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Estos portadores de la bandera LGTBI, quieren sacar de donde no hay

El sexo, impuesto por la naturaleza o de libre elección

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¡Hay que ver el batiburrillo que están formando estos feminoides con el género y el sexo. La palabra género es más polivalente y se puede referir a múltiples denominaciones como por ejemplo: en ese almacén existe un gran género de ropa, de comestibles, de vituallas, de materiales de construcción etc. etc. También se puede aplicar al sexo de los animales pero siempre ha de ir precedido de un artículo, cuando no haya distinción entre macho y hembra. Podemos decir: esta vaca o la vaca. Pero si se trata de nombres que no tienen femenino, siempre han de llevar un definitivo que los clasifique, como la cigüeña macho o la cigüeña hembra, el delfín macho o el delfín hembra. Llegaríamos al colmo de lo estrambótico si dijésemos delfina, o el búho o la búha.

         

Pero nada, estos portadores de la bandera LGTBI, que ni ellos mismos saben el sexo que tienen, quieren sacar de donde no hay.


Tenemos un dicho muy castizo que reza así: “Lo que no se ha echado en la olla, no puede sacarlo el cazo”. Con ello se quiere decir que done no hay, no se puede buscar y menos hallar. También tenemos otro dicho que es: “No busque cinco pies al gato, cuando solo tiene cuatro”. Por lo tanto, ni podemos sacar de donde no hay ni buscardonde no se encuentra. Todo esto viene a cuento de la moda, tendencia o finalidad que están poniendo enpráctica muchos defensores a ultranza de un feminismo, la mayoría e las veces inculto, trasnochado, y cuando no, mal intencionado que buscan palabras con terminación femenina, cuando solo tienen una terminación consagrada desde los primeros balbuceos del Español.

         

Existe una terminación genérica del masculino en la qual se incluye también el femenino. Por ejemplo: “todos lo que acudieron al acto aplaudieron con entusiasmo. El lenguaje busca la economía de las palabra y así elude la repetición de las que no son necesarias, porque el habla es flexible y elimina lo quees superfluo, así seríatotalmente incorrecto decir:todosy todas los que acudieron a la representación quedaronentusiasmados.

         

Pero, si solo se limitase a esta parcela, podríamos considerarlo como una cosa estrambótica sin más importancia de la que tiene una ocurrencia.

         

Pero lo grave, lo maligno de lo que estos perversos promotores persiguen es que el sexo no lo impone la Naturaleza, que una cosa de libre elección y así, cuando un chiquillo varón, nace con los atributos correspondientes a su masculinidad, o una niña a los de una hembra, la Naturaleza la ha dotado de las características propias del cada sexo consideran que esto es un hecho accidental y no real e incontrovertible.

         

Todos los animales, y los humanos venimos marcados desde nuestra concepción por una dualidad de sexo. La Naturaleza determina inexorablemente quien ha de ser macho o hembra.

         

Sin embargo propaladores de lo absurdo pretenden que el sexo sea una cosa elegible, como puede ser el color del ropa que te pongas, de los zapatosque elijas,u otra cosa cualquiera; y así están introduciendo la cultura da la variabilidad del sexo de forma que quien ha nacido varón puede elegir ser hembra y viceversa

         

Para ello este Gobierno ha aprobado,la llamada Ley Trans que si no se tratase de un asunto tan importante, de tan hondo calado y profunda transcendencia sería para correr a gorrazos a sus progenitores.

         

Por ella se permite que un imberbe (o imberba¡!) a partir de los catorce años, con el consentimiento de sus padres pueda cambiar de sexo con tan solo desearlo, solamente con presentarse ante el Registro Civil, rellenar un cuestionarioen el que asume las consecuencias de su cambio de sexo y manifestar que si antes era niño, o niña, a partir de ese momentoquiere abandonar el sexo que poseía hasta ahora y cambiarlo por el contrario.

         

Si ya ha cumplido los dieciséis no necesita permiso o consentimiento de nadie para dejar de varón o viceversa.

         

Me pregunto ¿Qué madurez tiene un crio de catorce o dieciséis años para tomar una decisión que lo marcará toda la vida?¡Ah!, se me olvidaba tiene la posibilidad de, una vez que haya probado el sexo contrario, puede arrepentirse y dar marcha atrás y volver a ser lo que antes era.

         

No tiene necesidad de hormonarse, ni presentar informes médicos, ni solicitar testigos. No requerirá tampoco la intervención de terceros. Caso de que se arrepienta y no le vaya bien con el nuevo sexo, tiene seis meses para cambiar de opinión. ¡Vamos como quien se cambia de ropa!

         

Se contempla un caso que mueve a risa;antes de los doce año no puedes cambiar de sexo, pero sí de nombre, es decir que si antes te llamabas Manolito, desde el momento que lo desees podrás llamarte Carmencita, o al contrario.

         

La permisividad de esta Ley es tal que defiende que ya no hay sexo, sino género. Parece cosa de broma que la edad legal para tatuarse o hacerse un 'piercing' lo muchachos deban tener 18 años. Para comprar alcohol o jugar a la lotería lo mismo. Ninguna de estas tres cosas es tan importante para la formación de la personalidad humana como el cambio de sexo.

         

No nos queda más remedio que llegar a la conclusión de que esta ley es perversa per se ya que la diferencia que caracteriza al ser humano es la de ser varón o hembra, y con ella se pretende destruirla.

El sexo, impuesto por la naturaleza o de libre elección

Estos portadores de la bandera LGTBI, quieren sacar de donde no hay
Manuel Villegas
sábado, 25 de septiembre de 2021, 10:10 h (CET)

¡Hay que ver el batiburrillo que están formando estos feminoides con el género y el sexo. La palabra género es más polivalente y se puede referir a múltiples denominaciones como por ejemplo: en ese almacén existe un gran género de ropa, de comestibles, de vituallas, de materiales de construcción etc. etc. También se puede aplicar al sexo de los animales pero siempre ha de ir precedido de un artículo, cuando no haya distinción entre macho y hembra. Podemos decir: esta vaca o la vaca. Pero si se trata de nombres que no tienen femenino, siempre han de llevar un definitivo que los clasifique, como la cigüeña macho o la cigüeña hembra, el delfín macho o el delfín hembra. Llegaríamos al colmo de lo estrambótico si dijésemos delfina, o el búho o la búha.

         

Pero nada, estos portadores de la bandera LGTBI, que ni ellos mismos saben el sexo que tienen, quieren sacar de donde no hay.


Tenemos un dicho muy castizo que reza así: “Lo que no se ha echado en la olla, no puede sacarlo el cazo”. Con ello se quiere decir que done no hay, no se puede buscar y menos hallar. También tenemos otro dicho que es: “No busque cinco pies al gato, cuando solo tiene cuatro”. Por lo tanto, ni podemos sacar de donde no hay ni buscardonde no se encuentra. Todo esto viene a cuento de la moda, tendencia o finalidad que están poniendo enpráctica muchos defensores a ultranza de un feminismo, la mayoría e las veces inculto, trasnochado, y cuando no, mal intencionado que buscan palabras con terminación femenina, cuando solo tienen una terminación consagrada desde los primeros balbuceos del Español.

         

Existe una terminación genérica del masculino en la qual se incluye también el femenino. Por ejemplo: “todos lo que acudieron al acto aplaudieron con entusiasmo. El lenguaje busca la economía de las palabra y así elude la repetición de las que no son necesarias, porque el habla es flexible y elimina lo quees superfluo, así seríatotalmente incorrecto decir:todosy todas los que acudieron a la representación quedaronentusiasmados.

         

Pero, si solo se limitase a esta parcela, podríamos considerarlo como una cosa estrambótica sin más importancia de la que tiene una ocurrencia.

         

Pero lo grave, lo maligno de lo que estos perversos promotores persiguen es que el sexo no lo impone la Naturaleza, que una cosa de libre elección y así, cuando un chiquillo varón, nace con los atributos correspondientes a su masculinidad, o una niña a los de una hembra, la Naturaleza la ha dotado de las características propias del cada sexo consideran que esto es un hecho accidental y no real e incontrovertible.

         

Todos los animales, y los humanos venimos marcados desde nuestra concepción por una dualidad de sexo. La Naturaleza determina inexorablemente quien ha de ser macho o hembra.

         

Sin embargo propaladores de lo absurdo pretenden que el sexo sea una cosa elegible, como puede ser el color del ropa que te pongas, de los zapatosque elijas,u otra cosa cualquiera; y así están introduciendo la cultura da la variabilidad del sexo de forma que quien ha nacido varón puede elegir ser hembra y viceversa

         

Para ello este Gobierno ha aprobado,la llamada Ley Trans que si no se tratase de un asunto tan importante, de tan hondo calado y profunda transcendencia sería para correr a gorrazos a sus progenitores.

         

Por ella se permite que un imberbe (o imberba¡!) a partir de los catorce años, con el consentimiento de sus padres pueda cambiar de sexo con tan solo desearlo, solamente con presentarse ante el Registro Civil, rellenar un cuestionarioen el que asume las consecuencias de su cambio de sexo y manifestar que si antes era niño, o niña, a partir de ese momentoquiere abandonar el sexo que poseía hasta ahora y cambiarlo por el contrario.

         

Si ya ha cumplido los dieciséis no necesita permiso o consentimiento de nadie para dejar de varón o viceversa.

         

Me pregunto ¿Qué madurez tiene un crio de catorce o dieciséis años para tomar una decisión que lo marcará toda la vida?¡Ah!, se me olvidaba tiene la posibilidad de, una vez que haya probado el sexo contrario, puede arrepentirse y dar marcha atrás y volver a ser lo que antes era.

         

No tiene necesidad de hormonarse, ni presentar informes médicos, ni solicitar testigos. No requerirá tampoco la intervención de terceros. Caso de que se arrepienta y no le vaya bien con el nuevo sexo, tiene seis meses para cambiar de opinión. ¡Vamos como quien se cambia de ropa!

         

Se contempla un caso que mueve a risa;antes de los doce año no puedes cambiar de sexo, pero sí de nombre, es decir que si antes te llamabas Manolito, desde el momento que lo desees podrás llamarte Carmencita, o al contrario.

         

La permisividad de esta Ley es tal que defiende que ya no hay sexo, sino género. Parece cosa de broma que la edad legal para tatuarse o hacerse un 'piercing' lo muchachos deban tener 18 años. Para comprar alcohol o jugar a la lotería lo mismo. Ninguna de estas tres cosas es tan importante para la formación de la personalidad humana como el cambio de sexo.

         

No nos queda más remedio que llegar a la conclusión de que esta ley es perversa per se ya que la diferencia que caracteriza al ser humano es la de ser varón o hembra, y con ella se pretende destruirla.

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