No sólo las cajas hacían cosas raras |
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MADRID, 16 (OTR/PRESS)La crisis no se aprovechó para racionalizar --de verdad-- la estructura político-administrativa del Estado, en la medida en que no se acometió a fondo sino solo con pequeños retoques para eliminar unos cuantos chiringuitos. Se hizo que se hacía por parte de Soraya Sáenz de Santamaría, pero no se hizo prácticamente nada, de modo que el andamiaje básico del Estado, un estado complejo, sigue en pie, con los mismos grandes problemas de siempre. Donde realmente se realizó un cambio radical fue en el sector financiero, para mayor gloria de la banca, que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, se llevó por delante a las cajas y a sus fundaciones culturales; también a sus obras sociales.
La doctrina oficial señalaba en este caso que las cajas de ahorros habían estado mal gestionadas, fruto de una politización mal entendida, de modo que había que agruparlas, reconvertirlas en bancos y privatizarlas; eso sí, tras recapitalizarlas con fondos públicos. Dicho y hecho. Hoy apenas quedan cajas de ahorros en España, lo que quiere decir que el 50% del mercado financiero que tenían estas entidades está ahora en manos de bancos privados, con contadas excepciones y a la espera de que culmine la golosa privatización de Bankia.
Pero la doctrina oficial se olvidó de un pequeño detalle. No sólo las viejas cajas de ahorros hacían cosas raras. También los bancos hacían cosas feas, muy feas. Tan feas que en algunos casos tuvieron que desaparecer --literalmente-- y en otros no desaparecieron pero afloraron escándalos político-financieros cuyos ecos tardarán en apagarse. Popular, Pastor, Valencia, Gallego, ... son claros ejemplos del primer supuesto. El BBVA, del segundo.
El foco está puesto ahora sobre el ex comisario Villarejo y el banquero Francisco González (FG) --uno en la cárcel y otro en la calle-- pero de lo que se sabe mucho menos es de la guerra --política-- que hubo detrás del control del BBVA, con ramificaciones en el sector de los medios de comunicación y del empresariado vasco. El PP de José María Aznar, victorioso frente al PSOE de Miguel Sebastián, neutralizó a las familias de Neguri al encumbrar a FG, sin que Miguel Sebastián lograse que su particular amigo de zumosol --Luis del Rivero-- lograse asaltar la cúpula del banco; léase echar a FG. Es posible que Villarejo sea el villano de esta peculiar serie pero dista mucho de ser el centro de la cuestión. El PP y el PSOE, que tanto simulan pelearse por el balón en el patio del colegio, bien podrían elevarse un poco hasta los rascacielos de las finanzas para explicar algo cada vez más evidente: no sólo las cajas hacían cosas raras.
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domingo, 17 de marzo de 2019. |
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Feminismo y pragmatismo |
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MADRID, 9 (OTR/PRESS)Si bien están documentados casos de lucha feminista desde la Grecia clásica o la Revolución Francesa, el feminismo --tal y como hoy lo entendemos-- constituye una tradición de no menos de noventa años de lucha en pro de la igualdad entre mujeres y hombres. Pero no fue hasta 1945 cuando la Carta de las Naciones Unidas se convirtió en el primer acuerdo internacional para afirmar el principio de igualdad y no fue hasta 1975, coincidiendo con el Año Internacional de la Mujer, cuando las Naciones Unidas celebraron el Día Internacional de la Mujer por primera vez, el 8 de marzo.
Todos estos datos pueden dar una idea del lento manejo de los tiempos y de sus contados resultados ante esta reivindicación ahora masiva en España. También en Argentina, pero no así en otros países, donde la movilización avanza, aunque sin la misma intensidad. Un amplio despliegue informativo del diario El País fue incluso más lejos al certificar que en muchos países no hubo actividad relevante este 8-M. Se trata, por tanto, de una reivindicación común pero de una lucha desigual, incluso dentro de la Unión Europea, lo cual tiene mucha importancia para España. A mayores de todo eso se observa que el feminismo y el pragmatismo no siempre van de la mano.
Los objetivos del feminismo exigen muchos cambios sociales y económicos en la esfera pública y privada, cuyas raíces están a menudo en la educación, como sucede con casi todas las cosas. Encauzarlos exige, por tanto, compromisos sociales pero también políticos. Los 40 años de franquismo determinaron, por ejemplo, que España sea --todavía hoy-- un país con un nivel mucho más bajo de lectura que sus socios europeos del norte. Con la igualdad no pasa nada muy distinto. Por eso es tan importante que la efervescencia del feminismo español no avance en solitario, sino de la mano de otros países; especialmente en aquellas reivindicaciones que exijan cambios legislativos en el mundo de la economía, donde la desigualdad es evidente y determina las condiciones de vida.
Quiere eso decir que hay reivindicaciones del feminismo español --asumibles por todos los partidos democráticos-- que se pueden sustanciar en sus propias instituciones, probablemente --por desgracia-- más despacio de lo que las mujeres exigen, pero que también hay otras que sería más fácil abordar en el marco europeo. Del mismo modo que al feminismo le conviene no excluir a la derecha política para garantizar sus conquistas, le interesa que su causa tenga un marco europeo, a sabiendas de que no todos los socios de la UE comparten los mismos problemas ni tienen las mismas culturas en términos de igualdad. Con respecto a España, unos van por delante y otros están rezagados.
El riesgo de celebrar el éxito del 8-M solo en clave interna puede abocar al fracaso. Salvando todas las distancias, en España ya pasó algo parecido con el 15-M, un movimiento social de indignados que, en 2011, asombró al mundo y del que nació, en 2014, el partido político Podemos. Parece claro que España es actualmente el país más movilizado en la lucha feminista. También lo fue hace ocho años al promover desde el 15-M una democracia más participativa, alejada del dominio de bancos y corporaciones. Los resultados, a la vista están...
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domingo, 10 de marzo de 2019. |
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Todo se veía venir... |
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MADRID, 2 (OTR/PRESS)Cuando el independentismo era todavía minoritario, en Cataluña ya se decía --de broma, pero en el fondo también en serio-- que la unidad real de España se basaba más en las cadenas de televisión y en El Corte Inglés que en las instituciones. En las teles y, en general, en los medios de comunicación, porque con su relato marcaban una agenda común en toda España, Cataluña incluida. Y en El Corte Inglés --tomado como ejemplo armonizador del consumo-- porque vestía el paisaje humano del país y equipaba el llamado confort de hogar, un concepto especialmente expandido por una clase media emergente. También se decía --aunque pocos se lo creían entonces-- que el riesgo de secesión en España vendría de Cataluña y no del País Vasco, a pesar de que en aquellos años todavía existía ETA. Acertaron quienes lo pronosticaron, que se basaban en la cohesión de la sociedad catalana y en aquello que cantaba en una de sus rumbas el popular Peret: Barcelona es poderosa, Barcelona tiene poder. Tal vez no de manera casual, ya que Peret --al igual que Dyango-- sorprendió a más de uno al aparecer en el concierto por la libertad en Barcelona junto a María del Mar Bonet, La Elèctrica Dharma, Pep Sala o Fermín Muguruza.
Pero las cosas han cambiado mucho desde aquella. El independentismo logra empatar en la práctica en Cataluña sin que el dique de contención del nacionalismo de entonces --el PSC, con sus dos almas, una catalanista, otra española-- funcione como el partido que ganaba las elecciones generales y municipales. La izquierda y la derecha siguen estando duplicadas en clave española y nacionalista / independentista pero ya nada es igual en Cataluña. Tampoco los medios, tras la irrupción de las redes sociales. Ni siquiera El Corte Inglés es ahora lo mismo, con Amazon pisándole los talones. Todo ha cambiado mucho pero solo una cosa cambió en contra de la Cataluña nacionalista / independentista: el poder financiero y empresarial, cada vez más concentrado en Madrid.
El Gobierno de Pedro Sánchez, guiado por la inteligencia que le queda al actual PSC --Iceta no es Maragall--, ha buscado el diálogo político que tanto se le había pedido a Mariano Rajoy, pero lo ha hecho sin medios (84 diputados) y, por tanto, sin aplomo, sin seguridad. Si en algún momento el Estado logra pactar con el independentismo será cuando el Gobierno sea fuerte --muy fuerte, como el de Felipe González-- y no haya nadie que le ponga palos en la rueda; entre otras cosas porque solo los poderosos pueden ser generosos. Esto no va de crear otra Autoridad Macroprudencial como la que acaba de activar la ministra Calviño para alertar sobre el riesgo de crisis y fijar la responsabilidad de los organismos reguladores, léase el Banco de España y la CNMV. Esto va de hacer política, lo que exige un estadista al frente, con carisma, y una amplia mayoría conseguida tras un mensaje claro a los votantes. Sin miedo, sin complejos. Y con capacidad para garantizar que la Gitana hechicera del ya fallecido Peret no deje de escucharse en Madrid cuando resuene aquello de Barcelona es poderosa, Barcelona tiene poder...
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domingo, 3 de marzo de 2019. |
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El "nunca más" de Arrimadas |
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domingo, 24 de febrero de 2019. |
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Antes de pactar toca votar |
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domingo, 17 de febrero de 2019. |
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PP y ERC tienen la llave |
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domingo, 10 de febrero de 2019. |
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El PP no es la UCD |
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domingo, 3 de febrero de 2019. |
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Papelón en Venezuela |
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domingo, 27 de enero de 2019. |
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Riesgos y oportunidades para el PSOE |
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domingo, 20 de enero de 2019. |
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Un horizonte a la vista |
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domingo, 13 de enero de 2019. |
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Valls sabe de lo que habla |
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domingo, 6 de enero de 2019. |
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Algo sigue yendo mal |
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domingo, 30 de diciembre de 2018. |
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Pedro Sánchez arriesga |
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domingo, 23 de diciembre de 2018. |
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¿Hará el ridículo el Gobierno en Barcelona? |
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domingo, 16 de diciembre de 2018. |
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¿Qué fue del consejo de González a Sánchez? |
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domingo, 9 de diciembre de 2018. |
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Algo pasa en Cataluña |
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domingo, 2 de diciembre de 2018. |
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¿Es posible eludir el populismo? |
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domingo, 25 de noviembre de 2018. |
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¿Marruecos en Iberoamérica? |
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domingo, 18 de noviembre de 2018. |
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Momento de poner orden |
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domingo, 11 de noviembre de 2018. |
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¿Presión al Supremo? |
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domingo, 4 de noviembre de 2018. |
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¿Nueva o vieja política? |
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domingo, 28 de octubre de 2018. |
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Madrid y Khashoggi |
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domingo, 21 de octubre de 2018. |
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Un país raro en Europa |
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domingo, 14 de octubre de 2018. |
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¿Reforma fiscal o remiendos? |
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domingo, 7 de octubre de 2018. |
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Política con mayúsculas y minúsculas |
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domingo, 30 de septiembre de 2018. |
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¿Basta con hablar de aforamientos?? |
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domingo, 23 de septiembre de 2018. |
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¿Un país a la deriva? |
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domingo, 16 de septiembre de 2018. |
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