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Es muy de agradecer tantas voces cantando al unísono loas a Marcelino Camacho. Pero eso aún hace más doloroso el tiempo de silencio y olvido que tantos años hemos vivido. Olvido no sólo al hombre, al sindicalista, al militante comunista, al pensador, al escritor, sino a una doctrina política que todavía hoy es demonizada: la lucha obrera.
Marcelino Camacho encarnó como pocos al obrero dispuesto a perder su libertad por ganar la de su clase. Hoy se dice que no hay clases y que lo mismo da ser de izquierdas que de derechas, porque todo es igual y lo otro es cosa del pasado. Así nos va. Me apena la muerte de Marcelino Camacho, pero esa pena es aún mayor cuando observo que nadie alza la voz para reivindicar la lucha que le dio sentido a él. Una lucha que, sin duda habrá que aprender a poner al día, pero que es el único camino que puede llevar a la clase trabajadora al lugar que en justicia le corresponde.
Tal y como Vd, me ha pedido, Sr Sánchez, me he tomado un poco de tiempo para leer (no solo una vez), el contenido de la carta pública que nos ha enviado a todos los españoles el pasado miércoles. Le confieso que más que su contenido, nada atractivo desde el punto de vista literario y de escaso valor político, me interesaba conocer las razones de su insólita decisión de trasladar a los españoles sus dudas existenciales sobre su futuro personal y político.
Con motivo de los feroces ajustes en la economía argentina, una conocida me confesó la otra tarde, muy triste, que no podría viajar a Europa quizá nunca más. Enseguida pensé que personas como ella sólo sufren las consecuencias de su ideología (o de la adoptada por algún sofisma en las campañas electorales de la época), cuando ven tocado su bolsillo.
La campaña de descrédito contra la buena imagen y el honor del presidente del gobierno se ha desatado, de una forma virulenta, estos últimos días y semanas. Parece que se quiere lograr mediante descalificaciones el acoso y derribo de Pedro Sánchez. Según distintos medios de comunicación el inicio de una investigación judicial contra la esposa de Sánchez es un disparate, ya que no existen indicios suficientes para la misma.
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