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Estos días, hay políticos catalanes que están y hablan en Madrid

Illa fue ministro de Sanidad, ya no

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La verdad es un motivo de atención para filósofos: Sócrates (es el bien moral), Platón (es el bien), Aristóteles (aquello que es y aquello que no es), Descartes (certeza que expresa indubitabilidad), Kant (adecuación entre el conocimiento y su objeto, Nietzsche (es saber mentir), Hegel (es lo racional y absoluto) Ortega y Gasset (coincidencia del hombre consigo mismo). Schopenhauer (la verdad pasa por tres fases: ridiculizada, enfrentada violentamente y finalmente aceptada).


Filosofía, amor por la sabiduría. Filósofo, persona que ama la sabiduría. Un licenciado en filosofía, puede que filósofo, es Salvador Illa, un ministro de Sanidad de España que fue y ya no es. Sin cuestionar la credibilidad de Illa, parece lógico un garbeo por el concepto verdad con él in mente y con atención a lo que cree Nietzsche sobre la verdad. También, suponer la coincidencia del ministro Illa con la verdad, por si existiera.

          

Estos días, hay políticos catalanes que están y hablan en Madrid. Ayer lo hizo Aragonés, presidente de la Generalitat catalana en el Club Siglo XXI, mientras el Real Madrid echaba al Barça de la Supercopa de España. Hoy lo hizo Salvador Illa en el Gran Casino, presentado por la vicepresidenta Calviño. Mañana lo hará Inés Arrimadas en el hotel Mandarín Oriental Ritz.

            

Entretenido por la atención de la verdad entre filósofos y frustrado por no encontrar la concurrencia entre Illa y la verdad en épocas pasadas, cuando Illa como ministro de Sanidad manejaba el uso de mascarillas que el Gobierno no compró a tiempo, había que tratar de encarar la realidad al verlo. Presentación Calviño indulgente: Agradecer dedicación en épocas difíciles. Tras cumplir su compromiso, nuevo reto para construir una Cataluña para el cambio. Ministros. PSC, al copo. Acompañantes y ausentes. Y el intríngulis ¿A qué viene Illa?, que él, excusatio non petita, aclaró: Estaba previsto para el 22 de noviembre, pero se pospuso.

            

Illa habla bajo, como si lo hiciera para el cuello de su camisa. No mira de frente. Es alto, pero parece encogido. Mira a derecha e izquierda, como si buscara algo. De repente, vista al frente, frases campanudas, pocas; y otras siseando. Desliza así un texto en el que mezcla todo: Ser ministro de España es un orgullo. Rigor sin sobreactuación. Que no distraiga el ruido. He pensado mis primeras palabras en Madrid. Agradecer al personal sanitario madrileño. Es momento de acuerdo. Apoyen acuerdos, convaliden. La política debe ser leal. Contar la verdad (¿?) a los adultos (¿sólo?). En Cataluña intentamos unir y decir la verdad (¿?). No vengo a pedir, vengo a explicar y a construir con ustedes.

            

A continuación, el discurso de noviembre. “Con tres puntos”: No va a haber referéndum de autodeterminación en Cataluña. En Cataluña solo hay un 48% independentista. Con mejoría, hay que dejar años malos y seguir hacia adelante. Fortalecer la unidad con España, vertebrada con espacio compartido. Construir y fortalecer el vínculo con España sin condiciones. La personalidad catalana se fortalece con la realidad lingüística. Dialogo, con España y entre catalanes. El castellano no es una lengua extranjera en Cataluña. Diálogo sin ultimátum, ni plazos; franco y con lealtad. 

            

A la vista, qué hacer. Mesa de dialogo con tres proposiciones: Generar una prosperidad que Cataluña debe liderar. Cataluña debe estar presente con financiación y presupuesto. Mejorar la situación y autogobierno. Es decir que, para los que piden autodeterminación y amnistía, unidad, financiación y prosperidad.

            

A partir de ahí, el futuro: Fiscalización al gobierno de Aragonés. Dibujo de una alternativa para llegar a acuerdos. Puedo parecer optimista, pero les leo una cita, de Iceta, hecha en Madrid el 12 de septiembre de 2019: Es posible que estemos en puertas de un nuevo ciclo político. Necesitamos revertir las cicatrices de la austeridad, recuperar el pacto con nuevo gobierno de España presidido por Pedro Sánchez. Citando a Tarradellas, hijo adoptivo de Madrid acordado por unanimidad en época de Barranco, sosiego y serenidad en el debate político. Por eso, siguió, “hagámonos el favor de hacer realidad tiempos con afectos compartidos”.

            

Después, pandemia, coronavirus, gratuidad de antígenos, gobierno de coalición, polémica Garzón-Planas, avance en acuerdos y derechos, rechazo a la confrontación. Contar cómo son las cosas (¿?). Serenidad, ciclos electorales. Oposición y alternativas. Mesa de diálogo. No estamos ante una última oportunidad, estamos en esto y vamos a seguir en esto.

             

Al terminar, recuerdo a sus verdades (¿?) con Sánchez. Mascarillas. Informes de la comisión de técnicos (que no existió). Estados de alarma (frente a la ley). Bla, bla, bla. 

            

No hubo más. Illa fue ministro de Sanidad, ya no.

Illa fue ministro de Sanidad, ya no

Estos días, hay políticos catalanes que están y hablan en Madrid
José Luis Heras Celemín
viernes, 14 de enero de 2022, 09:24 h (CET)

La verdad es un motivo de atención para filósofos: Sócrates (es el bien moral), Platón (es el bien), Aristóteles (aquello que es y aquello que no es), Descartes (certeza que expresa indubitabilidad), Kant (adecuación entre el conocimiento y su objeto, Nietzsche (es saber mentir), Hegel (es lo racional y absoluto) Ortega y Gasset (coincidencia del hombre consigo mismo). Schopenhauer (la verdad pasa por tres fases: ridiculizada, enfrentada violentamente y finalmente aceptada).


Filosofía, amor por la sabiduría. Filósofo, persona que ama la sabiduría. Un licenciado en filosofía, puede que filósofo, es Salvador Illa, un ministro de Sanidad de España que fue y ya no es. Sin cuestionar la credibilidad de Illa, parece lógico un garbeo por el concepto verdad con él in mente y con atención a lo que cree Nietzsche sobre la verdad. También, suponer la coincidencia del ministro Illa con la verdad, por si existiera.

          

Estos días, hay políticos catalanes que están y hablan en Madrid. Ayer lo hizo Aragonés, presidente de la Generalitat catalana en el Club Siglo XXI, mientras el Real Madrid echaba al Barça de la Supercopa de España. Hoy lo hizo Salvador Illa en el Gran Casino, presentado por la vicepresidenta Calviño. Mañana lo hará Inés Arrimadas en el hotel Mandarín Oriental Ritz.

            

Entretenido por la atención de la verdad entre filósofos y frustrado por no encontrar la concurrencia entre Illa y la verdad en épocas pasadas, cuando Illa como ministro de Sanidad manejaba el uso de mascarillas que el Gobierno no compró a tiempo, había que tratar de encarar la realidad al verlo. Presentación Calviño indulgente: Agradecer dedicación en épocas difíciles. Tras cumplir su compromiso, nuevo reto para construir una Cataluña para el cambio. Ministros. PSC, al copo. Acompañantes y ausentes. Y el intríngulis ¿A qué viene Illa?, que él, excusatio non petita, aclaró: Estaba previsto para el 22 de noviembre, pero se pospuso.

            

Illa habla bajo, como si lo hiciera para el cuello de su camisa. No mira de frente. Es alto, pero parece encogido. Mira a derecha e izquierda, como si buscara algo. De repente, vista al frente, frases campanudas, pocas; y otras siseando. Desliza así un texto en el que mezcla todo: Ser ministro de España es un orgullo. Rigor sin sobreactuación. Que no distraiga el ruido. He pensado mis primeras palabras en Madrid. Agradecer al personal sanitario madrileño. Es momento de acuerdo. Apoyen acuerdos, convaliden. La política debe ser leal. Contar la verdad (¿?) a los adultos (¿sólo?). En Cataluña intentamos unir y decir la verdad (¿?). No vengo a pedir, vengo a explicar y a construir con ustedes.

            

A continuación, el discurso de noviembre. “Con tres puntos”: No va a haber referéndum de autodeterminación en Cataluña. En Cataluña solo hay un 48% independentista. Con mejoría, hay que dejar años malos y seguir hacia adelante. Fortalecer la unidad con España, vertebrada con espacio compartido. Construir y fortalecer el vínculo con España sin condiciones. La personalidad catalana se fortalece con la realidad lingüística. Dialogo, con España y entre catalanes. El castellano no es una lengua extranjera en Cataluña. Diálogo sin ultimátum, ni plazos; franco y con lealtad. 

            

A la vista, qué hacer. Mesa de dialogo con tres proposiciones: Generar una prosperidad que Cataluña debe liderar. Cataluña debe estar presente con financiación y presupuesto. Mejorar la situación y autogobierno. Es decir que, para los que piden autodeterminación y amnistía, unidad, financiación y prosperidad.

            

A partir de ahí, el futuro: Fiscalización al gobierno de Aragonés. Dibujo de una alternativa para llegar a acuerdos. Puedo parecer optimista, pero les leo una cita, de Iceta, hecha en Madrid el 12 de septiembre de 2019: Es posible que estemos en puertas de un nuevo ciclo político. Necesitamos revertir las cicatrices de la austeridad, recuperar el pacto con nuevo gobierno de España presidido por Pedro Sánchez. Citando a Tarradellas, hijo adoptivo de Madrid acordado por unanimidad en época de Barranco, sosiego y serenidad en el debate político. Por eso, siguió, “hagámonos el favor de hacer realidad tiempos con afectos compartidos”.

            

Después, pandemia, coronavirus, gratuidad de antígenos, gobierno de coalición, polémica Garzón-Planas, avance en acuerdos y derechos, rechazo a la confrontación. Contar cómo son las cosas (¿?). Serenidad, ciclos electorales. Oposición y alternativas. Mesa de diálogo. No estamos ante una última oportunidad, estamos en esto y vamos a seguir en esto.

             

Al terminar, recuerdo a sus verdades (¿?) con Sánchez. Mascarillas. Informes de la comisión de técnicos (que no existió). Estados de alarma (frente a la ley). Bla, bla, bla. 

            

No hubo más. Illa fue ministro de Sanidad, ya no.

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