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A la hora de comunicarnos mezclamos la naturalidad con las estratagemas artificiosas, la rutina con los intereses del momento, las ocurrencias simplonas con algo más de sabiduría. No es tan fácil decir o entender en las manifestaciones al uso. La abundancia de medios, palabras, imágenes o gestos, muestra una versión equívoca, notamos a diario sus insuficiencias.
Es un tipo de técnica que nos permite alcanzar el nivel óptimo entre la agresividad y la pasividad al comunicarnos; supone, en principio, la capacidad de comunicar de manera efectiva y puntual nuestras ideas, deseos y personalidad sin perder el objetivo de la conversación ni el punto de vista de nuestro interlocutor.
Hoy que vuelvo a casa zigzagueando por el centro, observo muchas miradas penetrantes. La cosa tiene su lógica por cuanto un 60% de la expresión facial ha desaparecido, y todo se reconcentra en el 40% restante que sobrevive a la cobertura. Yo que jamás recuerdo el color de una pupila, identifico verdes, marrones y mezclas, algunos inolvidables.
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