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Devolver Crimea a Ucrania tenía impulso racional, pero acabaría siendo un caballo de Troya

El presente griego de Nikita Kruschev

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El ucraniano que ascendió en 1953 a mandamás de la URSS, Nikita Kruschev, acabaría en 1964 destituido por sus "planes sin fundamento y proyectos ilusorios",  aunque devolver Crimea a Ucrania tuvo motivos realistas.


Tartaro no es solo el infierno de la mitología griega,  también la identidad del habitante de Crimea por varios siglos hasta el advenimiento de la Operación Barbarroja.


La invasion nazi sería el  Tartaro para los Tartaros cuando este pueblo cuyo origen se discute entre Turquía, Mongolia y Bulgaria, fue tentado para colaborar con los invasores nazis.


El hoy prócer ucraniano Stepán Bandera había sido liberado poco antes, cuando sus guardiacárceles abandonaron la prisión donde cumplía cadena perpetua por actos terroristas, huyendo de la invasion nazi de 1939.


Stalin condenó en 1944 a la dispersión a ios tartaros de Crimea, bajo acusación de filo nazis, episodio que los afectados recuerdan con una gravedad comparable a la diaspora y el holocausto judío.


En 1954, Kruschev  decidió reemplazarlos en la despoblada Crimea por sus connacionales ucranianos.  No era una idea novedosa, Nikita solo imitaba a Catalina II que a principios del siglo XIX tuvo la misma idea.


Para afianzar su enroque demográfico, decidió transferir Crimea a su República Socialista Soviética natal: Ucrania. No fue una gran noticia como la del anschluss de Putin del 2014, y mucho menos como la actual guerra ruso ucraniana que borró al COVID de la agenda mediática mundial.  Es bien sabido que la primera víctima de una guerra es la verdad.


La historia no es tan contradictoria cuando habla de Crimea como cuando se trata de las simpatías divididas de los ucranianos entre rojos y nazis. Lo cierto es que entre las víctimas de dos brutales asedios a Sebastopol, durante la guerra de Crimea y durante la Segunda Guerra Mundial, solo se cuentan defensores Rusos y bajas rusas.


Sí hubo muchos ucranianos defendiendo la línea del Dnieper junto a Erich Von Manstein, a quien fue imposible sostener aquella frontera para el Tercer Reich.


La UE parece asignar un papel similar hoy a Ucrania, a quien cierra acceso a su Unión comercial pero promete armas aunque no pertenezca a la OTAN. El significado de los gestos y palabras sin acción consecuente es de fácil interpretación:  "Ustedes están solo para pelear nuestra guerra". Una guerra en la que tuvo a caballo de Troya como prólogo en lugar de epílogo. 

El presente griego de Nikita Kruschev

Devolver Crimea a Ucrania tenía impulso racional, pero acabaría siendo un caballo de Troya
Luis Agüero Wagner
sábado, 5 de marzo de 2022, 11:19 h (CET)

El ucraniano que ascendió en 1953 a mandamás de la URSS, Nikita Kruschev, acabaría en 1964 destituido por sus "planes sin fundamento y proyectos ilusorios",  aunque devolver Crimea a Ucrania tuvo motivos realistas.


Tartaro no es solo el infierno de la mitología griega,  también la identidad del habitante de Crimea por varios siglos hasta el advenimiento de la Operación Barbarroja.


La invasion nazi sería el  Tartaro para los Tartaros cuando este pueblo cuyo origen se discute entre Turquía, Mongolia y Bulgaria, fue tentado para colaborar con los invasores nazis.


El hoy prócer ucraniano Stepán Bandera había sido liberado poco antes, cuando sus guardiacárceles abandonaron la prisión donde cumplía cadena perpetua por actos terroristas, huyendo de la invasion nazi de 1939.


Stalin condenó en 1944 a la dispersión a ios tartaros de Crimea, bajo acusación de filo nazis, episodio que los afectados recuerdan con una gravedad comparable a la diaspora y el holocausto judío.


En 1954, Kruschev  decidió reemplazarlos en la despoblada Crimea por sus connacionales ucranianos.  No era una idea novedosa, Nikita solo imitaba a Catalina II que a principios del siglo XIX tuvo la misma idea.


Para afianzar su enroque demográfico, decidió transferir Crimea a su República Socialista Soviética natal: Ucrania. No fue una gran noticia como la del anschluss de Putin del 2014, y mucho menos como la actual guerra ruso ucraniana que borró al COVID de la agenda mediática mundial.  Es bien sabido que la primera víctima de una guerra es la verdad.


La historia no es tan contradictoria cuando habla de Crimea como cuando se trata de las simpatías divididas de los ucranianos entre rojos y nazis. Lo cierto es que entre las víctimas de dos brutales asedios a Sebastopol, durante la guerra de Crimea y durante la Segunda Guerra Mundial, solo se cuentan defensores Rusos y bajas rusas.


Sí hubo muchos ucranianos defendiendo la línea del Dnieper junto a Erich Von Manstein, a quien fue imposible sostener aquella frontera para el Tercer Reich.


La UE parece asignar un papel similar hoy a Ucrania, a quien cierra acceso a su Unión comercial pero promete armas aunque no pertenezca a la OTAN. El significado de los gestos y palabras sin acción consecuente es de fácil interpretación:  "Ustedes están solo para pelear nuestra guerra". Una guerra en la que tuvo a caballo de Troya como prólogo en lugar de epílogo. 

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