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Entre el Gobierno y los magistrados del Tribunal Constitucional se ha armado el Belén, estamos en las fechas idóneas

​La muerte de Montesquieu

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En estos últimos días del año el gallinero político anda bastante revuelto porque unos jueces a los que nadie ha votado para dirigir España han asesinado a Montesquieu y se han constituido en un único poder absoluto y dictatorial, ellos, bajo sus togas, encarnan los tres poderes sobre los que se asienta la democracia: el legislativo, el ejecutivo y el judicial, poderes que, en la democracia representativa, son ejercidos por órganos de gobierno distintos, autónomos e independientes entre sí. 


Montesquieu dejó dicho que “todo hombre que tiene poder se inclina por abusar del mismo, hasta que encuentra límites”. El poder judicial es el encargado, por medio de sus órganos, de velar porque los otros dos poderes no caigan en el abuso de poder. Pero en España el poder judicial está corrompido desde la cúpula, algunos magistrados llevan cuatro años ejerciendo su cargo cuando ya hace ese tiempo que debían haber sido reemplazados. ¿Por qué no lo han sido?, simplemente porque al Partido Popular, la derecha extrema, no le ha interesado que en los tribunales superiores, como el Supremo, hubiera una mayoría de jueces nombrados por el PSOE juzgando los recursos de políticos del PP condenados en instancias inferiores. Ya saben lo que dijo el Ministro Fernández Diaz, ahora uno de los que tendrá que pasar por los tribunales, “esto la Fiscalía te lo afina”.


Ahora entre el Gobierno y los magistrados del Tribunal Constitucional se ha armado el Belén, estamos en las fechas idóneas. En el Partido Popular es ya clásico que lo que no ganan en las urnas intenten ganarlo en las salas de justicia donde cuentan con demasiadas complicidades. Dicho y hecho, cuando Pedro Sánchez intenta, tal vez de manera chapucera, remover de sus puestos a los magistrados cuyo periodo de mandato hace tiempo que expiró, Nuñez Feijóo, que ha pasado de la moderación al “ayusismo” por miedo a perder la silla, acude a los jueces del Constitucional, la mayoría nombrados por el PP, para solicitar que se deje automáticamente sin efecto la disposición aprobada por la mayoría del Congreso de los Diputados.  Naturalmente la mayoría de los togados del TC han dado la razón al gallego, le deben el cargo, y, además, la disposición aprobada por el Congreso iba a dejar a algunos de ellos en las colas del paro, sólo metafóricamente. El voto favorable al PP estaba cantado, nadie vota contra sus intereses, aunque tenga que prevaricar o volver la ley como un calcetín para defender sus intereses y los de quien les nombró.


Ahora en el PSOE todo son lágrimas, de cocodrilo en algunos barones que aspiran al sillón de Sánchez, el PP se ha quitado la careta, como antes hicieron Abascal y sus mesnadas. Los representantes de la socialdemocracia nunca pensaron que los gritos de “a por ellos” serían contra el PSOE, pero lo que está pasando en estos momentos, esta situación que desde España se denuncia como inaudita y primeriza, ya se ha vivido en Catalunya, pregunten al ministro Iceta qué hacía hace unos años, pocos, a la puerta del Constitucional, junto a Arrimadas, de C’s y García Albiol del PP mostrando, fatuos y risueños, a la prensa la denuncia que iban a presentar ante el TC para que prohibiera la celebración de una sesión del Parlament de Catalunya, naturalmente, el TC accedió a las pretensiones del PSOE junto con la derecha extrema de PP y C’s. Y siguieron los magistrados del Constitucional dictaminando qué se podía debatir o no en el Parlament que los votantes catalanes habían elegido. Y todos callaron, la Brunete Mediática y algún que otro periódico español y los políticos socialdemócratas, esos que ahora ponen el grito en el cielo porque unos jueces les han tratado como a los políticos independentistas.


Todas estas anomalías democráticas tienen su base en una Transición que como Lampedusa “cambió  las cosas para que siguieran igual”. El 1978 los puestos de poder siguieron en las mismas manos, ejército, jueces y fuerzas de orden público siguieron en las mismas manos, Franco había muerto pero el franquismo hoy todavía se sienta en los escaños del Congreso, y hoy mismo policías y guardias civiles se han reunido con Nuñez Feijóo acordando movilizarse contra el Gobierno. A Marlaska sus “soldaditos” se le van de las manos y se dedican a conspirar contra un Gobierno legítimo salido de las urnas. Cómo quieren que nos fiemos de unas fuerzas del orden público que demuestran estar escoradas a la extrema derecha. Cómo quieren que nos fiemos de los numerosos informes que la Guardia Civil viene haciendo, plagados de mentiras, de las actividades de los independentistas.


Pedro Sánchez ahora dice que “estamos delante de un intento de atropellar la democracia por parte de la derecha judicial”, pero callaba cuando esa misma derecha judicial hacía lo mismo con los derechos de los catalanes, que sirvieron de “cobayas” al Deep State de la España, una, grande y libre, esa España que funciona a golpe del autoritarismo del tridente corona, toga y tricornio, como escribe Antoni Bassas. Por cierto estoy en ascuas esperando el discurso del Jefe del Estado, qué dirá Felipe VI de esta anómala situación institucional? nos volverá a contar el viejo cuento de que la Justicia es igual para todos? criticará a los jueces que “okupan” la cúpula judicial pese a tener el mandato caducado?


El PSOE debe hacer autocrítica para ver lo que ha hecho mal, el PP nunca le perdonará que echara a Rajoy de Moncloa, y, sobre todo, no le perdonan que llegara al banco azul del gobierno con la ayuda de los independentistas vascos y catalanes. En el PSOE sigue habiendo algunos “barones” que tienen inquina a Sánchez porque para ellos está haciendo una política demasiado escorada a la izquierda, y Lamban y García Page, entre otros, no verían con malos ojos un Gobierno de coalición entre PSOE y Partido Popular. Espero que Sánchez no tenga que gritar cualquier día de estos “al suelo que vienen los nuestros”, ya le traicionaron una vez, lo pueden volver a hacer, especialmente si al poder económico, ese que nadie vota y siempre está oculto, le interesa. El PP tan sólo es una marioneta en manos del IBEX35.

​La muerte de Montesquieu

Entre el Gobierno y los magistrados del Tribunal Constitucional se ha armado el Belén, estamos en las fechas idóneas
Rafa Esteve-Casanova
jueves, 22 de diciembre de 2022, 09:54 h (CET)

En estos últimos días del año el gallinero político anda bastante revuelto porque unos jueces a los que nadie ha votado para dirigir España han asesinado a Montesquieu y se han constituido en un único poder absoluto y dictatorial, ellos, bajo sus togas, encarnan los tres poderes sobre los que se asienta la democracia: el legislativo, el ejecutivo y el judicial, poderes que, en la democracia representativa, son ejercidos por órganos de gobierno distintos, autónomos e independientes entre sí. 


Montesquieu dejó dicho que “todo hombre que tiene poder se inclina por abusar del mismo, hasta que encuentra límites”. El poder judicial es el encargado, por medio de sus órganos, de velar porque los otros dos poderes no caigan en el abuso de poder. Pero en España el poder judicial está corrompido desde la cúpula, algunos magistrados llevan cuatro años ejerciendo su cargo cuando ya hace ese tiempo que debían haber sido reemplazados. ¿Por qué no lo han sido?, simplemente porque al Partido Popular, la derecha extrema, no le ha interesado que en los tribunales superiores, como el Supremo, hubiera una mayoría de jueces nombrados por el PSOE juzgando los recursos de políticos del PP condenados en instancias inferiores. Ya saben lo que dijo el Ministro Fernández Diaz, ahora uno de los que tendrá que pasar por los tribunales, “esto la Fiscalía te lo afina”.


Ahora entre el Gobierno y los magistrados del Tribunal Constitucional se ha armado el Belén, estamos en las fechas idóneas. En el Partido Popular es ya clásico que lo que no ganan en las urnas intenten ganarlo en las salas de justicia donde cuentan con demasiadas complicidades. Dicho y hecho, cuando Pedro Sánchez intenta, tal vez de manera chapucera, remover de sus puestos a los magistrados cuyo periodo de mandato hace tiempo que expiró, Nuñez Feijóo, que ha pasado de la moderación al “ayusismo” por miedo a perder la silla, acude a los jueces del Constitucional, la mayoría nombrados por el PP, para solicitar que se deje automáticamente sin efecto la disposición aprobada por la mayoría del Congreso de los Diputados.  Naturalmente la mayoría de los togados del TC han dado la razón al gallego, le deben el cargo, y, además, la disposición aprobada por el Congreso iba a dejar a algunos de ellos en las colas del paro, sólo metafóricamente. El voto favorable al PP estaba cantado, nadie vota contra sus intereses, aunque tenga que prevaricar o volver la ley como un calcetín para defender sus intereses y los de quien les nombró.


Ahora en el PSOE todo son lágrimas, de cocodrilo en algunos barones que aspiran al sillón de Sánchez, el PP se ha quitado la careta, como antes hicieron Abascal y sus mesnadas. Los representantes de la socialdemocracia nunca pensaron que los gritos de “a por ellos” serían contra el PSOE, pero lo que está pasando en estos momentos, esta situación que desde España se denuncia como inaudita y primeriza, ya se ha vivido en Catalunya, pregunten al ministro Iceta qué hacía hace unos años, pocos, a la puerta del Constitucional, junto a Arrimadas, de C’s y García Albiol del PP mostrando, fatuos y risueños, a la prensa la denuncia que iban a presentar ante el TC para que prohibiera la celebración de una sesión del Parlament de Catalunya, naturalmente, el TC accedió a las pretensiones del PSOE junto con la derecha extrema de PP y C’s. Y siguieron los magistrados del Constitucional dictaminando qué se podía debatir o no en el Parlament que los votantes catalanes habían elegido. Y todos callaron, la Brunete Mediática y algún que otro periódico español y los políticos socialdemócratas, esos que ahora ponen el grito en el cielo porque unos jueces les han tratado como a los políticos independentistas.


Todas estas anomalías democráticas tienen su base en una Transición que como Lampedusa “cambió  las cosas para que siguieran igual”. El 1978 los puestos de poder siguieron en las mismas manos, ejército, jueces y fuerzas de orden público siguieron en las mismas manos, Franco había muerto pero el franquismo hoy todavía se sienta en los escaños del Congreso, y hoy mismo policías y guardias civiles se han reunido con Nuñez Feijóo acordando movilizarse contra el Gobierno. A Marlaska sus “soldaditos” se le van de las manos y se dedican a conspirar contra un Gobierno legítimo salido de las urnas. Cómo quieren que nos fiemos de unas fuerzas del orden público que demuestran estar escoradas a la extrema derecha. Cómo quieren que nos fiemos de los numerosos informes que la Guardia Civil viene haciendo, plagados de mentiras, de las actividades de los independentistas.


Pedro Sánchez ahora dice que “estamos delante de un intento de atropellar la democracia por parte de la derecha judicial”, pero callaba cuando esa misma derecha judicial hacía lo mismo con los derechos de los catalanes, que sirvieron de “cobayas” al Deep State de la España, una, grande y libre, esa España que funciona a golpe del autoritarismo del tridente corona, toga y tricornio, como escribe Antoni Bassas. Por cierto estoy en ascuas esperando el discurso del Jefe del Estado, qué dirá Felipe VI de esta anómala situación institucional? nos volverá a contar el viejo cuento de que la Justicia es igual para todos? criticará a los jueces que “okupan” la cúpula judicial pese a tener el mandato caducado?


El PSOE debe hacer autocrítica para ver lo que ha hecho mal, el PP nunca le perdonará que echara a Rajoy de Moncloa, y, sobre todo, no le perdonan que llegara al banco azul del gobierno con la ayuda de los independentistas vascos y catalanes. En el PSOE sigue habiendo algunos “barones” que tienen inquina a Sánchez porque para ellos está haciendo una política demasiado escorada a la izquierda, y Lamban y García Page, entre otros, no verían con malos ojos un Gobierno de coalición entre PSOE y Partido Popular. Espero que Sánchez no tenga que gritar cualquier día de estos “al suelo que vienen los nuestros”, ya le traicionaron una vez, lo pueden volver a hacer, especialmente si al poder económico, ese que nadie vota y siempre está oculto, le interesa. El PP tan sólo es una marioneta en manos del IBEX35.

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