Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | El segmento de plata | Educación | Colegios | SOLIDARIDAD
Dicen que los mayores vivimos anclados en los recuerdos. No es cierto. Estos nos sirven para valorar el presente

Recuerdos y presente

|

Hace setenta años que en un frío mes de octubre cruzaba por primera vez las puertas de un colegio al que después he vuelto en distintas ocasiones y por distintos motivos. Aquel edificio aun sigue en pie. Solo queda la capilla. Un viejo templo en el que se han confirmado –yo también lo hice en su día allí-, tomado la primera comunión y casado alguno de mis hijos y nietos. Lo que fue propiamente colegio, está pendiente de la piqueta o de la ansiada rehabilitación para otros usos. Pero ya nunca será aquel “mi primer colegio”.


Ya hace muchos años desde que los padres agustinos dejaron aquel edificio de la calle de San Agustín, para construir un extraordinario colegio en la Finca de Los Olivos, al norte de Málaga. Allí se han formado mis hijos y nietos junto a muchas generaciones de malagueños. Esta situación me ha permitido continuar en contacto con la institución a lo largo de todos estos años.


Ayer fui invitado otra vez por la dirección de pastoral del centro para animar a los alumnos y sus familias a compartir sus bienes con los más necesitados. Esta vez en forma de pañales y leche infantil que se entregarán a familias con problemas de todo tipo.


He tenido la oportunidad de hablar en público en infinidad de ocasiones. He perdido el miedo a las cámaras o a los micrófonos desde hace años. Pero ayer volví a sentir el “amor y temblor” de los primeros tiempos. De improviso me encontré en un inmenso patio, rodeado de los más de 1.500 alumnos del colegio. Mirando a mi alrededor me hice pequeño y me sentí como aquel día de octubre de 1952 en que crucé sus puertas. Apenas pude distinguir a mi hija, maestra del centro, y a unos cuantos nietos que andaban por allí en medio de la multitud.


Después de dirigirme brevemente a ellos solicitando su colaboración y, mientras hablaban los demás participantes, comencé a dar gracias a Dios porque me ha permitido llegar a vivir como miembro del “segmento de plata”. Con capacidad para transmitir mis sentimientos y con la posibilidad de ser escuchado por esa multitud de colegiales que protagonizarán el futuro de nuestro mundo.


Hoy me siento más tranquilo pensando en el porvenir. Dentro de setenta años alguno de esos niños que me rodeaban, dirá a un gran auditorio de chavales: “en este colegio me enseñaron a querer a mi familia, a iniciar mi formación académica y humana y a conocer y vivir los valores que permiten crear un mundo mejor”. Tenemos futuro.

Recuerdos y presente

Dicen que los mayores vivimos anclados en los recuerdos. No es cierto. Estos nos sirven para valorar el presente
Manuel Montes Cleries
viernes, 9 de diciembre de 2022, 00:09 h (CET)

Hace setenta años que en un frío mes de octubre cruzaba por primera vez las puertas de un colegio al que después he vuelto en distintas ocasiones y por distintos motivos. Aquel edificio aun sigue en pie. Solo queda la capilla. Un viejo templo en el que se han confirmado –yo también lo hice en su día allí-, tomado la primera comunión y casado alguno de mis hijos y nietos. Lo que fue propiamente colegio, está pendiente de la piqueta o de la ansiada rehabilitación para otros usos. Pero ya nunca será aquel “mi primer colegio”.


Ya hace muchos años desde que los padres agustinos dejaron aquel edificio de la calle de San Agustín, para construir un extraordinario colegio en la Finca de Los Olivos, al norte de Málaga. Allí se han formado mis hijos y nietos junto a muchas generaciones de malagueños. Esta situación me ha permitido continuar en contacto con la institución a lo largo de todos estos años.


Ayer fui invitado otra vez por la dirección de pastoral del centro para animar a los alumnos y sus familias a compartir sus bienes con los más necesitados. Esta vez en forma de pañales y leche infantil que se entregarán a familias con problemas de todo tipo.


He tenido la oportunidad de hablar en público en infinidad de ocasiones. He perdido el miedo a las cámaras o a los micrófonos desde hace años. Pero ayer volví a sentir el “amor y temblor” de los primeros tiempos. De improviso me encontré en un inmenso patio, rodeado de los más de 1.500 alumnos del colegio. Mirando a mi alrededor me hice pequeño y me sentí como aquel día de octubre de 1952 en que crucé sus puertas. Apenas pude distinguir a mi hija, maestra del centro, y a unos cuantos nietos que andaban por allí en medio de la multitud.


Después de dirigirme brevemente a ellos solicitando su colaboración y, mientras hablaban los demás participantes, comencé a dar gracias a Dios porque me ha permitido llegar a vivir como miembro del “segmento de plata”. Con capacidad para transmitir mis sentimientos y con la posibilidad de ser escuchado por esa multitud de colegiales que protagonizarán el futuro de nuestro mundo.


Hoy me siento más tranquilo pensando en el porvenir. Dentro de setenta años alguno de esos niños que me rodeaban, dirá a un gran auditorio de chavales: “en este colegio me enseñaron a querer a mi familia, a iniciar mi formación académica y humana y a conocer y vivir los valores que permiten crear un mundo mejor”. Tenemos futuro.

Noticias relacionadas

En “La isla de los pingüinos” Anatole France (Premio Nobel, 1921) aborda con ironía el asunto del formalismo. Después de que el personaje inicial, Mael, por su vejez y casi ceguera, bautice a unos pingüinos creyendo que son hombres, se abre en el cielo una diatriba para establecer si ese bautismo es válido. No se puede ir contra las formas. El problema se resuelve finalmente aceptando la propuesta de que los pingüinos se transformen en humanos (unos pingüinos bautizados terminarían en las llamas eternas, en cuanto no cumplirían con la ley de Dios).

Últimamente, la cuestión de una hipotética fusión bancaria entre el BBVA y el Banco Sabadell, ocupa las portadas de noticias de televisiones y radios y también de los periódicos en España. Es lógico que suceda, porque supone una vuelta de tuerca más, en un intento de intensificar la concentración bancaria en nuestro país.

Reproduzco la carta de los padres de Vera al presidente del Gobierno que hicieron pública durante el periodo de "reflexión" de Pedro Sánchez, pues a pesar del tiempo transcurrido en el que el vuelco del castillo hinchable de Mislata provocó el fallecimiento de dos niñas por múltiples irregularidades en enero de 2022, poco se ha hecho en los tribunales y en las administraciones nada que sepamos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto