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Las protestas estudiantiles pro-palestinas en Estados Unidos, ¿harán caer la postura de Washington en la tierra de Israel-Palestina? Sin duda, puede influir en la no reelección de Biden, y en la política de Oriente próximo.
Fruto de las acciones internacionales, Joe Biden y Estados Unidos aumenta la presión sobre su aliado Benjamin Netanyahu: ellos son los actores principales de esa tensión que se está produciendo, porque la base electoral más joven del Partido Demócrata americano está insatisfecha con la gestión de Biden, al igual que las multitudes israelíes lo están por el afán belicista de Netanyahu. Aunque los tribunales internacionales califican de crímenes de guerra esas acciones antipalestinas, no parece que frenen los ataques, en una especie de huida hacia delante del primer ministro israelí.
Recientemente, el ataque israelí al consulado iraní en Damasco es un golpe al “eje de la resistencia”, patrocinado por Irán, que también promueve Hezbolá en Líbano, los hutíes de Yemen, las milicias de Irak y Siria o Hamás. El enfrentamiento es indirecto y de baja intensidad, propagandístico para mantenerse en el poder.
El resto de países árabes tienen una posición moderada pues no simpatizan con las fuerzas islamizantes extremistas. La UE es vista por ellos como un actor con poca influencia, ante Rusia y China que tienen afanes expansionistas.
En el Líbano, Hezbolá disparó primero contra Israel, quien ha contraatacado con dureza, dejando en ruinas algunas zonas del sur de Líbano, país que se encuentra en una crisis económica sin precedentes. No cesa su beligerancia pero con discreción, alimentada por su patrocinador Irán. El problema está en que la mayoría de los libaneses ve con buenos ojos a Hamás, siendo de un grupo islámico distinto, la comunidad chií libanesa. Pero no quieren participar en ninguna guerra. El ataque israelí de 2006 se cobró un precio muy alto en vidas y destrucción de su economía.
Washington y su política en Oriente próximo ha quedado desestabilizada por la guerra en Gaza, política basada en su acuerdo con Arabia Saudí.Antes del 7 de octubre de 2023, parecía que estaba dando sus frutos. Incluso había llegado a un cierto acuerdo para que Irán no seguía con su programa nuclear, a cambio de levantar la presión económica sobre ese país. Incluso se pensaba en que las alianzas comerciales que se podrían hacer con Oriente Próximo podría contrarrestar la influencia de China en la región.
Israel había ido haciendo pasos de relaciones amistosas con países árabes de alrededor, pero todo eso se ha truncado con la actual guerra. Es conocida la matzna de Hamas y la falta de proporcionalidad de la respuesta israelí, y la tremenda catástrofe humanitaria que estamos viviendo en Gaza. Ahora, ese posible acuerdo entre Israel y Arabia Saudí es inviable.
Estados Unidos ha perdido la baza de cara a esa política que tenía con países árabes de Oriente próximo y medio: su posicionamiento claro hacia Israel le invalida por un diálogo palestino. Y se vuelve más difícil el acuerdo nuclear con Irán.
La lengua de los originarios del Paraguay, combatido por Buenos Aires, se reveló como arma de guerra durante la guerra del Chaco. Luego de la guerra de la Triple Alianza concluída en 1870, se habían adoptado medidas contra el idioma que constituía uno de los denominadores comunes entre Paraguay y vastas regiones del sureste argentino, por motivos estratégicos.
Da pena escribir ocultándose en un alias, cuando se escribe para adultos (a partir de los cuatro años). Da pena, la que producen los cobardes, haciéndose llamar “don Julio”, cuando debía aplicarse a don Julio A. Serrano. La editorial Fandogamia, escudo de defensa ante lo que queremos decir, pero no concretar,la libertad de expresión, lanza al mercado “familiar” este libro titulado “El Niño Jesús no odia a los mariquitas”.
Dina Boluarte ha roto récords. Según IEP, una de las encuestadoras más serias, el 90% de los peruanos la desaprueban (y el 91% hace lo mismo con el Congreso), mientras que solo el 5% de los ciudadanos la aprueba. Desde que en el Perú se han venido haciendo sondeos, nunca antes la tasa de apoyo ha sido tan baja para una presidencia y tampoco nunca antes esta ha sido igual al porcentaje de los que no saben o no opinan.
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