Óscar Freire, del Rabobank, se impuso en el sprint de la primera carrera importante de un día de la temporada, la Milán-San Remo, a Tom Boonen, del Quick Step, y a Alessandro Petacchi, del Lampre.
Álvaro Calleja / Siglo XXI
A Miguel Poblet, aquel corredor de Moncada y Reixach que fue el primer español en saborear una victoria de un monumento del ciclismo, le cambió la vida su triunfo en la Milán-San Remo de 1957. A Miguel Poblet, que también tuvo el honor de ser el primer español en enfundarse el maillot amarillo del Tour de Francia, repitió victoria dos años más tarde, en 1959. A Miguel Poblet, que, como no, fue el primer ciclista que logró etapas en las tres grandes vueltas, podría contar la dificultad que tiene lo que un cántabro que vive en Suiza, un chico de Torrelavega al que pueden llamar tricampeón del mundo, consiguió en el día de hoy.
A ese chico de Torrelavega, de 34 años, que corre en un equipo holandés, el Rabobank, también le pueden llamar Óscar Freire, que es el nombre del corredor que siguió la tradición de Poblet y que, un 20 de marzo de 2010, en San Remo, en el paseo marítimo desde el que se puede contemplar la hermosa luz que ofrece el Mediterráneo, consiguió desempatar con él, ganar su tercera Classicissima y colocarse como el español con más triunfos en una de las pruebas más duras del mundo.
Óscar Freire, que si hubiese nacido en otro país diferente al nuestro sería tan importante como Alberto Contador, volvió a repetir victoria en una carrera que ya conquistó en 2004 ante sorpresa de Erik Zabel, que ya conquistó en 2007, cincuenta años después de que lo lograra por primera vez Poblet, y que en 2010, cuando venía de una Tirreno-Adriático en la que se vio mermado por una gripe previa, volvió a conquistar. Y esta vez los sorprendidos y vencidos fueron Tom Boonen, que, impotente, no fue capaz de seguir la rueda del pequeño y menudo sprinter cántabro, acabó segundo, ni Alessandro Petacchi, el más fuerte, o eso parecía, durante 297 kilómetros, tercero. Durante 297 porque en el último, en el 298, tampoco pudo con ese ya veterano Freire que no necesita equipo para ganar, que cuando está bien, cuando encuentra respuesta en sus piernas, es imbatible.