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Tengo la fortuna de poder contemplarlo desde que amanece

Mediterráneo

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No exagero ni un ápice. Mientras desayuno veo aparecer el sol por encima del azul de las aguas. Se produce en mí una sensación de paz y de amor por la naturaleza que me perdura a lo largo de todo el día.

   

Algo así deben de sentir todos los habitantes de las costas del Mare Nostrum. Desde Grecia hasta Gibraltar todos vemos aparecer el sol por encima de las olas o de la mar calma. Estas sensaciones producen impacto en cuantos tenemos un mínimo de sensibilidad.

   

Así entiendo como, desde la antigüedad, las distintas civilizaciones han ido recorriendo sus costas normalmente de levante a poniente. Buscando puestas de sol más tardías. Este año tengo la oportunidad de conocer más detalladamente las distintas civilizaciones que han surcado sus mares, en busca de minerales, de lugares con los que comerciar o países donde extender sus dominios.

    

Me maravilla como desde la península de Anatolia, las islas griegas, las costas romanas, incluso los árabes, surcaron el charco buscando la orilla buena del Mediterráneo. A lo largo de los siglos se han ido extendiendo sus habitantes por todo este mar cálido y calmado y les ha ido permitiendo la mezcla de razas, de culturas y de religiones.

    

Si rascamos nuestros suelos costeros nos encontramos con una civilización encima de otra que han dejado su impronta y parte de su manera de ser y de vivir.

    

Todo esto ha venido a mi memoria leyendo la noticia de que han encontrado más vestigios de pasadas civilizaciones en la Torre de Benagalbón. No hay que excavar mucho. De niños, apenas rascábamos un poco, encontrábamos enterramientos árabes a pie de playa, Enfrente de mi casa han destapado una villa romana que estaba ahí esperando desde siempre. 100 metros hacía el Camino Viejo hay unas termas que descubrieron y taparon no se debido a que. Encontraremos vestigios en cualquiera de nuestras costas. Son nuestros ancestros. Una gran mezcla.

       

Hoy me siento muy orgulloso de llevar sangre de todos esos pueblos. De haber pertenecido a la Magna Grecia, al Imperio Romano, al Ándalus y a cuantos nos han precedido a las orillas de este mar. Especialmente cuando me entero que las ruinas del Faro de Alejandría fueron investigadas por un malagueño del siglo XII: Ibn al Sayj. Este era tan curioso como yo.

    

El Mediterráneo pertenece al “segmento de plata” de los mares. Por su edad y conocimiento. Su capacidad de acompañar y de transmitir sensaciones positivas. Juan Manuel Serrat tenía razón.  

Mediterráneo

Tengo la fortuna de poder contemplarlo desde que amanece
Manuel Montes Cleries
viernes, 12 de enero de 2024, 09:06 h (CET)

No exagero ni un ápice. Mientras desayuno veo aparecer el sol por encima del azul de las aguas. Se produce en mí una sensación de paz y de amor por la naturaleza que me perdura a lo largo de todo el día.

   

Algo así deben de sentir todos los habitantes de las costas del Mare Nostrum. Desde Grecia hasta Gibraltar todos vemos aparecer el sol por encima de las olas o de la mar calma. Estas sensaciones producen impacto en cuantos tenemos un mínimo de sensibilidad.

   

Así entiendo como, desde la antigüedad, las distintas civilizaciones han ido recorriendo sus costas normalmente de levante a poniente. Buscando puestas de sol más tardías. Este año tengo la oportunidad de conocer más detalladamente las distintas civilizaciones que han surcado sus mares, en busca de minerales, de lugares con los que comerciar o países donde extender sus dominios.

    

Me maravilla como desde la península de Anatolia, las islas griegas, las costas romanas, incluso los árabes, surcaron el charco buscando la orilla buena del Mediterráneo. A lo largo de los siglos se han ido extendiendo sus habitantes por todo este mar cálido y calmado y les ha ido permitiendo la mezcla de razas, de culturas y de religiones.

    

Si rascamos nuestros suelos costeros nos encontramos con una civilización encima de otra que han dejado su impronta y parte de su manera de ser y de vivir.

    

Todo esto ha venido a mi memoria leyendo la noticia de que han encontrado más vestigios de pasadas civilizaciones en la Torre de Benagalbón. No hay que excavar mucho. De niños, apenas rascábamos un poco, encontrábamos enterramientos árabes a pie de playa, Enfrente de mi casa han destapado una villa romana que estaba ahí esperando desde siempre. 100 metros hacía el Camino Viejo hay unas termas que descubrieron y taparon no se debido a que. Encontraremos vestigios en cualquiera de nuestras costas. Son nuestros ancestros. Una gran mezcla.

       

Hoy me siento muy orgulloso de llevar sangre de todos esos pueblos. De haber pertenecido a la Magna Grecia, al Imperio Romano, al Ándalus y a cuantos nos han precedido a las orillas de este mar. Especialmente cuando me entero que las ruinas del Faro de Alejandría fueron investigadas por un malagueño del siglo XII: Ibn al Sayj. Este era tan curioso como yo.

    

El Mediterráneo pertenece al “segmento de plata” de los mares. Por su edad y conocimiento. Su capacidad de acompañar y de transmitir sensaciones positivas. Juan Manuel Serrat tenía razón.  

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