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Abel Pérez Rojas
Abel Pérez Rojas nació en Puebla, México, el 6 de enero de 1970. Es poeta, comunicador, académico y gestor de espacios de educación permanente presenciales y virtuales. Ha escrito los poemarios "De la Brevedad al Intento" (2011), "Provocaciones al impulso y a la razón" (2012), "Píldora Roja" (2013), "Resurgir de la cera" (2019) y "ReconstruirSE" (2019). En 2013 se le incluyó en las antologías "Nueva Poesía Hispanoamericana del Siglo XXI" publicada por Lord Byron Ediciones en Madrid, España, y en la "Antología por los Caminos de la Poesía", editada en Buenos Aires, Argentina. También es autor de "Educar(se). Aportes para la educación del siglo XXI" (2014), una recopilación de artículos periodísticos cuyo tema central es la educación. Actualmente escribe para portales y periódicos impresos locales y nacionales. |
Esta semana, en el corazón histórico de la capital poblana, el movimiento internacional científico y cultural Sabersinfin —fundado en el 2006 en Puebla—, recibió el lábaro patrio argentino de manos de la escritora bonaerense Liliana Bianco. En un acto solemne, se entregó a artistas y escritores poblanos la enseña patria Argentina, la cual fue recibida con respeto y honor.
La separación de los padres también da frío, carcome hasta la médula si eres infante. Tratas de explicar lo que no alcanzas a entender, pero los pensamientos a corta edad –capaces de imaginar portentos–, no desentrañan el absurdo mundo de los adultos.
Otra vez frente al teclado y no decido sobre qué escribir. Busco en lo que hice durante la semana para ver si hay algún tema que pueda tratar en estas líneas, pero termino por no elegir alguno, porque me parece que debo abordar con profundidad y novedad cualquiera de los asuntos que tengo entre mis pendientes.
Otra vez estoy en el puesto de periódicos del que me he vuelto cliente asiduo. Mi trato con el dueño de ese expendio ha llegado a tal nivel de confianza que tengo abierta una línea de crédito, la cual saldo sin ningún problema cada quincena. Son días previos a lo que poco después se conocería como el Efecto Tequila, la crisis económica que sumió a México en una debacle financiera por el llamado “error de diciembre”.
En el fondo oscuro un punto blanco se hace más grande. Tránsito vertiginoso, todo es luz. La luz inmensa se reduce.
Quince minutos antes de la una de la madrugada y ni una sola línea escrita en la pantalla. Las notas minimalistas de Max Richter se escuchan al fondo. Los minutos avanzan, el segundero del viejo reloj de pared no tiene piedad conmigo. Intentos y más intentos, pero la pantalla sigue en blanco.
Recientemente está al alcance de los lectores el libro "Inspiración temprana", de la autoría de mi entrañable amigo y hermano Salvador Calva Morales. Con el fin de incentivar la lectura de la obra y acercarla al público, a continuación, reproduzco el prólogo de mi autoría.
Casi todos recordamos muy bien nuestra primera vez en algo, pero hay experiencias y circunstancias en las cuales eso no es tal cual. Por ejemplo, yo no recuerdo la primera ocasión que manejé una bicicleta, aunque sí recuerdo muy bien una de color rojo marca Vagabundo, en la cual me sentía como competidor de carreras Fórmula 1.
—“No hay dinero suficiente para tantas necesidades”, pienso mientras retiro los últimos cien pesos de mi pago quincenal. Salgo presuroso del cajero electrónico no sea que alguien vaya a pedirme que devuelva parte de lo que quedó de mi raquítico sueldo.
Ella sabe que difícilmente llegará a tiempo. Son casi seis menos veinte y, si el tráfico vehicular no presenta ningún inconveniente, arribará a su destino veinticinco minutos después de la hora acordada. Sabe que por más desesperación que le invada, ésta no cambiará la velocidad del microbús que a duras penas le brindó pocos centímetros de uno de los estribos traseros.
Difícilmente sabemos hasta qué punto y en qué dimensiones ciertas personas nos influyen. A veces, la incidencia que tienen otros en nosotros no es cuestión de tiempo ni del número de repeticiones, sino de la confluencia de las condiciones y las circunstancias.
“Algo sucede en el cielo que, están pidiendo apoyo desde la Tierra”, pienso mientras el auto de alquiler se abre paso entre charcos, tráfico y varios kilómetros de distancia entre el centro histórico de la ciudad de Puebla y un punto a la periferia.
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