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Trabajar de forma desinteresada

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En los últimos meses me han llegado algunas peticiones para trabajar de forma desinteresada en distintos proyectos, y hoy reflexionaba sobre ello. En estos años he aprendido algo muy importante, te lo cuento…

Llevo unos años dedicando mi tiempo a aquello que más me gusta y apasiona: ayudar a las empresas a lograr su mejor versión, potenciar las capacidades de las personas, equipos y organizaciones y fomentar su posicionamiento en el mercado. Me atrae todo aquello que signifique crecimiento para otros en un contexto empresarial, proyectos con significado, un mundo mejor…Y claro, cuando uno disfruta de su trabajo algunos piensan que te encantaría trabajar de forma desinteresada.

¿Qué significa de forma desinteresada? Gratis (por si había alguna duda).

La diferencia entre yo y el mecánico de tu barrio es que a mi me gusta mucho mi trabajo y por eso hay quien piensa que me interesaría hacer ese trabajo sin obtener nada a cambio. Es algo así como “Ey, César parece que disfruta, y tiene ganas de ayudar, pidámosle que lo haga gratis”.

Pero ¿Y si al mecánico de tu barrio también le gustara mucho su trabajo? ¿También le pedirías que te arreglara el coche gratis? Creo que no.

Por eso mi aprendizaje después de unos cuantos años de idas y venidas, fue que no haría nada más de forma desinteresada. Eso no quiere decir que no me lata el corazón, o que no se me cristalicen los ojos cuando veo alguna situación que me duele y necesita ayuda: Lo único que quiere decir es que no regalo mi tiempo.

Quizás la causa que tengas que contarme pueda ser genial. Me alegro mucho y te felicito. Es posible que tu proyecto esté cambiado la realidad social del mundo. ¡Enhorabuena! Seguramente eso que necesitas es fundamental para otros. ¡Ánimo! lo conseguirás. Pero siento no poder ayudarte de forma desinteresada.

Hay quien se piensa que cuando uno trabaja de forma desinteresada no se tiene que entregar al 100%. Algo así como “Como tú eres bueno en esto, seguro que, con que sólo te pases por aquí se arreglan las cosas. Haces una conferencia, les das una charla, y todo solucionado”. Pero así no funciona mi trabajo. Requiere tiempo, dedicación, preparación, esfuerzo y respons-habilidad, la habilidad de dar una respuesta a lo que la situación te pide. No sé estar al 50% lo siento. Si voy, voy.

Y si voy, cobro lo que considere que es justo (y habitualmente te parecerá un poco elevado).

No me ofenden las personas que me piden que trabaje de forma desinteresada (Por si tú fuiste uno de ellos). Cuento con ello y sé que es habitual que haya asociaciones, organizaciones, congresos y situaciones en las que, sin fondos económicos por ninguna parte, se quieran hacer eventos y proyectos extraordinarios. Pero mi respuesta siempre será la misma:

“Querido José Luís, gracias por tu propuesta. Siento no poder hacer este proyecto de forma desinteresada”.

Estoy seguro que hay muchas personas, consultores, coaches, escritores o conferenciantes que quieren hacer esos proyectos y les invito a participar en ellos y a ofrecer su ayuda. Pero no cuentes conmigo, por favor.

Cuando me han ofrecido este tipo de colaboraciones, suelen haber contraprestaciones como difusión en redes sociales, un público al que te darás a conocer, y unas cuantas zanahorias más… En cualquier caso son colaboraciones de las que no obtengo un valor significativo a cambio y tengo que declinarlas, lo siento.

Lo que siempre pregunto es “¿Qué voy a obtener a cambio?” y como generalmente lo que obtengo tiene poco interés prefiero no participar.

Cualquier negocio tiene que ser un juego de suma positiva, si me voy a quedar igual o peor de lo que estaba no lo hago.

Mi mayor contribución a la sociedad es trabajando, haciendo otra conferencia, formando a otro equipo comercial, potenciando la capacidad de un directivo para internacionalizar su empresa… No sólo por el impacto que esto puede tener sino porque de cada 100€ que aparentemente ingresa mi empresa, a mi me llegan unos 37€, el resto se queda en impuestos y retenciones de uno u otro tipo que benefician a la sociedad en definitiva.

En pocas palabras, quiero que mi contribución a la sociedad siga siendo esta: Pagar entre 1o y 15 veces más impuestos que el ciudadano medio, me parece una buena forma de ayudar y contribuir.

Hacer algo gratis me parece perder el foco, salirme de la hoja de ruta. Considero mi tiempo un bien sagrado. Y en consecuencia el de los demás. También valoro tu tiempo.

Si dedico veinte minutos a tomar ese café que propones, un par de horas para esa charla express, una tarde para esa formación o un día a hacer algo de forma desinteresada estoy tirando por los suelos mi productividad. Esfuerzo sin resultados = baja productividad.

Piénsalo bien ¿No podría hacer algo más importante que trabajar de forma desinteresada?

Claro que sí:

Podría pasar la tarde con mi mujer, ir al cine, cenar. Eso que hacen algunas parejas de vez en cuando.

Podría hacer algo de ejercicio para mantenerme en forma… o dar un paseo por la playa para desestresarme.

Podría pasar la tarde con mi madre, que la veo siempre menos de lo que quiero. Podría quedar con Salva, Nacho, Dani, David u otros amigos para así verles el pelo, ya que hace meses que no sé nada de ellos.

… y a nivel laboral, ni te cuento. Hay tanto por hacer…

Me parece importantísimo aprender a valorar el trabajo de otros. Aprendí hace tiempo que nadie te da duros por cuatro pesetas, que cuando quieres algo que valga la pena lo tienes que pagar. Yo además soy de los que pago alegremente, no me duele invertir en algo en lo que creo. Y además, por el simple hecho de pagarlo le estás dando más valor. De lo contrario es posible que no lo valores.

Admiro y valoro altamente a todos mis clientes que, con gusto abonan mis tarifas, solicitan mi asistencia a una conferencia o congreso, se inscriben a mis seminarios, y obtienen un alto valor a cambio. Es una simbiosis, tú ganas, yo gano ¿jugamos?

Trabajar de forma desinteresada

César Piqueras
martes, 6 de octubre de 2015, 06:35 h (CET)
En los últimos meses me han llegado algunas peticiones para trabajar de forma desinteresada en distintos proyectos, y hoy reflexionaba sobre ello. En estos años he aprendido algo muy importante, te lo cuento…

Llevo unos años dedicando mi tiempo a aquello que más me gusta y apasiona: ayudar a las empresas a lograr su mejor versión, potenciar las capacidades de las personas, equipos y organizaciones y fomentar su posicionamiento en el mercado. Me atrae todo aquello que signifique crecimiento para otros en un contexto empresarial, proyectos con significado, un mundo mejor…Y claro, cuando uno disfruta de su trabajo algunos piensan que te encantaría trabajar de forma desinteresada.

¿Qué significa de forma desinteresada? Gratis (por si había alguna duda).

La diferencia entre yo y el mecánico de tu barrio es que a mi me gusta mucho mi trabajo y por eso hay quien piensa que me interesaría hacer ese trabajo sin obtener nada a cambio. Es algo así como “Ey, César parece que disfruta, y tiene ganas de ayudar, pidámosle que lo haga gratis”.

Pero ¿Y si al mecánico de tu barrio también le gustara mucho su trabajo? ¿También le pedirías que te arreglara el coche gratis? Creo que no.

Por eso mi aprendizaje después de unos cuantos años de idas y venidas, fue que no haría nada más de forma desinteresada. Eso no quiere decir que no me lata el corazón, o que no se me cristalicen los ojos cuando veo alguna situación que me duele y necesita ayuda: Lo único que quiere decir es que no regalo mi tiempo.

Quizás la causa que tengas que contarme pueda ser genial. Me alegro mucho y te felicito. Es posible que tu proyecto esté cambiado la realidad social del mundo. ¡Enhorabuena! Seguramente eso que necesitas es fundamental para otros. ¡Ánimo! lo conseguirás. Pero siento no poder ayudarte de forma desinteresada.

Hay quien se piensa que cuando uno trabaja de forma desinteresada no se tiene que entregar al 100%. Algo así como “Como tú eres bueno en esto, seguro que, con que sólo te pases por aquí se arreglan las cosas. Haces una conferencia, les das una charla, y todo solucionado”. Pero así no funciona mi trabajo. Requiere tiempo, dedicación, preparación, esfuerzo y respons-habilidad, la habilidad de dar una respuesta a lo que la situación te pide. No sé estar al 50% lo siento. Si voy, voy.

Y si voy, cobro lo que considere que es justo (y habitualmente te parecerá un poco elevado).

No me ofenden las personas que me piden que trabaje de forma desinteresada (Por si tú fuiste uno de ellos). Cuento con ello y sé que es habitual que haya asociaciones, organizaciones, congresos y situaciones en las que, sin fondos económicos por ninguna parte, se quieran hacer eventos y proyectos extraordinarios. Pero mi respuesta siempre será la misma:

“Querido José Luís, gracias por tu propuesta. Siento no poder hacer este proyecto de forma desinteresada”.

Estoy seguro que hay muchas personas, consultores, coaches, escritores o conferenciantes que quieren hacer esos proyectos y les invito a participar en ellos y a ofrecer su ayuda. Pero no cuentes conmigo, por favor.

Cuando me han ofrecido este tipo de colaboraciones, suelen haber contraprestaciones como difusión en redes sociales, un público al que te darás a conocer, y unas cuantas zanahorias más… En cualquier caso son colaboraciones de las que no obtengo un valor significativo a cambio y tengo que declinarlas, lo siento.

Lo que siempre pregunto es “¿Qué voy a obtener a cambio?” y como generalmente lo que obtengo tiene poco interés prefiero no participar.

Cualquier negocio tiene que ser un juego de suma positiva, si me voy a quedar igual o peor de lo que estaba no lo hago.

Mi mayor contribución a la sociedad es trabajando, haciendo otra conferencia, formando a otro equipo comercial, potenciando la capacidad de un directivo para internacionalizar su empresa… No sólo por el impacto que esto puede tener sino porque de cada 100€ que aparentemente ingresa mi empresa, a mi me llegan unos 37€, el resto se queda en impuestos y retenciones de uno u otro tipo que benefician a la sociedad en definitiva.

En pocas palabras, quiero que mi contribución a la sociedad siga siendo esta: Pagar entre 1o y 15 veces más impuestos que el ciudadano medio, me parece una buena forma de ayudar y contribuir.

Hacer algo gratis me parece perder el foco, salirme de la hoja de ruta. Considero mi tiempo un bien sagrado. Y en consecuencia el de los demás. También valoro tu tiempo.

Si dedico veinte minutos a tomar ese café que propones, un par de horas para esa charla express, una tarde para esa formación o un día a hacer algo de forma desinteresada estoy tirando por los suelos mi productividad. Esfuerzo sin resultados = baja productividad.

Piénsalo bien ¿No podría hacer algo más importante que trabajar de forma desinteresada?

Claro que sí:

Podría pasar la tarde con mi mujer, ir al cine, cenar. Eso que hacen algunas parejas de vez en cuando.

Podría hacer algo de ejercicio para mantenerme en forma… o dar un paseo por la playa para desestresarme.

Podría pasar la tarde con mi madre, que la veo siempre menos de lo que quiero. Podría quedar con Salva, Nacho, Dani, David u otros amigos para así verles el pelo, ya que hace meses que no sé nada de ellos.

… y a nivel laboral, ni te cuento. Hay tanto por hacer…

Me parece importantísimo aprender a valorar el trabajo de otros. Aprendí hace tiempo que nadie te da duros por cuatro pesetas, que cuando quieres algo que valga la pena lo tienes que pagar. Yo además soy de los que pago alegremente, no me duele invertir en algo en lo que creo. Y además, por el simple hecho de pagarlo le estás dando más valor. De lo contrario es posible que no lo valores.

Admiro y valoro altamente a todos mis clientes que, con gusto abonan mis tarifas, solicitan mi asistencia a una conferencia o congreso, se inscriben a mis seminarios, y obtienen un alto valor a cambio. Es una simbiosis, tú ganas, yo gano ¿jugamos?

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