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Llucià Pou Sabaté
Buscador de la verdad. Enamorado de la vida. Con pasión por ayudar a los demás. Con ganas de construir un mundo mejor por el amor. Nacido en Gerona (1960), estudió en las Universidades de Sevilla y Córdoba la Licenciatura en Geografía e Historia (1984), vivió en Roma 10 años donde cursó el Doctorado en Teología, y ahora vive en Granada donde hizo el máster de profesorado de Educación Secundaria, y colabora con la Universidad mientras está cursando un programa de Doctorado en filosofía. Profesor de Teología y humanidades, actualmente del Claustro de la Universidad internacional de la Rioja, ha dirigido y participado en Congresos: Simposios de Teología de la Universidad de Navarra, Sociedad Internacional Santo Tomás de Aquino (Barcelona, Roma), Universidad de Granada. Entre sus publicaciones destacan el libro de la Tesis doctoral: "La filiación divina y el obrar moral en Santo Tomás de Aquino" (2007), y las comunicaciones sobre estos temas que publicó en libros (Universidad de Navarra, Universidad de Roma, Editorial Vaticana de Roma, etc.). También tiene libros de ayuda a los demás, como "La pérdida de un ser querido", "Mi querida misa", "Carta a un cónyuge con dudas", "Jesús Maestro modelo del educador", "Esperanza y salvación", etc. Colabora con sus artículos en algunos periódicos y portales de internet, además de desarrollar una actividad de difusión en las Redes sociales. |
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Como sabemos, la visión cristiana y otras religiones tienen también un aprendizaje más allá de la muerte, pero aquí quería subrayar que la teoría de la reencarnación no es un escapar, al menos de modo total, hacia un más allá sin responsabilidad, sin bien ni mal, sino que tiene el 'karma', encadenamiento de causas y efectos, según los actos realizados las consecuencias serán positivas o nefastas.
En la película Tierras de penumbra (1993, de Richard Attenborough) C.S. Lewis (Anthony Hopkins), escritor y profesor de literatura en Oxford, se enamora de Joy Gresham (Debra Winger), poetisa estadounidense, un amor que llega inesperadamente hace salir a Lewis de su rutina. Y ella padece un cáncer grave, y muere. Por eso, al probar el amor y serle arrebatada Joy, él queda sumido en un profundo duelo.
La fe nos abre a una confianza de que todo lo que pasa, también lo más terrible, tiene un sentido en una realidad más alta que la que vemos, un contexto más amplio que el que podemos abarcar con nuestra inteligencia, como un niño que no entiende que sus padres no le dejen acercarse a un peligro, o le regañan por algo que puede causarle algún mal.
Por desgracia, Islam y Occidente han estado en conflicto desde el inicio, en el siglo VII. Pero incluso en la ocupación de España, hubo interacción pacífica entre las culturas. Si estamos en Europa, lógicamente tendremos una visión eurocéntrica, y nos puede costar ver la perspectiva de los países de otras culturas; quizá no recordamos la historia que no sólo ha tenido episodios tipo invasiones árabes o batallas como Lepanto, sino también colonialismo europeo invasivo hacia las culturas de países islámicos.
¿Cómo ayudar a quien ha pasado por eso? Estar a su lado durante tiempo a vivir las fases del dolor. Los primeros momentos, siempre será estar ahí, y si están aturdidos ayudarles a los trámites. La pérdida de un hijo es lo más trágico para los padres. En algún caso puede provocar serias consecuencias, como una madre que se echó a la droga y bebida por no asimilar la “muerte súbita” de su hijo.
El suicidio es una plaga que afecta a personas de todo tipo, en todo el mundo, que causa un impacto profundo en las personas que rodean al que ha padecido esta desgracia. En los países de Occidente, va aumentando el número de suicidios, y es ya una de las principales causas de muerte.
El duelo es sanador pero tiene sus etapas. Y eso afecta a los sentimientos, en primer lugar a las sensaciones físicas, a las cogniciones, y a las conductas. En cuanto a los sentimientos, un primer sentimiento que aparece en el duelo suele ser la tristeza, por ejemplo hay quien dice “durante el funeral me he venido abajo”.
En las culturas de Grecia y Roma antiguas se daba el consuelo ante una pérdida con argumentos, cartas y tratados sobre la muerte que se unían a elogios sobre el difunto, poniendo la razón como consoladora, pero incluso estoicos como Séneca hablaban del “afecto de los familiares como principal fuente de consolación”.
La muerte del cónyuge es lo más duro, solo comparable con la pérdida de un hijo. Puede llegar a ser un dolor tan fuerte que a uno la muerte de la compañera le había roto el corazón… literalmente. Dice Gabriel Marcel: “tu muerte es mi muerte”; siempre que muere un ser querido muere alguien en nuestro interior, pero cuando es el cónyuge puede el sobreviviente morir con él…
¿Qué experimenta el hombre ante el dolor, qué piensa en su conciencia? C. S. Lewis escribe un ensayo sobre “El problema del dolor”, en un esfuerzo intelectual por esclarecer este misterio. Veinte años después, lo experimentó en su piel, y todo fue distinto, ya no era algo enigmático sino sufrido, y el diario que redactó (a raíz de la muerte de su esposa, Joy Davidman) fue publicado en 1961.
Emma y Lucas habían sido inseparables desde la infancia, compartiendo la intimidad de sus sentimientos, las risas y las penas, eran muy amigos. Lucas enfermó de muerte, y Emma estuvo a su lado, le leía sus libros favoritos, hablaban, o se cogían de la mano silenciosamente.
El enigma más grande de la condición humana es la muerte. Es una cosa muy dolorosa que muera una persona a la que amamos. Cuando estamos con alguien que ha perdido un ser que amaba, lo mejor es no hablar mucho, sencillamente acompañarle. Dejar que llore, pues llorar da paz, descansa y restablece el equilibrio, ablanda y humaniza.
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