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El domingo 20 de marzo en Madrid, los cazadores utilizaron al mundo rural para su propio y siniestro beneficio, que no es otro que continuar matando a todos los animales a los que asesinan legalmente, añadir a esa inmensa lista las especies no cinegéticas o protegidas, sumar más lugares (ya disponen del 87.5% del territorio español) donde poder hacerlo incluyendo polígonos industriales o calles con gatos o perros callejeros y parques urbanos con cotorras, que las artes cinegéticas prohibidas dejen de estarlo y que se siga llamando accidente a cuando matan a un hombre que podaba sus viñedos porque "era clavado" a un jabalí. Con cinismo y desvergüenza y para no dejar de darle rienda suelta con impunidad a su sociopatía, usaron los problemas reales de una gente como esos agricultores que tan a menudo denuncian las tropelías que los escopeteros perpetran en su entorno profesional y familiar.
Y los mismos que sonríen cuando se fotografían con los cadáveres de sus víctimas portaban una pancarta en la que ponía “Capamos a políticos y animalistas ¡¡gratis!!”. Gratis les salió el viaje a Madrid ya que les fue pagado por las federaciones de caza con las subvenciones que reciben, y acostumbrados están a que gratis les salga poner cepos, lazos o veneno, matar a osos o lobos, ahorcar a sus perros o despeñarlos, disparar a ciclistas al confundirlos con conejos...
Son gente aprovechada, embustera, cruel y violenta. Son un cáncer para la sociedad y para la Naturaleza. Son personajes muy peligrosos que añoran un pasado donde los derechos de los animales era pura fantasía. Son cazadores y el que el número de sus licencias disminuya sin cesar porque cada vez a menos gente le excita matar les tiene rabiosos, así que están envalentonados por su ira y por la connivencia de ciertos políticos. Pero no olvidemos que van armados y que no dudan en tirar de amenazas y gatillos para solucionar conflictos.
Utilizar al Rey como actor forzado en la escena final de su opereta y ni siquiera anunciar una moción de confianza prueban que este hombre buscaba - sin mucho éxito - provocar a los malos, al enemigo, a los periodistas y tertulianos que forman parte de ese imaginario contubernio fascista que le quiere desalojar del poder.
En bastantes ocasiones he escrito sobre este pobre hombre que preside, para desgracia de todos, el gobierno de España. Y otras tantas le he tachado de cateto (solo hay que ver cómo se contonea, para exhibir su supuesta guapura), también de plagiador (porque ha plagiado más de una vez) y de embustero (porque ha mentido en innumerables ocasiones).
El 30 de abril de 1935 el embajador mexicano en Río de Janeiro, el conocido escritor Alonso Reyes Ochoa, informaba al gobierno de Lázaro Cárdenas del súbito interés brasileño en la resolución del conflicto entre Paraguay y Bolivia. El gobierno brasileño, invitado en Washington para participar con Argentina y Chile en la conferencia de Buenos Aires para pacificar el Chaco, declinó al principio este ofrecimiento.
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