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El futuro no es de lo mejores, sino del que miente mejor o promete más

Responsables

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Cuando éramos pequeños no cesábamos de escuchar la cantinela: ¡Niños, tenéis que ser responsables! Parece que no la asimilamos suficientemente.


De todos es conocido que responsable es aquel que da respuesta a lo que se espera de él; o, por lo menos, a aquello a lo que se ha comprometido. Desgraciadamente nos movemos en el mundo de la irresponsabilidad.

Se puede perdonar una falta de coherencia en niños y adolescentes. Se puede perdonar el robo por necesidad, la mentira piadosa, el engaño inocente, la infidelidad casual o inducida, la chuleta en el examen. En el brote de cleptomanía.


En muchas de estas hemos caído casi todos. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Pero hombre –o mujer-, ya está bien; la mentira sistemática, las titulaciones falsas, los robos pequeños, medianos o grandes, etc. En una palabra: la poca vergüenza, son el pan suyo de cada día.


Uno, que ha pasado por seis años de martirio en manos de directores de tesis, burocracias, trabajos de campo, departamentos, tribunales, etc., para obtener un doctorado, se siente estafado por tanto “mangurrino” disfrazado de salvador de la patria que nos la cuela con queso cada día.


El futuro no es de lo mejores, sino del que miente mejor o promete más. El que se apunta al bando de los vencedores en contra de sus principios. El que se aferra al sillón por encima de ponerse colorado ante los demás y, lo que es peor, ante la propia conciencia.


Por otra parte se encuentran los adalides de la opinión “publicada” que siguen la premisa de “critica que algo queda”. Después… rectificaciones, dije “supuesto”, no afirmo… sino pregunto. Van quedando cadáveres en el camino que dejan paso a nuevos “defensores de la libertad” que basan sus propuestas en tirar al anterior y presentar unos méritos propios bastante inflados. Ojo con el fuego amigo.


Estamos hartos de irresponsables, de mangantes y de embusteros. Desde lo más alto a lo más bajo. Mientras más arriba se encuentre uno, más responsable de sus palabras, actitudes y hechos se es. Y si se mete la pata… a dimitir.

Ser responsable es ser consecuente. Hay una cosa que se llama conciencia. A veces es más dura que cuanto nos digan o descubran los demás. Esa es la cara que vemos reflejada en el espejo cada mañana que nos impele a ser personas o “animales políticos”. El que “es infiel en lo poco, es infiel en lo mucho”. El Evangelio lo explica todo.

Responsables

El futuro no es de lo mejores, sino del que miente mejor o promete más
Manuel Montes Cleries
viernes, 27 de abril de 2018, 06:40 h (CET)

Cuando éramos pequeños no cesábamos de escuchar la cantinela: ¡Niños, tenéis que ser responsables! Parece que no la asimilamos suficientemente.


De todos es conocido que responsable es aquel que da respuesta a lo que se espera de él; o, por lo menos, a aquello a lo que se ha comprometido. Desgraciadamente nos movemos en el mundo de la irresponsabilidad.

Se puede perdonar una falta de coherencia en niños y adolescentes. Se puede perdonar el robo por necesidad, la mentira piadosa, el engaño inocente, la infidelidad casual o inducida, la chuleta en el examen. En el brote de cleptomanía.


En muchas de estas hemos caído casi todos. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Pero hombre –o mujer-, ya está bien; la mentira sistemática, las titulaciones falsas, los robos pequeños, medianos o grandes, etc. En una palabra: la poca vergüenza, son el pan suyo de cada día.


Uno, que ha pasado por seis años de martirio en manos de directores de tesis, burocracias, trabajos de campo, departamentos, tribunales, etc., para obtener un doctorado, se siente estafado por tanto “mangurrino” disfrazado de salvador de la patria que nos la cuela con queso cada día.


El futuro no es de lo mejores, sino del que miente mejor o promete más. El que se apunta al bando de los vencedores en contra de sus principios. El que se aferra al sillón por encima de ponerse colorado ante los demás y, lo que es peor, ante la propia conciencia.


Por otra parte se encuentran los adalides de la opinión “publicada” que siguen la premisa de “critica que algo queda”. Después… rectificaciones, dije “supuesto”, no afirmo… sino pregunto. Van quedando cadáveres en el camino que dejan paso a nuevos “defensores de la libertad” que basan sus propuestas en tirar al anterior y presentar unos méritos propios bastante inflados. Ojo con el fuego amigo.


Estamos hartos de irresponsables, de mangantes y de embusteros. Desde lo más alto a lo más bajo. Mientras más arriba se encuentre uno, más responsable de sus palabras, actitudes y hechos se es. Y si se mete la pata… a dimitir.

Ser responsable es ser consecuente. Hay una cosa que se llama conciencia. A veces es más dura que cuanto nos digan o descubran los demás. Esa es la cara que vemos reflejada en el espejo cada mañana que nos impele a ser personas o “animales políticos”. El que “es infiel en lo poco, es infiel en lo mucho”. El Evangelio lo explica todo.

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