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Es preciso poner límites al egoísmo en el campo de la economía especialmente. La solidaridad intergeneracional también es otro aspecto esencial que no debe ser descuidado. En este sentido, es evidente que la paz social y el equilibrio de cualquier sociedad se logran cuando reina un cierto orden potenciado por los principios éticos y por la moral aplicada a las costumbres sociales y al ámbito laboral
Antes del auge de los bancos centrales (nacionalismo monetario), el mundo estaba dominado por áreas monetarias unificadas, o bloques, el mayor de los cuales era el bloque de esterlina. Ya en 1937, el gran economista austriaco y ganador del Premio Nobel, Friedrich von Hayek, advirtió que la moda del banco central, si continuaba, conduciría al caos monetario y a la expansión de las crisis bancarias.
Sin embargo, la pandemia del COVID-19 supondrá la aparición de un nuevo virus patógeno,(el DDD) que podría acabar arrasando todo rastro de brotes verdes en la economía española al poseer un ADN dotado de la triple enzima D (Deuda Pública desorbitante, Deflación secular y Desempleo endémico) y que podría generar una década de estancamiento en la economía española, (rememorando la Década perdida de la economía japonesa).
El shock traumático provocado en la sociedad por la irrupción de coronavirus y la posterior entrada en recesión de las economías, provocará el final del endémico aislamiento y pasividad del Individuo y obligará a una profunda catarsis y metanoia de la sociedad en su conjunto que hará revisar los fundamentos que lo sustentan.
Así, según un estudio elaborado por FENAC (Federación Nacional de Asociaciones de Consultoría), desde 2.008 se habrían marchado de España más de 500.000 jóvenes (la mayoría jóvenes universitarios en busca de un primer empleo), con lo que se conjuga el fiasco inversor de un Estado que tras haber gastado en la formación de cada titulado unos 5.000 € (el alumnado sólo paga el 20% del coste real de la matrícula), asiste impotente a la sangría imparable de la fuga de cerebros.De seguir obviando la inversión en inteligencia, España podría convertirse en la próxima década en un país tercermundista a nivel de investigación e innovación, condenado a comprar patentes extranjeras y producir productos de bajo perfil tecnológico que requieran mano de obra de escasa o nula cualificación y fácilmente explotable, pues aunque España sigue compitiendo en gran número de sectores con las economías de referencia al tener costes laborales competitivos, tendría como Talón de Aquiles de sus exportaciones el reto de la calidad de sus productos y el no estar bien posicionada en los mercados emergentes.
La drástica devaluación del yuan (desplome del 1,7% frente al dólar) como respuesta del Banco Popular chino(BPC) “a las medidas unilaterales, el proteccionismo comercial y la imposición por EEUU de subidas arancelarias contra China”, provocarán una tormenta bursátil en el resto de mercados mundiales así como una carrera devaluacionista de las economías emergentes y del área de influencia china.
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