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Manuel Villegas
Empecé a trabajar en una Empresa Nacional de Construcciones a los 19 años. Tiempo después pasé a trabajar en Butano, S. A. mientras opositaba a Magisterio. Posteriormente hice Graduado Social y fui propietario de dos academias de enseñanza. Más adelante estudié Filosofía y Letras en la Universidad de Sevilla, obteniendo en la tesina la calificación de sobresaliente. Tras prejubilarme comencé a elaborar la Tesis Doctoral que defendí en diciembre de 2002 y que fue calificada con Sobresaliente “cum laude”. Soy miembro fundador de HISALEM (Historia Social de la Administración Localen la edad Moderna) así como de ES. HI. MO. (Estudios de Historia Moderna), ambas de la UCO, también integrante del Instituto de Historia de Andalucía, dentro de la sección de HISTORIA MODERNA, desde el 4-7-1995. Igualmente pertenezco a la AHEF (Asociación Hispánica de Estudios Franciscanos), desde el 2-5-2007. He participado con Ponencias sobre la materia de mi estudio en los dos Congresos haabidos de Historia Sobre Andalucía. Soy académico correspondiente de la Real de Córdoba. |
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Ya sé que la política es imprevisible, pero yo sospecho que nuestra situación puede durar por generaciones, pues quienes realmente gobiernan en Venezuela no es Maduro, sino las cúpulas militares del Ejército y la Guardia Nacional, bajo las consignas y orientaciones de Cuba.
O quizá no sea preciso, pues desde el pacto del Tinell en el que se manifestó públicamente que “al PP ni agua”, la inquina, el rencor y la animadversión contra el PP se mantiene de una forma irracional y machacona, es más Sánchez ha llegado a ofrecer a Puigdemont un nuevo pacto del Tinell, con lo que demuestra que no es un demócrata, ya que la democracia en estos tiempos se entiende como la alternancia de distintos partidos en el gobierno de una nación.
Repito te he respetado, que no sentido admiración por ti, porque siempre he considerado que eras consecuente con tus ideas y por ello repetías machaconamente la cantilena (en su II acepción de la RAE) de “Programa, programa, programa”, porque estabas convencido de que, para gobernar un país, hace falta un programa previo, vamos, como una especie de guión (“guía burros” lo llamábamos cuando yo trabajaba en una empresa multinacional) al que había que atenerse para que las cosas no saliesen del todo mal.
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