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Fernando Jáuregui
La semana política
Fernando Jáuregui Campuzano nació en 1950 en Santander y estudió Derecho y Periodismo en Madrid. Lleva 32 años dedicado a tareas informativas, habiendo desempeñado diversos cargos en Europa Press, Informaciones, Diario 16, El País, El Periódico, El Independiente, Ya y El Correo. En la actualidad colabora en ABC y en Colpisa, y dirige la revista Más-Más y los sitios digitales Ocio Crítico, Diario Crítico y Diario Hispanoargentino. Ha sido corresponsal de EFE en Naciones Unidas (Ginebra), de Pyresa y de otros medios en Lisboa durante la revolución de los claveles. En radio ha colaborado con COPE, RNE y actualmente con Onda Cero. También colabora en Telemadrid y Telecinco, donde ha sido subdirector de Informativos y director del programa 'Mesa de Redacción'. Ha publicado 18 libros sobre actualidad e historia contemporánea, el último de ellos 'Cinco horas y toda una vida con Fraga'. Fue directivo de la Asociación de la Prensa de Madrid y ahora es miembro de la directiva del Club Internacional de Prensa. Ha sido subjefe de prensa del Ministerio de Hacienda (con el ministro Jaime García Añoveros), director de comunicación del Ayuntamiento de Madrid (con el alcalde Juan Barranco) y director general de comunicación de la ONCE.
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MADRID, 24 (OTR/PRESS) Muchas veces digo, y lo pienso, que Pedro Sánchez 'es un fuera de serie'. Muchos interlocutores me lo reprochan, aunque entienden que lo digo porque muy pocas personas en el mundo aguantarían todo lo que el presidente del Gobierno español aguanta. Campeón del mundo de resiliencia, está soportando brutales bajadas en las encuestas, la enemiga mortal de los jueces, de una mayoría de los fiscales, de los medios, de los guardias civiles. Y, por supuesto, se ha convertido, por voluntad propia, en el tipo más odiado por los chiflados 'malotes' del mundo, comenzando por Netanyahu y terminando por Milei, con Trump en la mitad del camino.
El cerco se estrecha en Audiolandia, y nadie, ni siquiera los protagonistas de esta película de malvados, sabe qué material, y cuánto, y contra quién, atesora cada cual. ¿Puede alguien así, con tantas puñaladas en su cuerpo político, y encima con la perspectiva de recibir muchas más, seguir aún arrastrándose, sin desangrarse, durante veintidós meses? Creo que ni le conviene a él, que va a salir de esto destrozado, ni nos conviene a la mayoría de los españoles, que vamos a acabar con un país internacionalmente desprestigiado. La lucha en aras de la supervivencia resulta admirable solo cuando se sustenta sobre métodos legítimos y buscando un final positivo. Ninguna de las dos circunstancias concurre ya en Pedro Sánchez, un hombre que se ha puesto por montera la Constitución y el Código Penal en aras de sus intereses (los de su socio el prófugo, que le sostiene, para ser exactos).
Lo digo sin la menor acritud, y aun reconociendo que el personaje no carece de valores y, sobre todo, de un valor temerario: señor presidente, tiene que marcharse. Todas sus decisiones, como la de comparecer en una falsa rueda de prensa (sin periodistas) el domingo en La Moncloa para anunciarnos un acuerdo con la OTAN que luego no ha podido demostrarse, son ya equivocadas. Sus intervenciones en el Parlamento, desquiciadas. Su trato con la ciudadanía, inexistente. Su relación con los socios, agónica. Su gobernación, escasísima y pendiente solamente de sus intereses, ajenos a los de la patria. Su prestigio entre los ciudadanos, limitado a sus incondicionales, que admito que son muchos, pero en minoría y bastantes en retirada.
Le admiro, sí, como se admira a esos ejemplares raros, de conducta inexplicable, que a veces te hacen gracia por lo esotérico de sus volteretas. No cometeré el desmán de decir que todo lo hace mal --últimamente, la verdad es que la mayor parte de lo que hacen usted y su Gobierno lo hacen bastante regular, por ser benévolo--, ni, menos, que es un delincuente, un corrupto y todas esas cosas que los más exaltados en la oposición extrema le sueltan en la calle o desde el escaño. Claro que no es carne de prisión, pero lo va a ser de ignominia ante la Historia. Ese rostro desencajado casa muy mal con la normalidad, la tranquilidad e incluso la rutina democrática que más buscamos.
Hágase un favor, señor Sánchez, y ponga en marcha ordenadamente los mecanismos para marcharse. No nos cuente más historias de que viene la ultraderecha trayendo las siete plagas de Egipto: eso es como confesarse ya vencido de antemano, un flaco favor a quienes hayan de gestionar después de usted el histórico PSOE. Entonces, cuando entone un adiós creíble y garantista, sí que aprenderemos a admirarle un poco más que ahora y es posible que se reivindique su papel ante la Historia. Un papel que ahora, la verdad, no resulta demasiado brillante, aunque su insoportable arrogancia de síndrome de Hubris le convenza a usted de lo contrario.
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¿Con qué cara aparecerá Pedro Sánchez el martes en La Haya, en la 'cumbre' más conflictiva que la OTAN habrá celebrado en su historia, si el día anterior, es decir, este lunes, las declaraciones de Abalos y Koldo ante el Supremo le ponen, como algunos dicen que podría ocurrir, en un serio aprieto? No faltan analistas que piensen que uno de los 'escapes' del presidente español ante su angustiosa situación interna es sacar pecho de estadista y enfrentarse nada menos que a Trump aprovechando está reunión de la Alianza Atlántica, que coincide con los bombardeos estadounidenses sobre Irán, una auténtica guerra que nadie sabe muy bien cómo parará.
23 de junio de 2025.
Solamente alguien como Pedro Sánchez podría sobrevivir, y no mucho tiempo, a las portadas de los periódicos en los últimos días. El registro por la UCO de la sede de Ferraz, con fotos y todo, no ha sido la única mala noticia recibida por el prisionero de La Moncloa, claro: incluso Trump se indigna con el presidente español por su rechazo a subir hasta un 5 por ciento el gasto en Defensa, como pide -exige-la OTAN. Las especulaciones crecen y crecen, y ya muy pocos conceden posibilidades al 'statu quo' actual de Sánchez y su círculo íntimo.
22 de junio de 2025.
En medio de una notable polémica en las redes sociales -no tanto en los medios clásicos-, el Rey Felipe VI ha ejercido su prerrogativa de ennoblecer con el título de marqueses a tres españoles y tres españolas notables en sus diferentes trayectorias. No es algo nuevo: Juan Carlos I ya nombró marqués a Vicente del Bosque y condesa a Carmen Iglesias.
21 de junio de 2025.
Algunos lo atribuyen al maquillaje excesivo y tal vez equivocado, pero a mí no me engaña: ese rostro contraído, esa mirada demasiado fija, esa pérdida de control en una respuesta al 'socio' que le ha salido respondón (Rufián) en el Congreso, evidencian al hombre contra las cuerdas. Que sabe que va a perder el combate, pero que, por tozudez, pundonor o amor al riesgo, no tira la toalla. Y, la verdad, es un milagro de lo que ahora se llama resiliencia que siga ahí, tomándose cada vez más jornadas de solitaria reflexión, renunciando cada día a más presencias. Algo va a pasar, dicen todos, pero él insiste en que cumplirá los plazos. Yo, viéndole aunque sea de lejos, lo dudo.
20 de junio de 2025.
¿Irse?¿Convocar elecciones anticipadas? Al menos ¿aceptar una cuestión de confianza?¿Remodelación gubernamental?¿Separar de la dirección del PSOE a responsables gubernamentales, como María Jesús Montero? Nada de eso. Se queda. No habrá elecciones anticipadas, ni cuestión de confianza, no remodelación gubernamental, ni nueva era en el PSOE más allá de los cambios en la Secretaría de Organización. ¿Autocrítica? Poca. Se equivocaron con Cerdán y antes con Abalos, y ya está. Así que, con este análisis, en el que los daños se circunscriben a la Secretaria de Organización del partido, se puede continuar como si tal cosa: unos retoques el 5 de julio, en el comité federal, aislamiento del 'koldismo' en el partido, que es, dijo, un partido ejemplar, unos cuantos ataques al PP y a Vox... Y, con esto, fuese -que no había almorzado, repitió- y no hubo nada.
17 de junio de 2025.
A saber, claro, por dónde saldrá Pedro Sánchez este lunes cuando se reúna con la comisión ejecutiva del PSOE, cuya remodelación -faltaría más-anunció. El presidente y secretario general es persona poco previsible y ha destrozado todas las apuestas acerca de su futuro. ¿Cuántas veces le hemos dado por políticamente muerto, y ahí sigue?. ¿O seguía? Porque la lógica más básica indica que esta que ahora comienza debería ser la última semana que habita en La Moncloa: es lo que ocurriría en países como Alemania, Portugal, Francia o el Reino Unido, para no hablar ya de los nórdicos. Ocurre, sin embargo, que parece que Sánchez ha trazado un plan. Que no pasa por tirar toalla alguna, y sí por amañar una 'regeneración' de un partido, el PSOE, en shock, y de un Gobierno, el suyo, en pánico.
16 de junio de 2025.
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