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La bañera tiene tres desagües. Uno se concentra en el crecimiento económico, es decir, un crecimiento del producto interno bruto real. Otro desemboca el dinero que el público desea retener en relación con sus ingresos medidos por la relación M / Py, donde M es la oferta monetaria, P es el nivel de precios y es el PIB real. El economista Lawrence R. Klein, ganador del Premio Nobel, lo llamó una de las cinco grandes proporciones en economía.
La llegada de los fondos europeos de reconstrucción dotados con más de ciento cuarenta mil millones de euros vienen a fijar una senda de crecimiento y desarrollo que podría permitir la transformación del modelo productivo nacional frente a los desafíos que el siglo XXI nos depará. Si bien, surgen aquí varias necesidades y certezas sobre la gestión, aplicación e implementación.
Por una parte, mientras que España fue uno de los países que más sufrió la caída económica, situándose en torno a un 11 % de decrecimiento, las estimaciones llevada a cabo por la Comisión Europea y emitidas por Paolo Gentiloni, comisario europeo de Asuntos Económicos, afirman que España crecerá un 5,6 % durante 2021 y un 5,3 % en 2022. De esta forma, el país recuperaría las cifras de finales de 2019 y comienzos de 2020 entre el primer y el segundo trimestre de 2022.
Crédito y Caución prevé que las exportaciones rusas aumenten alrededor de un 3% en 2021, tras una contracción del 4,8% el año pasado. El precio del petróleo estará por encima del nivel de equilibrio fiscal a largo plazo de Rusia, 45 dólares, lo que apoyará el repunte de la economía. Las exportaciones de petróleo y gas representan el 55% del total y cerca del 40% de los ingresos de la Administración. Sin embargo, Rusia sigue comprometida con los recortes de producción en el marco del acuerdo OPEP+.
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