Las ventas de coches usados parecen tener muy buena salud a tenor de los últimos datos. En el primer trimestre del 2018 se han vendido más de 500.000 unidades, lo que supone un 60% más que las ventas de coches nuevos. No obstante comprar coches usados tiene sus problemas potenciales, muchos de los cuales se pueden minimizar haciendo una buena prueba de conducción de coches usados antes de comprar el vehículo.

¿Qué debes comprobar en una prueba de conducción?

En primer lugar debes comprobar algo tan poco técnico como la comodidad del coche. Teniendo en cuenta que en ese vehículo vas a viajar con tus seres queridos, es buena idea que alguien te acompañe para que pueda sentarse atrás o en el asiento del copiloto y hacer sus observaciones.

También debes tener en cuenta la comodidad a la hora de aparcar. Por supuesto, cuando el coche sea tuyo y lo conozcas como la palma de tu mano todo será más fácil, pero aun así aparcando puedes hacerte una idea de su maniobrabilidad. Piensa en cómo son los lugares en los que sueles aparcar: tu garaje, el trabajo, el centro comercial y si puedes acércate a uno o varios de ellos y prueba si este coche te permitirá acudir a ellos sin perder demasiado tiempo tratando de estacionar el vehículo.

Lógicamente también debes comprobar el estado del vehículo cuando se le somete a ciertas exigencias. En una buena prueba de conducción es obligado conducir por ciudad, carretera e ir a un lugar más aislado. En la ciudad, comprobarás como responde el vehículo a cambio de marchas, qué tal funcionan los frenos, cómo entra el embargue y todos los sonidos asociados a cada una de estas acciones. En la carretera tienes que comprobar cómo va y suena todo a alta velocidad, cómo responde en los adelantamientos y sería buena idea ver también cómo lo hace en una carretera con pendiente. Si tienes opción, también puedes llevarlo a un lugar con baches para comprobar la suspensión. Finalmente en un lugar más aislado como un parking vacío, puedes probar la dirección. Deja que el vehículo vaya sin tocar el volante y comprueba si se desvía, luego haz giros similares a uno y otro lado y comprueba cómo responde, después acelera y frena para ver si se desvía durante la frenada.

Durante la prueba de conducción debes estar atento a lo que sientes, lo que oyes y lo que ves. En este último caso, comprueba que se encienden las luces del panel de control al poner el motor en marcha, pero que luego se apagan rápidamente. También es buena idea echar un vistazo al humo del tubo de escape y mirar que no tiene un color demasiado fuerte.

Llegado el momento de decidirse a comprar, hay otros aspectos que debes comprobar: que el coche no tenga cargas financieras, que la pintura esté en buen estado, que los faros estén alineados, que los neumáticos no estén desgastados, nivel de aceite, estado del motor, etc. En definitiva, la prueba de conducción no es más que uno de los factores a tener en cuenta y aunque pueda suponer un “no comprar”, no dejes de mirar el resto de factores antes de decidirte por el “sí”.