Al ser un periodista “raro” que llega a este estatus, después de muchas otras actividades, como premio a una situación de jubilado, mi acceso a los medios de comunicación ha sido siempre desde el papel de emérito. Comencé desde el diario de Málaga. Un periódico que desapareció de la noche a la mañana, por encontrarse inmerso en un procedimiento judicial enrevesado. Posteriormente colaboré con Popular Televisión. Al poco tiempo le quitaron la licencia de una forma “rara” y también desapareció. Lo mismo le pasó a Onda 8 en Cártama. He seguido enviando mis “buenas noticias” y mi “segmento de plata” a quien me lo ha querido publicar. Diversas plataformas digitales lo recogen y difunden a través de sus páginas. Este fin de año ha cerrado una de ellas. “El faro de Málaga”. Una cabecera que se emitía desde Alhaurín de la Torre, en la que un buen grupo de escritores andaluces volcábamos nuestras inquietudes periodísticas. La falta de presupuesto les ha abocado al cierre. Como contraste, las distintas televisiones nacionales y las nuevas plataformas, claramente orientadas al negocio rápido y al aumento de la audiencia de la manera que sea, siguen viviendo de las noticias engañosas, la vida privada de los “famosos” y la búsqueda de seres extraños que aportan muy poco a la sociedad. El último “reportaje”, que me ha hecho comprender porqué el futuro de este mundo es un tanto oscuro, lo cogí al vuelo en un programa de mediodía de una cadena nacional. Conectó con un circuito de velocidad murciano donde se viene celebrando una “rave”. Copio de la Wikipedia: “Rave significa delirio. Es ya tradicional que a comienzos de año una fiesta ilegal que no acaba de terminar capte la atención de los medios, generando una mezcla de curiosidad, hilaridad e indignación”. De entre los 5000 asistentes a la “big fucking party”, (dejo en manos de los lectores la traducción del sentido de la fiestecita), eligieron a una treintañera de buen ver que dijo estar allí para “vivir, disfrutar y divertirse a tope” y se despidió mandándonos a todo el resto de la humanidad a “tomar por…”. Menudo “reportaje de actualidad” nos endilgaron. Como es natural rodeado de publicidad de colonias, bebidas, coches y juguetes electrónicos. Seguro que despierta más curiosidad que los esfuerzos de esos jóvenes que estudian durante la semana y los sábados y domingos los dedican a recoger aceituna con sus padres. Se ha puesto de moda entre los “popes” de la tele hablar alegremente de la marihuana y de las drogas en general. Bromas basadas en el “meterse”, en “empolvarse” o frases similares, que se sueltan como nota de modernidad y de estar en la onda. Ayer mismo vi como uno de los presentadores más prestigiosos de la televisión se veía en el futuro: “en un sillón y con un kilo de marihuana”. Ole. Contraste entre medios de comunicación y contraste entre maneras de vivir la juventud. Vivimos en un mundo de contrastes. Ya lo dice el Evangelio: “Los hijos de las tinieblas son más sagaces que los hijos de la luz”. Es cuestión de elegir. Educar en valores o animar a la falsa felicidad llena de egoísmo y de tinieblas mentales.
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