicamente Trump nos exige, que gastemos mucho más en lo militar -un 5%-, es decir, mucho más empobrecimiento para los pueblos.
La guerra en Ucrania ha sumido a Europa en un periodo de tensión económica y política, ya que las naciones lidian con la responsabilidad de proporcionar ayuda a Kyiv. Si bien apoyar la soberanía de Ucrania es una causa noble, un número creciente de voces en Europa, particularmente en España, están abogando por una reevaluación de la estrategia actual de ayuda.
La continua aplicación de políticas económicas erróneas y orientadas a favorecer sólo el interés privado, además del sometimiento a los dictados de Estados Unidos, han dejado a Europa en una situación de gran debilidad, justo en un momento en que debe enfrentarse a grandes amenazas en la escena internacional.
La vida hecha juego. Otra vez. Como si el tiempo no hubiera pasado, pero con nuevos retos, reglas y trampas. Hace tres años reflexioné sobre el paralelismo entre El Juego del Calamar y la situación político-social en España. Ahora, con el estreno de la segunda temporada de esta distopía televisiva, toca revisar si algo ha cambiado. Spoiler: todo sigue igual. La serie, al igual que nuestra realidad, parece condenada a repetirse.
No hay duda de que Pakistán ha sido un actor inteligente y racional con vasta experiencia en liderar fuerzas proxy que han seguido sangrientos juegos políticos y de seguridad en forma de doctrina de inteligencia con objetivos estratégicos y apuntando a una profundidad estratégica.
El cambio de año no significa mucho para la evolución del ciclo económico. La tendencia de crecimiento mundial moderado, menor inflación y tipos de interés más bajos a partir de 2024 continuará en 2025. Esto permitirá a los bancos centrales seguir bajando los tipos de interés, a un ritmo que dependerá de los nuevos datos macroeconómicos.
El problema más grave de la Unión Europea es su generalizada inconsciencia, blindada ésta mediante unos cortafuegos que impiden que el malestar de los ciudadanos se materialice de forma adecuada. Bloomberg, empresa mundial de información financiera, afirma que “Alemania se desmorona cuando Europa más la necesita”.
En el contexto de la actual invasión rusa de Ucrania y la guerra entre Israel y Hamás, el renombrado escritor y periodista norteamericano David Sanger corresponsal nacional del Diario The New York Times en la casa blanca y de Seguridad nacional, ha publicado un libro que brinda un profundo análisis sobre las repercusiones globales de las dos guerras y sus implicaciones para el resto del mundo y en particular para Europa y Asia.
Las narrativas que pretenden un orden mundial completamente asegurado, en torno a una potencia hegemónica con un poder absoluto o a un supuesto sistema multipolar, se resienten ante la mínima crisis y frente a los cambios cuantitativos basados unidimensionalmente en la economía o en lo electoral.
Una crisis es “una coyuntura de cambios en cualquier aspecto de una realidad organizada pero inestable, sujeta a evolución”. La palabra crisis está emparentada etimológicamente con el verbo griego 'krínein', que significaba originariamente “decidir, separar, juzgar” y posteriormente derivó en “seleccionar o elegir” y siempre lleva implícita un caos de la mudanza.
Durante los últimos Juegos Olímpicos de París no hubo tregua olímpica como en la antigua Grecia, pero no solo en relación a los conflictos activos, sino en cuanto a otras formas de la guerra, las cuales se filtran por una complejidad retorcida y multifocal que se traduce como competencia geopolítica.
No parece que esté en el ánimo de Israel ni en el de sus sostenedores permitir razonablemente la creación de un estado palestino. Los acuerdos están para incumplirlos y el tiempo para olvidarlos. Además, ¿con quién acordaron nada los ingleses? Ellos, en sus protectorados, hacen lo que les place, que en su bonhomía siempre es lo mejor. Los palestinos sólo poseen sus propiedades. ¿Acaso constituye esto un vínculo que arraigue al suelo?
Hace unos días, un lector de la web me pedía que escribiese algo sobre el papel que los gastos militares desempeñan en la vida económica. Pensaba abordar el tema, pero un artículo reciente de Thomas Palley creo que lo hace con mucho más conocimiento y brillantez.
Nada más terminar la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña principalmente, y EEUU, pergeñaron la “Operación Impensable”. Tropas americanas, inglesas, polacas y los restos de las alemanas (100.000 tropas), se dirigirían sobre la Unión Soviética. El cálculo frio de los militares llevó a la conclusión de que más bien era una operación imposible, dadas la profundidad estratégica del país y las dimensiones de su ejército levantado en armas.
Tras el visto bueno de EEUU, Francia, Polonia y Alemania para que Ucrania pueda atacar territorio ruso, Rusia ha advertido que ello implicará una "escalada impredecible del conflicto" y la visita confirmada por el Ministerio de Exteriores cubano de un destacamento naval ruso compuesto por tres buques y un submarino de propulsión nuclear, habría encendido las alarmas en el Pentágono al sobrevolar la sombra de la Crisis de los Misiles entre Kennedy y Jrushchov.
La llamada democracia formal habría surgido un corrosivo desgaste entre las sociedades occidentales debido a causas económicas (el imparable coste de la vida); culturales (el declive de las democracias formales occidentales debido a la cultura de la corrupción, entre otras) y geopolíticas (la irrupción de un nuevo escenario geopolítico mundial tras el retorno a la Guerra Fría entre EEUU y Rusia).
Los mercados financieros afrontan una semana de alta volatilidad, con la geopolítica como punto de debate y como principal foco de atención, tras el histórico ataque de Irán sobre Israel durante el fin de semana. La principal pregunta ahora es cómo afectará a los mercados.
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