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El salir airoso de una situación comprometida no es una habilidad innata, sino que requiere de un aprendizaje

​¡Tierra, trágame!

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El momento «tierra, trágame» no es algo ajeno a nuestra vida y por esto deberíamos estar preparados para afrontarlo con la mayor eficacia posible. Podemos incluirlo dentro del grupo «situaciones especiales» que van a producirse tanto en nuestro ámbito personal como profesional.


El sentimiento principal que desencadena dicho momento es la vergüenza. Esta puede ser provocada bien por una situación puntual ajena a nosotros o por un comportamiento propio. En cualquiera de los dos casos, el autocontrol y la naturalidad van a ser nuestros principales aliados.


Junto a estos dos elementos, también tenemos que tener en cuenta en qué situación o ambiente nos encontramos y quiénes son las personas con las que estamos en ese instante de ¡tierra, trágame! Y a esto hay que sumar la inmediatez de nuestra reacción a esa situación especial, sobre todo cuando nuestro perfil es público y nuestro comportamiento es material mediático e, incluso, con muchas probabilidades de volverse viral en las redes sociales.


En líneas generales, estos son los componentes identificadores de una situación especial que puede sufrir tanto una persona física como jurídica. Se trata de situaciones imprevistas que podemos solucionar si evaluamos correctamente la gravedad de dicha situación y, de esta manera, otorgarle la respuesta adecuada, sin minusvalorar la situación, pero tampoco agravándola.


En definitiva, el salir airoso de una situación comprometida no es una habilidad innata, sino que requiere de un aprendizaje.


Por lo tanto, el que Isabel Díaz Ayuso haya gestionado correctamente la situación del «perreo» en la gala de LOS40 Music Awards no es fruto de su espontaneidad. Como tampoco lo fue el momento «firma» protagonizado por Carlos III de Inglaterra durante la rúbrica de su proclamación como nuevo monarca del Reino Unido. Se trata de la cara y la cruz de una misma moneda, la de saber gestionar una situación especial y, en consecuencia, también su comunicación.

​¡Tierra, trágame!

El salir airoso de una situación comprometida no es una habilidad innata, sino que requiere de un aprendizaje
María del Carmen Portugal Bueno
martes, 8 de noviembre de 2022, 11:01 h (CET)

El momento «tierra, trágame» no es algo ajeno a nuestra vida y por esto deberíamos estar preparados para afrontarlo con la mayor eficacia posible. Podemos incluirlo dentro del grupo «situaciones especiales» que van a producirse tanto en nuestro ámbito personal como profesional.


El sentimiento principal que desencadena dicho momento es la vergüenza. Esta puede ser provocada bien por una situación puntual ajena a nosotros o por un comportamiento propio. En cualquiera de los dos casos, el autocontrol y la naturalidad van a ser nuestros principales aliados.


Junto a estos dos elementos, también tenemos que tener en cuenta en qué situación o ambiente nos encontramos y quiénes son las personas con las que estamos en ese instante de ¡tierra, trágame! Y a esto hay que sumar la inmediatez de nuestra reacción a esa situación especial, sobre todo cuando nuestro perfil es público y nuestro comportamiento es material mediático e, incluso, con muchas probabilidades de volverse viral en las redes sociales.


En líneas generales, estos son los componentes identificadores de una situación especial que puede sufrir tanto una persona física como jurídica. Se trata de situaciones imprevistas que podemos solucionar si evaluamos correctamente la gravedad de dicha situación y, de esta manera, otorgarle la respuesta adecuada, sin minusvalorar la situación, pero tampoco agravándola.


En definitiva, el salir airoso de una situación comprometida no es una habilidad innata, sino que requiere de un aprendizaje.


Por lo tanto, el que Isabel Díaz Ayuso haya gestionado correctamente la situación del «perreo» en la gala de LOS40 Music Awards no es fruto de su espontaneidad. Como tampoco lo fue el momento «firma» protagonizado por Carlos III de Inglaterra durante la rúbrica de su proclamación como nuevo monarca del Reino Unido. Se trata de la cara y la cruz de una misma moneda, la de saber gestionar una situación especial y, en consecuencia, también su comunicación.

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