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El PP rechazaba la propuesta para un debate semanal Feijóo-Sánchez con la pregunta incontestable: ¿Debatir con quien ha mentido y no es creíble?

El oso y Pedro Sánchez

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No vender la piel del oso antes de cazarlo, pero conviene ver al oso. Para entrar en harina, ministerios y ministros en la Composición del Gobierno que facilita La Moncloa: Foto en traje de comer fideos. Veintidós ministros y presidente. Los de siempre: Asuntos Exteriores, Justicia, Defensa, Hacienda, Sanidad, Interior, Educación, Trabajo, Industria, Agricultura, Seguridad Social, Relaciones con las Cortes. Y diez más, de nombre rimbombante consecuencia de vaya usted a saber qué motivo, necesidad de reparto, gabelas e historias. Desde Reto Demográfico a Consumo, pasando por Igualdad, Política Territorial, Deporte, Agenda de un año, Innovación, Migraciones, Universidades, y alguna otra ocurrencia.


Se sabe que Feijóo va a gobernar. Lo apuntan las encuestas y el Big data, acorde con la Revolución Datos Masivos (RDM) que usa, dice que el gobierno Frankenstein, de coalición PSOE-UP, está acabado. Los trescientos cincuenta diputados que salgan de las urnas van a decidir un gobierno nuevo. Sin más. A punto de superar el desafío Sánchez a la democracia nacional, no es momento para perder el tiempo en las trampas y señuelos que distraen. Mejor usar las armas demócratas, voluntad y votos, para la continuidad del sistema, afianzar el Estado del Bienestar y tirar para adelante. Campaña y Programa electorales para evitar dictados y dictadores. También hacer y dar a conocer las listas para tomar las riendas del futuro desde el Gobierno.


Feijóo debe configurar su gobierno. Sabe qué puede y debe hacer. Falta que precise quiénes van a ser los ministros y altos cargos que van a hacerlo. Por áreas, a la chita callando, ha ido formando equipos. Con un retoque aquí y un comentario allá, los grupos están hechos para, primero, seguir el control al Gobierno antes de las elecciones y, después, para tomar las riendas. Tantos equipos como carteras ministeriales o más, si en cada departamento aparecen hechos sospechosos que  puedan producir consecuencias graves.


Periodismo. Investigación. Filtraciones interesadas. Como muestras: Las bajadas y subidas en las filas de escaños del Congreso y Senado. La definición de los diputados que están y faltan de la Diputación Permanente, algunos a resguardo. La inclusión o no en listas electorales, en Autonómicas y Municipales del 28 de mayo y en las generales del 23 Julio. A estas alturas y en estas circunstancias, lo que se filtra tiene un motivo, busca un fin o tapa acciones y consecuencias de todo tipo, conocidas o posibles.


No se supone, se conoce qué gobierno busca Feijóo. Las confidencias, todas, son de ida y vuelta. Las fuentes, ajenas y propias, ven o quieren ver los atisbos que han ido surgiendo al ver a Feijóo, gallego, subiendo y bajando escaleras, dando retrasos, adelantos y quiebros, o saludando en pasillos y salones. De puertas adentro: Economía para un andaluz, prestado por Moreno Bonilla, con quite al norte, noroeste, sureste o Garicano. Sanidad revisada, pensada diecisiete veces con atención a la Pública y Privada con financiación. Educación, con un ojo en la Iglesia, otro en la Universidad y más en la Formación Profesional y en el arreglo que se hizo imprescindible con las torpezas Celaá y Alegría Continente. Infraestructuras para el transporte e hidráulicas. Planes nacionales de riego y limpieza con adecuación de cuencas. Producción, compraventa, uso y distribución de energía de cualquier tipo, sin prejuicios ideológicos, camelos ni monsergas. Poder Judicial y Fiscalía libres e independientes. Derecho, desde el PP castellanoleonés, atento al cometido de jueces y fiscales, fiscalizado por profesionales para lo pasado, presente y lo que venga que se cita-teme, ‘escusatio non petita accusatio manifesta’, al leer la convocatoria electoral. Actualizar y si fuera útil corregir lo necesario en Trabajo y Seguridad Social, Interior, Agricultura e Industria. De puertas afuera, siguiendo la ley y explicando cuando sea oportuno, atención a la situación nacional en la UE, los compromisos en Defensa OTAN y aliados, Guerra Rusia-Ucrania, y la estrategia recompuesta con vecinos, amigos y otros.


Por lo que se conoce, insinúa o sospecha, Feijóo, al planear su gobierno, además, debe prever algo posible en el ‘sanchismo’: Mentiras, pufos y consecuencias. Las mentiras son tan rotundas que producen efectos. Hoy, el PP rechazaba a bote pronto, la propuesta para un debate semanal Feijóo-Sánchez con la pregunta incontestable: ¿Debatir con quien ha mentido y no es creíble? Los pufos, sinónimo de timos, estafas y engaños, si existieran, deben tener otros efectos. Primero, para reponer daños. Después, para corregirlos y en su caso castigarlos. Estamos, pues, ante algo inusual, nuevo en nuestra democracia: La reposición de los miembros del gobierno, presidente y ministros, de daños a la sociedad. Y la acción del Estado para enjuiciar y decidir qué hacer al respecto.


No vender la piel del oso antes de cazarlo, dice el refrán. Pero conviene ver al oso, puede ser el oso y Pedro Sánchez.

El oso y Pedro Sánchez

El PP rechazaba la propuesta para un debate semanal Feijóo-Sánchez con la pregunta incontestable: ¿Debatir con quien ha mentido y no es creíble?
José Luis Heras Celemín
martes, 6 de junio de 2023, 10:39 h (CET)

No vender la piel del oso antes de cazarlo, pero conviene ver al oso. Para entrar en harina, ministerios y ministros en la Composición del Gobierno que facilita La Moncloa: Foto en traje de comer fideos. Veintidós ministros y presidente. Los de siempre: Asuntos Exteriores, Justicia, Defensa, Hacienda, Sanidad, Interior, Educación, Trabajo, Industria, Agricultura, Seguridad Social, Relaciones con las Cortes. Y diez más, de nombre rimbombante consecuencia de vaya usted a saber qué motivo, necesidad de reparto, gabelas e historias. Desde Reto Demográfico a Consumo, pasando por Igualdad, Política Territorial, Deporte, Agenda de un año, Innovación, Migraciones, Universidades, y alguna otra ocurrencia.


Se sabe que Feijóo va a gobernar. Lo apuntan las encuestas y el Big data, acorde con la Revolución Datos Masivos (RDM) que usa, dice que el gobierno Frankenstein, de coalición PSOE-UP, está acabado. Los trescientos cincuenta diputados que salgan de las urnas van a decidir un gobierno nuevo. Sin más. A punto de superar el desafío Sánchez a la democracia nacional, no es momento para perder el tiempo en las trampas y señuelos que distraen. Mejor usar las armas demócratas, voluntad y votos, para la continuidad del sistema, afianzar el Estado del Bienestar y tirar para adelante. Campaña y Programa electorales para evitar dictados y dictadores. También hacer y dar a conocer las listas para tomar las riendas del futuro desde el Gobierno.


Feijóo debe configurar su gobierno. Sabe qué puede y debe hacer. Falta que precise quiénes van a ser los ministros y altos cargos que van a hacerlo. Por áreas, a la chita callando, ha ido formando equipos. Con un retoque aquí y un comentario allá, los grupos están hechos para, primero, seguir el control al Gobierno antes de las elecciones y, después, para tomar las riendas. Tantos equipos como carteras ministeriales o más, si en cada departamento aparecen hechos sospechosos que  puedan producir consecuencias graves.


Periodismo. Investigación. Filtraciones interesadas. Como muestras: Las bajadas y subidas en las filas de escaños del Congreso y Senado. La definición de los diputados que están y faltan de la Diputación Permanente, algunos a resguardo. La inclusión o no en listas electorales, en Autonómicas y Municipales del 28 de mayo y en las generales del 23 Julio. A estas alturas y en estas circunstancias, lo que se filtra tiene un motivo, busca un fin o tapa acciones y consecuencias de todo tipo, conocidas o posibles.


No se supone, se conoce qué gobierno busca Feijóo. Las confidencias, todas, son de ida y vuelta. Las fuentes, ajenas y propias, ven o quieren ver los atisbos que han ido surgiendo al ver a Feijóo, gallego, subiendo y bajando escaleras, dando retrasos, adelantos y quiebros, o saludando en pasillos y salones. De puertas adentro: Economía para un andaluz, prestado por Moreno Bonilla, con quite al norte, noroeste, sureste o Garicano. Sanidad revisada, pensada diecisiete veces con atención a la Pública y Privada con financiación. Educación, con un ojo en la Iglesia, otro en la Universidad y más en la Formación Profesional y en el arreglo que se hizo imprescindible con las torpezas Celaá y Alegría Continente. Infraestructuras para el transporte e hidráulicas. Planes nacionales de riego y limpieza con adecuación de cuencas. Producción, compraventa, uso y distribución de energía de cualquier tipo, sin prejuicios ideológicos, camelos ni monsergas. Poder Judicial y Fiscalía libres e independientes. Derecho, desde el PP castellanoleonés, atento al cometido de jueces y fiscales, fiscalizado por profesionales para lo pasado, presente y lo que venga que se cita-teme, ‘escusatio non petita accusatio manifesta’, al leer la convocatoria electoral. Actualizar y si fuera útil corregir lo necesario en Trabajo y Seguridad Social, Interior, Agricultura e Industria. De puertas afuera, siguiendo la ley y explicando cuando sea oportuno, atención a la situación nacional en la UE, los compromisos en Defensa OTAN y aliados, Guerra Rusia-Ucrania, y la estrategia recompuesta con vecinos, amigos y otros.


Por lo que se conoce, insinúa o sospecha, Feijóo, al planear su gobierno, además, debe prever algo posible en el ‘sanchismo’: Mentiras, pufos y consecuencias. Las mentiras son tan rotundas que producen efectos. Hoy, el PP rechazaba a bote pronto, la propuesta para un debate semanal Feijóo-Sánchez con la pregunta incontestable: ¿Debatir con quien ha mentido y no es creíble? Los pufos, sinónimo de timos, estafas y engaños, si existieran, deben tener otros efectos. Primero, para reponer daños. Después, para corregirlos y en su caso castigarlos. Estamos, pues, ante algo inusual, nuevo en nuestra democracia: La reposición de los miembros del gobierno, presidente y ministros, de daños a la sociedad. Y la acción del Estado para enjuiciar y decidir qué hacer al respecto.


No vender la piel del oso antes de cazarlo, dice el refrán. Pero conviene ver al oso, puede ser el oso y Pedro Sánchez.

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